Millones de datos y 16 meses para cazar a 'El Chicle', el sospechoso desde el inicio

  • La Guardia Civil ya estaba segura en el mes de noviembre de que José Enrique Abuín Gey era el culpable y preparaba los informes para el juez.
Agentes de la Guardia Civil se abrazan al término de la comparecencia del jefe de la UCO
Agentes de la Guardia Civil se abrazan al término de la comparecencia del jefe de la UCO

El impacto mediático del caso Diana Quer y su trágico desenlace ha provocado que la Guardia Civil, de forma excepcional y en un acto casi sin precedentes, explique ante los medios los pormenores de toda la investigación, desde que la joven madrileña desapareció hasta el hallazgo de su cadáver, 16 meses después. El coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), Manuel Sánchez Corbí, ha reconstruido los hechos dando cuenta del que ha sido "un caso muy complicado" y ha detallado la dificultad para resolverlo, tanto por la ausencia de pruebas como del cuerpo del delito.

"Es tremendamente difícil investigar algo que probablemente no ha ocurrido". El coronel se refiere a que cuando empezaron a investigar lo hicieron sin saber si realmente había algo que aclarar. "Una vez resuelto el caso es fácil saber dónde había que buscar", pero las pistas que se tenían desde ese 22 de agosto en el que la joven madrileña no volvió a casa después de una noche de fiestas en A Pobra no eran muchas. Aun así, pese a que puede entrar "dentro de la normalidad" el hecho de que una persona joven no regrese a su domicilio en días de fiestas patronales, desde el primer momento se percibió que había algo raro y se actuó con celeridad "para tratar de salvar una vida".

Cuando todo era posible

Se sabía que Diana montó en un coche, de forma voluntaria o no, y a partir de ahí se empezaron a tejer las hipótesis con las que trabajó un nutrido grupo de agentes. Ni las entrevistas con su entorno ni las declaraciones de testigos llevaron a ninguna conclusión clara. La principal tesis, aún en el escenario en el que todo era posible, apuntaba a uno o varios desconocidos como responsables de su desaparición.

La investigación se basó entonces en cuatro ejes: vehículos, telefonía, el colectivo de los feriantes y la probabilidad de que se la llevara una persona aislada. Se llevó a cabo una enorme cantidad de mediciones sobre el terreno para tratar de identificar el coche que finalmente no llevaron a nada contundente. 

Si su teléfono estaba en la ría algo había pasado

La aparición del teléfono de Diana en la ría supuso un punto de inflexión: alguien se la había llevado por la fuerza. El tratamiento de la memoria del teléfono se logró finalmente en el extranjero y la información extraída situó a Diana (y a quien la estuviera reteniendo) a las 2.58 en el puente. 

Las sospechas se centraron entonces en tres vehículos, uno de ellos el de José Enrique Abuín Gey, conocido como 'El Chicle'. El autor confeso de la muerte de la joven "tenía ya 50% de posibilidades de haber sido él", ha explicado Corbí. A lo que no encontraron explicación los agentes es al hecho de que la señal de los dos móviles, el de Diana y el del sospechoso, salieran por distintos puntos de A Pobra si en momentos anteriores los dos móviles se situaban en el mismo escenario. 

El coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí
El coronel de la UCO de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí / EFE

El pasado delictivo del sospechoso -con antecedentes por tráfico de drogas y agresión sexual- encajaba en el perfil de un individuo "con cierta tendencia a la criminalidad", pero la duda seguía siendo si actuó solo o acompañado, cuestión sobre la que comenzó el trabajo operativo en el mes de noviembre. 'El Chicle' detectó algún tipo de seguimiento. Jugaba e un terreno que domina más que la Guardia Civil e intentó adelantarse.

Según ha relatado el mando, se puso en contacto con un agente conocido para comentarle que notaba que le estaba siguiendo e intentar sonsacarle información. En el curso de la conversación le comentó que estuvo en las fiestas de A Pobra, un detalle insignificante en ese momento pero que más adelante evidenciaría fallos en su versión. Al ser citado a declarar comete un error: ya no se sitúa en el pueblo, sino que dice que fue a robar gasolina con su mujer. Su versión se sirvió de la cobertura de la declaración de su esposa y la de sus cuñados.

