Canadá dispuesta a seguir a EEUU para que Cuba esté en Cumbre de las Américas

  • Tras la histórica reconciliación entre Washington y La Habana, el Gobierno de Canadá parece estar dispuesto a abandonar su oposición a que Cuba se una al proceso de la Cumbre de las Américas y seguir así la política estadounidense.

Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 27 dic.- Tras la histórica reconciliación entre Washington y La Habana, el Gobierno de Canadá parece estar dispuesto a abandonar su oposición a que Cuba se una al proceso de la Cumbre de las Américas y seguir así la política estadounidense.

Durante años, el Gobierno canadiense ha imitado a Estados Unidos en su oposición a que Cuba participe en la Cumbre de las Américas, lo que le ha enfrentado al resto de sus socios americanos que quieren la incorporación de La Habana a las reuniones regionales.

En la última Cumbre, celebrada en 2012 en Cartagena (Colombia), Canadá no sólo bloqueó la participación de Cuba en la reunión pese a los deseos expresos de los anfitriones, sino que dejó claro que no estaba interesada en una solución diplomática.

Andrew MacDougall, entonces director de comunicaciones del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, dijo a Efe que su país no estaba interesado en buscar fórmulas que permitiesen la incorporación de Cuba a la Cumbre.

Preguntado si Canadá podría participar en la búsqueda de alguna fórmula para la integración cubana, MacDougall hizo referencia a la Cláusula Democrática que los países del continente aprobaron en la Cumbre de las Américas celebrada en 2001, en Québec (Canadá).

"Canadá no está buscando cambiar esa cláusula. Se estableció aquí en Canadá y la seguimos apoyando con firmeza", afirmó MacDougall.

Pese a los deseos de los líderes de la región del fin del aislamiento de Cuba, Harper reiteró su oposición en la misma reunión de Cartagena cuando declaró, en referencia a Cuba, que "la Cumbre de las Américas debería estar restringida a países democráticos".

Entonces, Harper declaró que la posición de Canadá era una cuestión de "principios", dado que Cuba era una dictadura comunista, aunque no explicó por qué no tenía problemas para fortalecer sus relaciones con China y viajar a Pekín para entrevistarse con los líderes chinos, dada la falta de democracia en el gigante asiático.

Pero tras la histórica reconciliación anunciada el pasado 17 de diciembre por EEUU y Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas, la "firmeza" de Canadá parece haber cambiado con respecto a la presencia de Cuba en la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará el próximo abril en la ciudad de Panamá.

El actual portavoz de Harper, Jason MacDonald, señaló tras el anuncio cubano-estadounidense que, "como Estados Unidos, estamos preparados para ver que Cuba se una a otras naciones en la Cumbre".

Pese a la declaración de MacDonald a los medios de comunicación canadienses, Ottawa no ha explicado todavía su giro de 180 grados, ni su clara posición con respecto a la Cumbre que acogerá Panamá.

Tanto la oficina de prensa del primer ministro canadiense como el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá no han respondido a las preguntas de Efe sobre la postura de Ottawa en relación con la presencia de Cuba en la Cumbre.

Desde la llegada al poder en 2006 de Harper y el Partido Conservador, el Gobierno canadiense ha mantenido una posición más belicosa que sus antecesores hacia algunos países latinoamericanos.

Canadá ha guardado sus distancias con países como Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Brasil y Argentina, siguiendo la pauta marcada por la diplomacia estadounidense.

Un claro ejemplo es el caso de las islas Malvinas, pues, en la Cumbre de Cartagena, Harper impidió que las demandas argentinas sobre ese archipiélago fueran incluidas en el comunicado final de los jefes de Estado.

Y en 2013, tras el referendo celebrado en ese territorio de ultramar que administra el Reino Unido y cuya soberanía reclama Argentina, el ministro canadiense de Asuntos Exteriores, John Baird, imitó la declaración de Washington sobre los resultados.

"Con referencia al voto del lunes, nuestra posición es que solo la gente de las islas Falkland (el nombre de las Malvinas en el Reino Unido) puede determinar su futuro. Los resultados fueron claros", indicó Baird en su cuenta de la red social Twitter.

Poco antes, Washington había señalado que los resultados del referendo, en el que el 99,8 por ciento de los malvinenses dijo "sí" a continuar como territorio dependiente del Reino Unido, mostraban "claramente" la voluntad de los isleños.

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