Sánchez se juega su jugada

El aplazamiento del 14-F pone en jaque la 'Operación Illa' cocinada en Moncloa

El Govern tiene que tomar la decisión el viernes. Los expertos sanitarios recomiendan suspender 'sine die' las elecciones, lo que cambiaría el tablero político en Cataluña. Todos los partidos, salvo el PSC, a favor. 

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El aplazamiento del 14-F pone en riesgo la 'Operación Illa' cocinada en Moncloa
EFE

El tablero político catalán podría dar un giro de ciento ochenta grados en unas horas. En la autonomía se están viviendo unas horas de cierta tensión, con varias incógnitas y también con una buena dosis de estrategia. La decisión de posponer las elecciones del 14-F está en manos del Govern y Pere Aragonès la debería tomar este viernes. Un 'endarreriment' con el que todos los partidos en liza están de acuerdo, excepto uno, el PSC. Los socialistas, que ya tienen en marcha la 'Operación Illa' han encendido las alarmas ante una decisión que pone en riesgo el plan cocinado y ejecutado desde Moncloa. 

Sánchez se la juega con la decisión que adopte el Ejecutivo autonómico. La candidatura de Illa, cocinada a fuego lento en Moncloa durante los últimos meses, tiene sus riesgos para los socialistas catalanes. Lo asumen en el sanchismo. Por un lado, apunta a revulsivo, según las encuestas. Pero la suspensión de los comicios 'sine die' sume en incertidumbre. ¿Qué puede pasar de aquí a unos meses? Es una incógnita saber en qué situación llegará el ministro de Sanidad a una nueva fecha. Si la tercera ola, que esta golpeando de lleno a todas las comunidades autónomas, y la campaña de vacunación naufragan las expectativas creadas por el de La Roca del Vallès pueden tornar en fracaso. Los tiempos son importantes y ahí influye que el PSC se esté resistiendo a aplazar la cita con las urnas. Los empresarios, representados en Foment del Treball y Pimec, tampoco quieren.

Un fracaso de Illa sería un fracaso de Sánchez. Lo asumen también en Moncloa. El sanchismo, con Iván Redondo de 'fogonero', ha diseñado toda la 'Operación Illa'. Riesgo de aplazar las elecciones había desde el principio. De hecho, el ministro de Sanidad no ha abandonado el cargo, con el consiguiente desgaste que ha conllevado, por ese motivo, indican fuentes socialistas. Lo hará cuando arranque la campaña electoral y eso, en este momento, no se sabe cuándo va a ser. La minicrisis de Gobierno, llevando a Carolina Darias a Sanidad y colocando a Miquel Iceta en Política Territorial y Función Pública, aún está pendiente. Las fichas de dominó se moverán cuando se conozca la fecha final de la cita con las urnas, añaden.

Que un ministro desembarque en Cataluña como candidato siempre ha tenido sus riesgos. Hay precedentes de éxito y fracaso. Año 2003: Josep Piqué, ministro de Ciencia y Tecnología de Aznar, es el elegido para liderar la candidatura del PP a la Generalitat. No le fue muy bien. Año 2007: José Montilla abandona la cartera de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para competir contra Artur Mas. No ganó pero pudo gobernar. Sánchez lanza el órdago a la grande con el 'vuelve Illa'.

La campaña de Cataluña ha sido configurara por Moncloa como una estrategia a cara o cruz. El objetivo es doblegar al independentismo, de forma que se prevé actos y mensajes duros. Todos los partidos, tanto secesionistas como constitucionalistas están a favor de aplazar los comicios. Coinciden con la opinión del secretari de Salut Pública de la Generalitat, Josep Maria Argimon, que este miércoles afirmó que "desde el punto de vista epidemiológico, no es el mejor momento para celebrar unas elecciones". El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, también ha recomendado al Govern y a los partidos catalanes que "consideren la posibilidad de aplazamiento" de la convocatoria electoral. Pero la decisión es política y no está tomada aún pero a ERC, que en este momento ostenta la presidencia, no le vendría mal políticamente ese 'endarreriment': al gobierno le favorece tomar decisiones contundentes para dar seguridad, como hicieron Íñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo en País Vasco y Galicia, respectivamente.

Hay que recordar que la convocatoria de elecciones autonómicas para el 14-F fue fijada el pasado 21 de diciembre vía decreto de la Generalitat. Pero en el texto ya se advertía que, "si por razones derivadas de la protección del derecho a la salud por la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia generada por la covid-19, el desarrollo del proceso electoral no se pudiera llevar a cabo con las garantías de salud pública necesarias" se abría la posibilidad de "dejar sin efecto" la convocatoria y, por tanto "posponer la votación para una fecha posterior que ofrezca dichas garantías".

Los datos conocidos este miércoles siguen siendo malos y los expertos esperan que lo peor de la tercera ola (algunos como Margarita del Val ya hablan de cuarta) llegue a finales de enero o principios de febrero. En Cataluña la incidencia acumulada se situó ayer en 527,26 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días. Hay dudas y pocas certezas. Es más, en autonomías limítrofes, como la Comunidad Valenciana, el alcalde de la capital, Joan Ribó, apuesta por autoconfinamientos y por apenas salir de casa para ir a trabajar o al centro escolar.

El independentismo sigue revuelto

En el independentismo las aguas siguen revueltas. ¿A quién beneficia que se puedan llegar a retrasar las elecciones, a ERC o a Junts? Es una incógnita a día de hoy. Se avecina tormenta en un secesionismo roto en varios pedazos, especialmente el espacio postconvergente. Los de Carles Puigdemont, renovados en la candidatura de Laura Borràs, se han partido en tres: el PNC de Marta Pascal, el PDeCAT de la exconsellera de Empresa y Conocimiento Ángels Chacón y el propio JxCAT. Entre los dos últimos siguen existiendo lazos. El más palmario e la continuidad de Davi Font, jefe de campaña del PDeCAT, como director de Agencia Catalana de Turismo (ACT), un cargo dependiente del nuevo consejero, el exconvergente Ramón Tremosa. Es un cargo de confianza del Govern que se ha mantenido tras la escisión de JxCAT y la destitución de la propia Chacón.

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