'El Chicle' accedió a dejar su móvil para que la Guardia Civil lo analizara, pero lo dejó reseteado con la excusa de que se le había averiado. Las sospechas eran cada vez más. Asimismo, accedió a que los agentes revisaran sus vehículos en busca, en vano, de algún vestigio de Diana. José Enrique Abuín se había preocupado de no dejar ninguna prueba. 

Era él, pero faltaban pruebas contundentes

El Chicle había conseguido sortear a las autoridades, pero continuaba siendo el principal sospechoso y los agentes le seguían la pista. "Las conversaciones con su mujer parecían enlatadas, como si supiera lo que tenía que decir", por lo que no aportaron nada a la investigación.

La Guardia Civil se quedaba así sin elementos de prueba contra él. Es un escenario común, una vía muerta porque como apunta el coronel "en policía judicial o tenemos pruebas o no tenemos nada". La investigación no avanzaba.

En julio de 2017 tiene lugar otro hecho importante: se logra desbloquear el teléfono de Diana y acceder a su información. A partir de los datos extraídos se llega a la conclusión de que la chica lleva una vida que nada hacía pensar que se hubiera marchado voluntariamente.

Un mes más tarde se producen más e importantes avances. Nuevas aclaraciones permiten situar, esta vez sí, su teléfono en la salida de A Pobra junto con el de Diana. Los investigadores pudieron reconstruir un año más tarde los hechos en las mismas fiestas donde se le vio a Diana por última vez y determinaron que el mismo mes de 2016 la señal de uno de los móviles fuese a otra antena debido a la saturación de las redes, situando erróneamente a uno de los dos. Uno de los feriantes entrevistados recordó que el año anterior escuchó una discusión de pareja, lo que reafirmaba la tesis de la presencia de una figura masculina en la escena. 

En noviembre no hay ninguna duda de que a Diana se la lleva 'El Chicle en su vehículo. Pero el no hallazgo del cuerpo dificultaba la continuación del caso. El dilema era si detener ya al Chicle o no. 

Tal y como han explicado el responsable de la UCO, así como el jefe de Comandancia de la Guardia Civil en Galicia, cruzaron más de dos millones de datos, un trabajo tremendamente tedioso y meticuloso, con mucho mérito por parte de los investigadores, que "se han dejado el alma". Era el momento de ordenar todos esos datos para hacerlos entendibles ante un juez.

Otra agresión y una filtración precipitan todo

El 25 de diciembre se produce la denuncia de una chica que asegura que un individuo la asaltó pidiéndola el móvil en Boiro. Al resistirse, el hombre, que resulta ser El Chicle, disimula diciendo que se ha confundido de persona y que era una broma. La joven se fija en la matrícula del coche y él decide que no la puede dejar marchar por lo que la mete en el maletero amenazándola con lo que puede ser una especie de herramienta. Mientras ella impide que el hombre pueda cerrar el maletero, dos jóvenes testigos de la escena acuden en su ayuda y la chica logra escapar. Cuando la joven describe a la Policía el coche del agresor. No hay duda, era 'El Chicle'. Se da la circunstancia además de que las cámaras de seguridad captaron los momentos previos al asalto en los que la chica camina distraída con su móvil y el hombre hace una maniobra con el coche totalmente intencionada para interceptarla. Sus propósitos quedan claros en dicha grabación.

Este hecho obligó a la Guardia Civil a salirse de su guión, alterar el ritmo y terminar los informes sobre 'El Chicle' en tiempo récord para presentarlos ante el juez. "Una grave filtración en prensa precipitó las detenciones", para lo que incluso los agentes ya estaban preparados.

La mujer y los cuñados del detenido desmontaron ahora su coartada. Ya sin cobertura, él mismo contradijo su propia versión anterior y reconoció el crimen, pero los detalles no convencen a la Guardia Civil. Posteriormente pidió declarar de nuevo y, esta vez sí, informó de lo que hizo exactamente con el cuerpo de Diana y condujo a los agentes hasta el  lugar donde lo arrojó, un pozo en una nave de Rianxo.

Todas las piezas encajaban: la aparición del cadáver y la confesión del sospechoso cerraban el círculo. El análisis del ADN del cadáver revelará cómo este delincuente de 41 años acabó con la joven.

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