La falta de inversión pública en la gestión del agua amenaza... el negocio turístico

  • El dinero público destinado a infraestructuras hídricas ha descendido un 60% desde 2011 y un 80% en tecnología
Suelo cuarteado por la sequía.
Suelo cuarteado por la sequía.
EFE

La escasez de lluvias y el descenso de la inversión pública en tecnología e infraestructuras hídricas desde 2011 -del 80% y el 60%, respectivamente, según recoge el Libro Blanco de la Economía del Agua- amenaza la primera industria del país: el turismo. España tiene siete de las 10 cuencas europeas más estresadas por falta de agua, pero rompe récords de visitantes año tras año. En 2013 fueron 60 millones, más de 80 millones en 2017 y llegarán a 100 en los próximos años. Más visitantes suponen más demanda de recursos hídricos y más obligaciones para tratar residuos. La situación según el director académico del Foro de la Economía del Agua, Gonzalo Delacámara, es "insostenible".

El problema está en que la mayor parte del turismo, el 70%, se concentra en el arco mediterráneo, una zona ya de por sí árida y que soporta una presión en aumento. Una mala respuesta al problema o, simplemente ignorarlo, podría afectar a una industria que supone el 11% del PIB y el 12% del empleo.

Y el camino no es bueno. El economista José Carlos Díez, director del Foro, destaca que pese al grave problema, no existen incentivos para invertir en agua. No sólo eso sino que, además, la aplicación de la llamada regla de gasto impuesta por el Ministerio de Hacienda a las administraciones municipales hace que los ayuntamientos no puedan recuperar el nivel de inversiones que tenían en 2010.

Hasta el año 2025

En el mejor de los casos, y si el camino no se tuerce, lo recuperarán en 2025 "pese al generalizado superávit fiscal que hay actualmente y a pesar de que el cambio climático obliga a renovar las técnicas de depuración de aguas".

Todo contribuye a lo que Delacámara califica de hidroesquizofrenia. España es el país con mayor estrés hídrico de la Unión Europea y cuenta con unas infraestructuras infrautilizadas y obsoletas. hasta el 40% de la red de distribución y alcantarillado está desfasada.“Hay poca agua y está hiperregulada”, resume el académico

Para que nada falte, la solución que se esbozó décadas atrás, las desaladoras, languidecen. Con incentivos mal diseñados, las plantas que financió la UE operan en promedio a menos del 20% de su capacidad instalada, cuando a pleno funcionamiento podrían abastecer casi el 17% del consumo nacional. Hectómetros cúbicos desaprovechados, detalla Delacámara, que coinciden prácticamente con la sobreexplotación de los acuíferos.

En la -irresuelta- cuestión del agua trabajan a la vez hasta seis niveles distintos de la Administración. Y 8.000 ayuntamientos. Según la Ley de Bases de Régimen Local, en materia de abastecimiento y saneamiento, todos los municipios tienen asignada la competencia de prestación del servicio, con independencia del escalón de población en que se sitúen.

Necesidad de un pacto social

Por eso el Foro del Agua reclama un gran pacto social entre todos los usuarios: sector público, sector privado y sociedad civil. Ese debería ser el eje del Pacto Nacional del Agua que ahora mismo está en negociación y que debería estar también por encima de intereses partidistas y territoriales. Con un elemento añadido y clave: financiación.

Porque urge modificar la "foto". España tiene escasez estructural de agua pero el empleo del sector agrícola, que consume del 70% al 80% del agua, ha pasado del 11% de la población activa en 1990 al 4% en la actualidad y su peso en el PIB del 5,6% al 2,7%. Apenas un 10% de ese agua permite obtener un 90% del valor añadido de la agricultura.

Las soluciones o parte de las mismas, según el Foro son apostar por la eficiencia, profundizar en la reutilización de aguas residuales, cuya tasa en España está en el 9%, o en la desalación, que sólo representa el 2% del total. “Si no acometemos las inversiones necesarias y revisamos el sistema de incentivos, podemos encontrarnos con un problema de suministro y de calidad en España” concluye Díez.

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