Volver a casa y encontrarte a unos extraños dentro: del absurdo 'okupa' al infierno legal

  • La lentitud de la justicia hace que en España cualquier pueda meterse en tu casa y que luego cueste un suplicio echarlo legalmente.

    Las mafias son conscientes de estos fallos en la legislación y se aprovechan de ellos y de otras familias en situación de extrema necesidad.

Por unos pocos cientos de euros, mafias organizadas revientan la puerta de una casa, cambian la cerradura y la entregan a los nuevos "inquilinos".
Por unos pocos cientos de euros, mafias organizadas revientan la puerta de una casa, cambian la cerradura y la entregan a los nuevos "inquilinos".
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Después de trabajar durante toda su vida, Juan pudo comprarse una casa donde vivir en su jubilación. Estaba en el humilde madrileño barrio de Entrevías. Una enfermedad le sacó de ahí antes de lo que a él le hubiera gustado. Durante un tiempo, fue a recuperarse al domicilio de su hijo. Cuando Juan, ya restablecido, quiso volver a su casa, no pudo entrar en ella. Alguien había cambiado la cerradura. Su casa ya no era suya. Se la habían okupado. Dos años después, la justicia española no se la había conseguido recuperar. "Hasta los jamones y los chorizos que tenía me los quitaron". 

Un matrimonio de Barcelona que volvió a su casa del distrito de Ciutat Vella tras las vacaciones de verano vivió la misma pesadilla. Se encontró que una familia había forzado la entrada, se había instalado dentro y había cambiado la cerradura sin permiso de nadie. Los mossos d’Esquadra que acudieron a su llamada, les recomendaron recurrir a la Justicia. Dieciséis meses después, los dueños del piso seguían porfiando en los tribunales para recuperar lo que era suyo. Se tuvieron que ir a vivir con un hijo.

(Te interesa leer: La otra cara del desahucio: inquilino gorrón frente a propietario honesto y desesperado)

Sara, una vecina del municipio madrileño de El Molar, se encontró con una situación todavía más insólita. Al igual que los dos casos precedentes encontró a extraños viviendo en una casa. Pero en este caso, el intruso aseguraba que era suya. Porque la había comprado ¡por 800 euros! Naturalmente, la persona que intermedió en la supuesta transacción había desaparecido sin dejar rastro. Sara dejó el caso en manos de la Guardia Civil y desapareció del lugar por miedo a represalias."Estamos desesperados"

No siempre la ‘okupación’ de casas cumple los estándares descritos. Existe variantes, como este mail desesperado que llegó al BBVA y que decía lo siguiente:

“Primero de todo, discúlpenme si le llega este e-mail y no es la persona encargada de ello. Pero es tal nuestra desesperación, que he decido escribir a quien sea. Somos una familia que vivimos en un bloque de pisos embargado hace tiempo. Dicho bloque está siendo ocupado por una mafia ya que tiene varios pisos vacíos en la misma finca. Los inquilinos que realmente pagan el alquiler, todo gente mayor, están asustados ya que dichos ocupas los amenazan, los insultan y les hacen la vida imposible. Yo no sé si usted tiene padres, pero los míos a sus 80 años están viviendo un infierno diariamente”.

En este último caso ayuda a entender otros como el que aflige a la vecina de El Molar. Ya no se trata de una familia que ha forzado una puerta aprovechando que estaba vacía durante un periodo largo sino de una mafia que aprovecha un vacío legal o la exasperante lentitud de la justicia española para sacar ventaja y hacer negocio. Y para hacerlo, se sirven de la desesperación de otras familias, muchas de ellas arrastrando un estatus migratorio irregular, con hijos y en situación de extrema necesidad, que son engañadas por estas organizaciones criminales. Les venden un supuesto “derecho” para vivir en una casa, sin saber que ese inmueble tiene ya unos propietarios. De modo que cuando estos llegan después de sus vacaciones se dan diálogos como la que relató la propietaria del piso de Barcelona:

-”¿Qué hacen ustedes aquí?”

-”¿Cómo que qué hago? ¡Si esta es mi casa!”

-”¡De eso nada!”

La facilidad para ‘okupar’ una casa en España llega a tal extremo que la policía ya ha detectado inmobiliarias especializadas en este fraude. Quien quiere vivir en una casa, sólo tiene que conocer a la persona adecuada. Por 400, 500 o cantidad similar, escogen la casa adecuada, revientan la puerta de un domicilio particular, enganchan los suministros de agua, luz y teléfono si es necesario, ponen una cerradura nueva y dan la llave al nuevo inquilino. Y a partir de ahí, el problema es de quien vive dentro, y del propietario que se queda fuera. La lentitud de la Justicia española hará el resto: convertir un absurdo en un infierno.

Sigue @martinalgarra//

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