¿El fin de los másteres? La burbuja nació hace 10 años en una ciudad italiana

  • El plan Bolonia redujo los ingresos de las universidades que optaron por crear estudios de postgrado para compensar sus balances.
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EFE

La palabra 'máster' está en boca de todos tras las polémicas suscitadas en los últimos meses con este tipo de titulaciones. Trabajos perdidos, falta de asistencia a clase y modificación de notas... son solo algunos de los casos que han afectado a los políticos de primera línea y que han saltado a palestra en los últimos meses. Pero los profesionales de la educación universitaria tienen claro que el auge de este tipo de formación tiene su origen en el plan Bolonia y que su banalización ha llegado a niveles límite, lo que ha hecho explotar la burbuja de la educación postgrado.

En efecto, el problema tiene su origen en la ciudad italiana de Bolonia, donde en 1999 un conjunto de 29 países firmaron un acuerdo con el fin de alinear la formación universitaria con la vida empresarial. De este modo, se reformularía el paradigma de los estudios superiores para facilitar la empleabilidad de los estudiantes de todos los países miembros del pacto. Al menos esa era la idea del proyecto. 

Con la entrada de España en este acuerdo en el año 2007 -a pesar de que no se hizo efectivo hasta 2009- las universidades adaptaron sus currículos al nuevo sistema educativo. Para ello, redujeron la duración de la mayoría de las carreras de cinco a cuatro años y fundieron varias titulaciones con el fin de adaptarse al acuerdo internacional. "Todo el problema arranca en Bolonia y el nuevo modelo educativo que se puso en marcha en 2009. El sistema golpeó las estructuras de las universidades que perdieron una buena parte de ingresos. Así se montó una nueva fórmula que incluía los cuatro años más el máster, con el fin de compensar esas pérdidas incurridas", afirma a La Información un profesor universitario que ha vivido todo el proceso. 

Para muchas universidades, la salida a esta situación y la forma de aumentar ingresos fue la creación de títulos de máster. Los alumnos se irían antes del grado, pero se verían obligados a cursar un postgrado para completar su formación. "A partir de ahí, se banalizó el concepto de máster, al punto de que prácticamente cualquier temática era asumible siempre que hubiera alumnos dispuestos a cursarlas. Y arrancó una carrera para atraer alumnos e ingresos", añaden estas fuentes. 

Esta carrera por conseguir alumnos se hace patente en conversaciones con otros profesores universitarios que reconocen la importancia de conseguir alumnos para sus estudios de postgrado y para aumentar su salario. "Para los profesores, se trata de clases y programa que cobran aparte, en función de los alumnos. Por eso no es extraño que en muchos de los planes aparezcan los mismos docentes", destaca otro de ellos. 

Algunos catedráticos y profesores de universidades públicas ya denunciaron la existencia de titulaciones poco cuidadas tras darse a conocer el 'caso Máster' de Cristina Cifuentes. "Junto a una mayoría de títulos y estudios de alto nivel y elevada exigencia, se han colado en el sistema universitario otros que no son sino oscuros negocios y chiringuitos descarados", señalaban en una carta abierta.

La necesidad de conseguir un máster llegó a todo tipo de licenciados y los políticos no iban a ser menos. "En un momento, también coincide con políticos que están haciendo carrera y necesitan contenido académico. Y empiezan a pasar cosas muy raras...", subrayan los docentes. Es entonces cuando comienza la fabricación de másteres a medida que ha derivado en una burbuja educativa que ha estallado con los últimos casos de políticos.

La primera en salir a la palestra con el 'caso Máster' fue Cristina Cifuentes, por aquel entonces presidenta de la Comunidad de Madrid. La máxima representante en este territorio del Partido Popular terminó reconociendo que no pasó por el aula de la Universidad Rey Juan Carlos, y que las notas "fueron manipuladas de manera irregular" por la Universidad. Además, según ella misma admitió, "perdí el Trabajo Fin de Máster en una mudanza", por lo que no ha podido presentarlo. 

La que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid terminó dimitiendo de su cargo tras la publicación de un vídeo en el que se veía como robaba una crema en un hipermercado y el 'caso Máster' de Cifuentes se encuentra en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en medio de una investigación contra las presuntas irregularidades cometidas en el Instituto de Derecho Público. 

El siguiente caso fue el de Pablo Casado, actual líder del PP, que admitió haber cambiado la asistencia a clase por "cuatro trabajos". Además, de los 60 créditos del máster, le fueron convalidados 40, según explicó, gracias a su licenciatura de Derecho. Es decir, no tuvo que cursar 18 de las 22 asignaturas del máster. 

Casado fue capaz de sobrellevar las dudas sobre su máster y su caso está a la espera de que el Tribunal Supremo decida si admite a trámite o no la exposición razonada de la jueza Carmen Rodríguez-Medel, titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid. 

Y el último caso en saltar a la palestra ha sido el de Carmen Montón, la que hasta el martes era ministra de Sanidad. La socialista reconoció que no comenzó a asistir de forma asidua a las clases hasta el mes de enero -empezaban en septiembre- y se ha comprobado que las notas fueron modificadas con posterioridad al cierre de actas. 

Montón dimitió tras conocerse que parte de su Trabajo Fin de Máster había sido copiado de otras publicaciones, tal y como sacó a la luz laSexta. El cese de la ministra de Sanidad se convirtió en el segundo del Ejecutivo de Pedro Sánchez en solo 100 días de Gobierno. 

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