Caso Petrobras cobra su primera víctima del gobierno interino de Brasil

El gobierno interino brasileño de Michel Temer sufrió un duro golpe este lunes, cuando uno de sus ministros más importantes se vio obligado a apartarse del cargo al sugerir que la destitución de Dilma Rousseff permitiría detener las investigaciones sobre el multimillonario fraude en Petrobras.

El ministro de Planificación, Romero Jucá, habría dicho en una conversación telefónica, que filtró el diario Folha de Sao Paulo, que era necesario un "pacto" para detener las indagaciones sobre el escándalo de corrupción en la estatal, del que está siendo investigado.

"Voy a pedir un permiso del ministerio (...). Soy uno de los constructores del nuevo gobierno y no quiero de ninguna forma que una manipulación malintencionada pueda comprometer el nuevo gobierno", dijo Jucá, hombre fuerte de un gobierno interino que aún batalla por sellar su legitimidad.

Temer, que fue vicepresidente de Rousseff por cinco años, asumió el poder apenas hace 11 días tras la suspensión de la mandataria para ser juzgada en el Senado por manipulación de las cuentas públicas. En principio gobernará seis meses mientras se realiza el juicio y terminaría el mandato hasta 2018 si es finalmente destituida.

El flamante gobierno ya ha enfrentado otras polémicas en sus primeros días, comenzando por su propio gabinete de ministros, formado únicamente por hombres blancos y conservadores, además de tres ministros investigados por la Lava Jato, uno de ellos Jucá.

Temer ya retrocedió en su decisión de eliminar el ministerio de Cultura, recreado este lunes tras una continuada protesta, que incluyó importantes actores y cantantes.

Jucá explicó que pidió a la fiscalía "determinar si hubo crimen" en su diálogo con el expresidente de la compañía procesadora de petróleo y gas Transpetro, Sergio Machado, también investigado de haber pagado sobornos en el marco de la trama corrupta.

El ministro, que vuelve a su curul en el Senado, dijo que el "pacto" debía incluir al poder judicial.

"Hay que resolver esa mierda. Hay que cambiar el gobierno para cortar esta sangría", afirmó Jucá en esa conversación telefónica.

Al asumir gobierno, Temer insistió en la importancia de la investigación del escándalo en Petrobras, que alcanza a buena parte de la clase política brasileña y ayudó a profundizar la crisis que derivó en la suspensión de Rousseff el pasado 12 de mayo.

Aunque los críticos del impeachment, que lo catalogan de "golpe", plantean insistentemente que el cambio de gobierno también era una estrategia para echar tierra sobre la investigación anticorrupción, que tiene en la mira a políticos de todos los sectores y no sólo del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff.

Sobre la mandataria no recae ninguna acusación de corrupción o de enriquecimiento personal con el fraude.

Hombre fuerte del nuevo gobierno, Jucá era el ministro encargado de la importante tarea de reestructurar el dañado presupuesto de Brasil, una de las grandes promesas del presidente interino.

En una nota de la Presidencia, Temer destacó "el trabajo competente y la dedicación del ministro Jucá en el correcto diagnóstico de nuestra crisis financiera y la excepcional formulación de medidas que serán presentadas".

Medios de prensa dan como un hecho la salida definitiva de Jucá del gabinete y apuntan que Temer busca un sustituto.

"Cuento con que Jucá continuará en este período auxiliando al gobierno federal en el Congreso de forma decisiva, con su inmensa capacidad política", señaló el comunicado, en tono de despedida.

Jucá -quien es presidente del partido centrista PMDB de Temer- explicó que estará fuera del ministerio mientras la Fiscalía investiga la conversación que tuvo con Machado.

"¡Golpista!", le gritaron seguidores de Rousseff mientras anunciaba su salida del ministerio en el Senado, después de entregar la nueva meta del déficit fiscal para su votación.

Grabada en secreto, la charla tuvo lugar semanas antes de la votación del 17 de abril en la Cámara de Diputados que aprobó el impeachment y derivó el proceso al Senado, afirmó Folha. No se reveló, sin embargo, cómo ni dónde se realizó la grabación, ni tampoco cómo fue filtrada.

Jucá insistió en esa llamada en que era necesario "articular una acción política" que "delimitara todo donde está".

En una rueda de prensa más temprano, Jucá se defendió de las sospechas levantadas por la conversación y afirmó que no veía motivos para renunciar.

Explicó que su frase "cortar esta sangría" se refería a la crisis económica y política que afecta a Brasil. "Es cortar la sangría de la economía, de lo que está ocurriendo con el país, esa es la ventaja del cambio de gobierno. La Lava Jato era la médula del gobierno (de Rousseff) y eso tiene una sangría económica, social, política", declaró.

"La Lava Jato es importante, hay que investigar, pero hay que delimitarla", sentenció.

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