Casos de Tribunal Supremo reabren polémica sobre crianza niños de parejas gay

  • El Tribunal Supremo realizó hoy su segundo y último día de audiencias sobre la legalidad de los matrimonios homosexuales, atizando el debate sobre el beneficio o daño que éstos pueden tener en la crianza y bienestar de los niños.

María Peña

Washington, 27 mar.- El Tribunal Supremo realizó hoy su segundo y último día de audiencias sobre la legalidad de los matrimonios homosexuales, atizando el debate sobre el beneficio o daño que éstos pueden tener en la crianza y bienestar de los niños.

Desde 2004, cuando Massachusetts fue el primer estado en legalizarlos y fue seguido después por otros 8 estados y el Distrito de Columbia -está prohibido en 38-, EE.UU. se ha sumido en un álgido diálogo sobre si los estados pueden pronunciarse sobre estas uniones, avanzando en un terreno desconocido sobre su impacto en la crianza de niños.

En EE.UU., sólo el 65 % de los niños son criados por parejas heterosexuales y el 35 % restante crece en hogares con múltiples configuraciones, desde padres solteros hasta parejas homosexuales.

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por su sigla en inglés), una entidad relativamente conservadora, apoya los casamientos homosexuales y el acceso a servicios de adopción para todas las parejas sin importar su género "como la mejor forma de garantizar beneficios y la seguridad para sus hijos".

"La academia ha llegado a la conclusión de que los niños criados por homosexuales están bien. No hay estudios que demuestren que sufren daños y sí hay pruebas convincentes de que los niños crecen saludables en hogares estables, sin importar la orientación sexual de sus padres" dijo a Efe en entrevista telefónica el doctor Benjamin Siegel, pediatra y profesor de la Universidad de Boston.

Siegel, coautor de un extenso informe de la AAP sobre el asunto, afirmó que "las parejas homosexuales son capaces de criar bien a sus hijos, al igual que las heterosexuales, siempre que haya amor y no haya problemas económicos, de drogas, de salud mental o de violencia".

El Tribunal Supremo escuchó los argumentos a favor y en contra del Acta de Defensa del Matrimonio (DOMA, por su sigla en inglés), firmada en 1996 por el entonces presidente Bill Clinton.

En junio próximo, deberá pronunciarse sobre si DOMA es una indebida injerencia del Gobierno en cómo definen los estados el matrimonio, y si se pueden denegar más de mil beneficios federales a parejas gay.

El juez Anthony Kennedy, considerado el voto "bisagra" en el Supremo, precisó: "la cuestión es si el Gobierno federal, bajo nuestro esquema de federalismo, tiene la autoridad de regular los matrimonios".

La conservadora Fundación Heritage y grupos similares creen que no, y consideran que, aún en "tiempos modernos", los matrimonios tradicionales se basan en la unión biológica de un hombre y una mujer y en la "realidad social" de que los niños "necesitan una madre y un padre".

"Esto de los matrimonios homosexuales es algo nuevo y no hay estudios de largo plazo sobre si beneficia a los niños, pero sí hay numerosos estudios, de muchos años, que demuestran que lo mejor para un niño es creer con sus padres biológicos", dijo a Efe Israel Ortega, un portavoz de la Fundación Heritage.

"Los estudios muestran que a esos niños les va mejor en la escuela y tienen menos riesgos de tener problemas. Para la Fundación Heritage, también es clave que el Gobierno federal no imponga su interpretación de lo que es un matrimonio aceptable", agregó.

Pero Bonnie Grabenhofer, vicepresidenta ejecutiva de la progresista Organización Nacional para las Mujeres (NOW, por su sigla en inglés), dijo a Efe que "las investigaciones lo que demuestran es que lo que importa es la calidad del tiempo que se invierte en los niños".

"Los hijos necesitan la seguridad que da un hogar estable. Creo que EE.UU. ha vivido un giro cultural en la última década y ha aumentado drásticamente la aceptación de los matrimonios homosexuales", observó.

Entre los activistas apostados afuera del Supremo, parejas homosexuales cargaban a sus niños en brazos y algunas, en declaraciones a Efe, explicaron que sólo buscan el reconocimiento legal y beneficios federales para sus familias.

"Hemos criado bien a nuestros dos hijos, están contentos, saludables y tienen buen equilibrio emocional. Acá la única consecuencia negativa es que por culpa de DOMA, mi esposa, que trabaja para el Gobierno federal, tiene seguro médico y otros beneficios pero yo, como su pareja, no los tengo", se quejó Michelle McFadden, que llegó con uno de sus hijos desde Waldorf (Maryland).

"Llevamos 15 años casadas y vivimos en una comunidad heterosexual donde sólo hemos recibido apoyo. Soy presidenta de un club de madres y de una asociación de vecinos... es lamentable que la ley no se ha ajustado a los cambios sociales", señaló.

Ashley Apple, de Richmond (Virginia), dijo que quiere para su hijo Gavin, de 18 meses, lo que el resto de los estadounidenses: "un hogar seguro y estable donde nuestros hijos puedan crecer sin temor, y realizar sus sueños".

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