Casado reafirma su apuesta por Lacalle: quiere incluirlo en su nueva Ejecutiva

  • El economista que revolucionó la propuesta económica del PP para el 28-A renunció al acta de diputado pero cuenta con la confianza del líder.
Fotografía Pablo Casado y Daniel Lacalle / EP
Fotografía Pablo Casado y Daniel Lacalle / EP

"Mi compromiso sigue intacto, así como mis responsabilidades en el Área Económica. Creo que la mejor manera de servir al proyecto del Partido Popular y su labor en el Congreso es ceder mi acta y seguir trabajando y aportando en el Área Económica, apoyando al Comité Ejecutivo y a la Fundación Concordia y Libertad". Así explicaba el pasado 16 de mayo a través de sus redes sociales el economista Daniel Lacalle, el 'gurú' al que Pablo Casado confió la renovación del discurso económico del Partido Popular de cara a las elecciones generales del pasado 28 de abril, la decisión de renunciar a su acta de diputado en el Congreso apenas dos semanas después de haberla obtenido.

El movimiento se interpretó en su momento como un paso a un lado de una figura perseguida por la controversia casi desde su nombramiento, contestada desde el núcleo de pensamiento económico del 'marianismo' y cuya celebridad durante la campaña se debió más a salidas de tono que a su capacidad para apuntalar el tradicional liderazgo de los 'populares' en todo lo que se refiere al discurso de política económica.

"Ni se alejó del proyecto ni le forzaron a dejar el acta de diputado, fue una decisión tomada de acuerdo con Pablo Casado y con el compromiso de continuar colaborando en el futuro", asegura una fuente cercana a la Dirección de los populares. Tan es así, que Pablo Casado está decidido a incorporar a Daniel Lacalle a la nueva Ejecutiva Nacional del Partido Popular cuando llegue el momento de reestructurar el principal órgano ejecutivo del partido, una vez se disipen las dudas sobre si habrá investidura o no de Pedro Sánchez y en función de lo que ocurra nuevas elecciones generales en noviembre, según aseguran fuentes de Génova.

La versión oficial que se desliza desde el partido es que no es una decisión que se haya tomado aún y que se adoptará o no cuando corresponda. En el PP, no obstante, ya hace tiempo que asumieron la pérdida de Isabel García Tejerina, actual vicesecretaria sectorial del PP y responsable del Área Económica, y según las fuentes consultadas la intención de Pablo Casado es asentar el liderazgo de Lacalle como portavoz económico del partido dándole rango de tal dentro de la Ejecutiva Nacional.

La necesidad de un referente económico

La inesperada caída del Gobierno de Mariano Rajoy y la irrupción de Casado como nuevo líder del PP han significado un auténtico terremoto en el área económica del partido. Con Luis de Guindos en Frankfurt, Cristóbal Montoro de salida y Fátima Báñez alineada en el bando 'equivocado', las miradas se dirigieron una vez más a los hermanos Nadal, pero ya fuera por su desencanto con la política o por la falta de entusiasmo de Pablo Casado acabaron decidiéndose por retomar su carrera en la Administración Comercial del Estado, solicitando las plazas de Londres y Washington. Si Alberto ha seguido 'enganchado' al partido ha sido en parte porque el Ministerio de Industria le cerró la puerta de la Oficina Comercial de Washington en favor de otro de los altos funcionarios más considerados del Estado: José Luis Kaiser.

Sin embargo el peso de Alberto Nadal, con una dilatada experiencia de gestión como secretario de Estado de Energía y posteriormente como secretario de Estado de Presupuestos, en la definición del discurso económico del PP, no ha sido todo lo relevante que cabría pensar y ha terminado por alejarlo de Génova. Pablo Casado ha decidido encomendar esa tarea al 'núcleo liberal' encabezado por Daniel Lacalle y Javier Fernández Lasquetty, en perjuicio de la otrora 'todopoderosa' tecnocracia del PP: técnicos comerciales del Estado, inspectores de Hacienda, abogados del Estado....

La apuesta de Casado ha sido tan decidida como arriesgada. La 'revolución fiscal' planteada por Lacalle y sustentada en la eliminación de tres impuestos (Patrimonio, Sucesiones y Donaciones) y la rebaja del IRPF, ejemplificada en un tipo máximo del 40%, ha alentado el discurso de los favores fiscales del PP a las clases más acomodadas y ha diluido el relato de las rebajas de impuestos que con tanto éxito ha sostenido en anteriores convocatorias electorales.

Además, los patinazos de Lacalle en asuntos tan delicados como las pensiones, donde sugirió que el debate sobre las mismas no deberían estar tanto en cómo subirlas sino en cuánto bajarlas, han asustado en Génova, donde algunos 'veteranos' del área económica le han acusado de abordar con demasiada ligereza temas de gran impacto electoral.

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