Sánchez da poderes políticos a Calviño y la 'asciende' a interlocutora con Cataluña

Nadia Calviño
Nadia Calviño
Europa Press

Nadia Calviño se ha convertido en la ministra estrella del Gobierno en funciones. No solo porque Pedro Sánchez anunciara su ascenso a la vicepresidencia económica si logra cerrar el acuerdo de coalición con Podemos, sino por la intensa actividad en el ámbito político que está desarrollando en los últimos días. Sus movimientos contrastan con el perfil medio-bajo que adoptó después de que el líder de los socialistas comunicó con ella para tras la moción de censura para hacerle la oferta de formar parte de su Consejo de Ministros. Ahora ha pasado de interlocutar con la Comisión Europea a hablar de la negociación con Cataluña.

Si Sánchez consigue la investidura Calviño será un peso pesado del futuro Gobierno. Ya lo está demostrando. Mientras otros ministros se mantienen en un papel secundario (véase Carmen Calvo, por ejemplo), la gallega ha dado un paso al frente y está tomando un protagonismo inusitado. Y no solo en el terreno económico, sino también en el área más política y que hasta ahora ha estado reservada a otros compañeros ministeriales. El líder del PSOE tiene cerrado para ella un papel destacado en su equipo y ya se está fogueando en terrenos inexplorados para una técnico hasta ahora.

Esta semana se pudo ver a Calviño lidiando en estas nuevas funciones. El lunes pernoctó en Barcelona. Esa noche acudió a la entrega de los premios Ferrer Salat, un cita ineludible para políticos y empresarios catalanes. Allí fue enviada a propósito por Sánchez para encontrarse con Quim Torra en lo que iba a ser el primer cara a cara del presidente de la Generalitat con un miembro del Gobierno central. Era una misión importante. Pero Torra se borró a última hora del evento. Aún así Calviño estuvo con Aragonès en un encuentro que supuso el inicio de un dúo que va a tener que trabajar unido en los próximos meses. Por ejemplo para avanzar en una reforma de la financiación autonómica. 

Calviño, en definitiva, ha sido 'ascendida' y se ha incorporado al equipo de ministros que tendrá un papel preponderante en la relación con Cataluña. Fuentes de su entorno afirman que, además de con Aragonés, la ministra de Economía mantiene una relación fluida con la consejera de su ramo, Àngels Chacón

En esa gala, empleando un tono pocas veces visto en una ministra de Economía de su perfil, Calviño habló de política. Ante más de 600 empresarios que representan el 70% del PIB catalán se refirió a la necesidad de trabajar junto a la Generalitat para capear la situación de tensión. Pidió también estabilidad política para garantizar la estabilidad social. E hizo referencia al diálogo dentro de la ley que se va a abrir este martes con ERC, alabando el preacuerdo de coalición con Podemos. Pidió a ERE que se sumara a este pacto.

Ya el martes, por la mañana, Calviño acudió a los estudios de Radio Nacional para ser entrevistada. Al igual que la noche anterior habló en antena de economía... y de política. "La ley es la única base por la que sostener la convivencia", dijo. Unas declaraciones sorprendentes si las hubiera efectuado meses atrás. Minutos más tarde estuvo con Luca de Meo, el presidente de Seat, intentando tranquilizar a la multinacional que mantiene 14.000 empleos directos en la fábrica de Martorell. Se les vio juntos en el Smart City Expo World Congress en un ambiente de cordialidad. Seat es para el Gobierno un asunto considerado prácticamente como 'de Estado'.

El perfil de Calviño es el que todo presidente del Gobierno desearía tener. Con las principales empresas del Ibex mantiene una relación fluida desde sus primeros meses en el ministerio con sede en el Paseo de la Castellana. Lo mismo con las grandes patronales, que han sabido ver en la titular de Economía a la perfecta interlocutora, tanto presente como a futuro.

A esa misión se une su trabajo en Bruselas con la Comisión Europea, donde Sánchez la reclutó. Y con los grandes inversores internacionales, a los que Calviño atiende y explica lo que demandan. Un papel estelar, en definitiva. Hay que recordar que el presidente impulsó su candidatura al FMI, pero decidió retirarla ante el impulso de Christine Lagarde.

Pero al igual que despierta filias, Calviño también levanta algunas fobias. No solo en Unidas Podemos, sino también en el seno del PSOE (no olvidar que no es militante y eso siempre es conflictivo). Hay un sector del partido que se siente incómodo, que demanda otro tipo de perfiles para el área económica y que considera que el enfriamiento de la economía debe ser abordado con medidas diferentes a las que plantea Calviño. Citan a Manuel Escudero, actual embajador en la OCDE; a Manuel de la Rocha, director del Departamento de Asuntos Económicos, o la propia María Jesús Montero, ministra de Hacienda; y critican a Calviño por "neoliberal".

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