Carlos Floriano, la sorpresa de Cospedal para consolidar su poder en el PP

  • Ángel A. Giménez.

Ángel A. Giménez.

Sevilla, 18 feb.- La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, tenía guardada una sorpresa para consolidar su poder en el partido frente a la creciente influencia de Javier Arenas y el posible desembarco de ministros en la dirección. Esa sorpresa tiene el nombre de Carlos Floriano.

A sus 45 años, al dirigente extremeño le ha llegado su momento de gloria, la Vicesecretaría de Organización y Electoral, y le ha llegado contra todo pronóstico, pues si estaba hecho que Floriano formaría parte del engranaje del nuevo equipo de Cospedal, no se contemplaba que ocupara un puesto de semejante relevancia.

Durante toda la semana, y en especial durante la jornada de ayer, la primera del congreso de Sevilla, se sucedieron las apuestas y se atropellaron unos rumores a otros, hasta el extremo de que se dio por hecho que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, permanecería en el organigrama de la dirección del PP.

Asimismo, las hipótesis en torno a la continuidad de la ministra de Sanidad, Ana Mato, iban haciendo camino, y a última hora de ayer prácticamente estaba descartado que siguiera al lado de Rajoy y de Cospedal en la jerarquía.

Dicen unas fuentes del PP que fue anoche cuando el presidente optó por dejar a los ministros entregados a sus Carteras, sin más funciones, pero otras indican que la exclusión de los miembros del Gobierno era una certeza desde el viernes por la mañana, al menos para los afectados, es decir, para Sáenz de Santamaría y para Mato.

A lo largo de la semana, explican fuentes del entorno de Cospedal, la secretaria general, siempre en consulta con Rajoy y esporádicamente con Arenas, manejó dos bocetos para la dirección: sin coordinador general, el reparto de poder se configuraría entre ella y tres vicesecretarios políticos, sin cometidos específicos, o entre ella y tres vicesecretarios sectoriales.

Ha cuajado ésta última, y así, con Arenas como vicesecretario de Política Autonómica y Local y con González Pons como responsable de Programas y Estudios -ambos eran fijos desde el comienzo- se ha añadido Floriano en el área de Organización y Electoral.

El extremeño hereda las funciones de Ana Mato y deberá lidiar con un área que exige conocer al dedillo la estructura del partido en cada comunidad y en cada provincia.

Además, a Floriano le tocará gestionar el diseño y la organización de los congresos regionales y provinciales que desde ahora hasta el verano celebrará el Partido Popular con el fin de renovar sus direcciones y dar entrada a nuevos valores.

No tendrá tiempo para descansar, pues desde ya habrá de reunirse con su segundo, Juan Carlos Vera, el que mejor conoce Génova, y con el resto de su equipo, para asfaltar la estrategia y la logística de las elecciones andaluzas y asturianas.

Superada poco a poco su decepción por no ser ministro, González Pons mantiene el estatus en Génova, y es así gracias a la misión que le ha encomendado Cospedal: redactar los programas y preparar documentos estratégicos. Sin embargo, voces en el PP no ven al valenciano anclado en este puesto mucho tiempo, pues en cuanto haya que remodelar el Gobierno, creen que Rajoy contará con él.

Pero Pons, al fin y al cabo, se queda casi como estaba, lo que no es poco. Podría parecer que ocurre lo mismo con Cospedal, aunque lo cierto, como señalan las fuentes consultadas nada más conocer el organigrama, es que ha aumentado su poder en el PP.

No sólo ha contrarrestado la que se suponía creciente influencia de Arenas y no sólo ha puesto un dique a la llegada de ministros, sino que ha colocado a cargos de su confianza en desempeños con cierta importancia dentro de Génova: Vicente Tirado, José Ignacio Echániz, Marisa Soriano y María Jesús Bonilla tendrán despacho en la sede del PP de Madrid.

Otra figura revitalizada es la de Manuel Cobo, la mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón. Fuera del Ministerio de Justicia, el porvenir del exvicealcalde parecía abocado a la empresa pública o privada, pero la secretaria general le ha rescatado para la coordinación de Política Local.

La catalana Alicia Sánchez-Camacho consigue su cuota de poder al presidir el Comité Electoral Nacional.

En el nuevo Comité Ejecutivo sobresale la única licencia a Esperanza Aguirre: el regreso de su número dos, Ignacio González.

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