Hablan los camareros de La Moncloa: "Sirvo desde Aznar y me echan a la calle"

Hablan los despedidos de La Moncloa: "Puse cafés a Aznar y me echan a la calle"
Hablan los despedidos de La Moncloa: "Puse cafés a Aznar y me echan a la calle"
Moncloa

De trabajar en La Moncloa, sirviendo a las más altas autoridades del Estado, a la calle. De la noche a la mañana. Es el 'viacrucís' que están teniendo que atravesar 33 camareros o cocineros del complejo presidencial, que han tenido que abandonar su puesto de trabajo por las deudas que acumula la empresa concesionaria del servicio. Ahora están sin nada y, lo que es peor, todavía no tienen asegurado que vayan a poder engrosar las listas del paro.

Camareros y cocineros, algunos de ellos con treinta años de servicio ininterrumpido, son los afectados por esta situación. Una de ellas lleva desde la etapa de Felipe González. Otro entró en Moncloa cuando José María Aznar era presidente. Y otros se han ido incorporando más tarde, con José Luis Rodríguez Zapatero o con Mariano Rajoy. La mayoría llevaban años y años de derechos laborales acumulados que ahora tienen el riesgo de perder. La situación es complicada, según explican en conversación con La Información. Hablan sin su nombre y apellidos porque no quieren que se les identifique.

Juan (nombre ficticio) era camarero de Presidencia del Gobierno. Su labor era servir lo que le pedían las más altas autoridades del Estado. Desde la vicepresidenta del Gobierno hasta secretarios de Estado o subsecretarios. También ha trabajado junto a jefes de Estado o de Gobierno extranjeros que han acudido a Moncloa durante su dilatada trayectoria. "Imagina lo que yo sé. Recuerdo las delicadas conversaciones que tenía Rajoy durante la crisis de las vacas locas", rememora.

María, por su parte, ha servido refrescos y pinchos de tortilla a los periodistas que cada viernes acuden a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Conoce a decenas y decenas de informadores. Lo mismo que Francisco, que ha trabajado en el comedor de Moncloa. Por allí han pasado hasta esta semana cientos de trabajadores cada día. Hoy ese comedor está cerrado a cal y canto y hay 2.000 trabajadores, entre funcionarios y personal de confianza, afectados. No pueden tomar un refresco ni tampoco acudir a las máquinas de 'vending' porque no se van a reponer.

El problema es la empresa concesionaria del servicio, Dulcinea Nutrición. Según fuentes del Gobierno, acumula deudas con la Seguridad Social. Y también debe cuatro meses de salario a estos 33 profesionales. Ya les han comunicado que en diciembre tampoco podrán ingresar su nómina, por lo que la deuda será de cinco meses.

"Estamos en la calle y a día de hoy, sin paro", se quedan. Efectivamente, como no ha sido un despido no pueden acudir a la oficina del Sepe para darse de alta. La solución que están contemplando es denunciar a la empresa concesionaria. Están valorándolo para así poder cobrar lo que se les debe y poder pasar página.

Lo ideal sería que se reincorporaran a Moncloa subrogados por una nueva empresa concesionaria. Pero el Gobierno ya les ha comunicado que no es fácil. Mantienen conversaciones con el subsecretario de Presidencia, Antonio Hidalgo, y los mensajes que reciben no son nada halagüeños. La situación de temporalidad y que el Ejecutivo se encuentre en funciones no ayuda. Habría que licitar una nueva contratación e intentar que la empresa adjudicataria incorporara a estos trabajadores. Pero eso llevaría meses.

Existe una solución, que es la que ellos desean. Que el Ministerio de Presidencia se hiciera cargo de su situación, aunque fuera solo por un tiempo. Dicen que ya ocurrió con algunos compañeros suyos que trabajaron en otras instituciones. Su empresa entró en pérdidas y el organismo medió. De momento Moncloa no se ha comprometido a poner encima de la mesa ninguna propuesta.

"No nos dicen nada por escrito", lamentan. "Todos son promesas vacías", se quejan. Y están preocupados porque se han visto en la calle y sin derecho a paro. Llueve, además, sobre mojado ya que hace dos años ya tuvieron serios problemas económicos con la empresa adjudicataria que no pudo pagarles durante varios meses. Entonces no se quedaron sin trabajo... Pero ahora están sin nada.

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