Escisión en JxCAT: rivales de Puigdemont y Torra buscan un catalanista moderado

Puigdemont y Torra charla
Puigdemont y Torra charla
EFE

Junts per Catalunya ha implosionado. La deriva dura que está imprimiendo al partido Carles Puigdemont desde Waterloo ha roto al partido en dos. Los más moderados, herederos de la antigua Convergència, han dicho basta y quieren una política más sensata y moderada. Un catalanismo, en definitiva, más pragmático. Lo hacen alarmados por las encuestas y en vísperas de unas elecciones que pintan bastos para ellos. La amenaza para ellos se llama CUP.

Cataluña empieza a oler a elecciones en febrero. El Govern sigue sin estar unido, a pesar de la resolución registrada este martes en el Parlament en defensa del derecho de autodeterminación y que ya ha movilizado a Moncloa para evitar un nuevo capítulo de desobediencia. ERC se desmarca de ellos y le sonríen las expectativas electorales. La CUP, por su parte, se ha fortalecido tras los sucesos violentos de la última semana. Y Ciudadanos se encuentra en una situación de debilidad manifiesta. Pero el único que puede apretar el botón nuclear y convocar los comicios es Quim Torra.

Los más moderados de JxCAT buscan a su mirlo blanco. Un "catalanista moderado" capaz de ofrecer una respuesta a la altura de la situación crítica que atraviesan. De momento este sector se mantiene agazapado pero tras las generales del 10-N los movimientos se pueden anticipar. Si JxCAT sale derrotado de los comicios y la CUP se acerca a su resultado (7 escaños) la división se acrecentará, apuntan desde el sector crítico. A los antisistema se les estima en algunos sondeos hasta 3 o 4 parlamentarios en Madrid.

¿Quién podría ser el futuro de Junts? La opción de que el propio Puigdemont pueda presentarse a unas futuras elecciones siempre está sobre la mesa. Podría hacer campaña, aunque fuera desde Bélgica, y se erigiría como "el salvador", como un "mártir de la causa" independentista, según apuntan fuentes del partido. Se da, eso sí, por amortizado a Torra. Al expresident le apoya el grueso del grupo de diputados en Madrid encabezados por la vicepresidenta Míriam Nogueras.

Otra posibilidad es que David Bonvehí dé un paso al frente. El presidente del PDeCAT se encuentra semidesaparecido y apenas ha intervenido en la actual crisis. Solo ha denunciado una "criminalización" del independentismo, sin involucrarse más. Algunas fuentes apuntan que él no tiene la trayectoria para poder plantar cara a los de Waterloo y le descartan del futuro partido.

A quien no quieren ver ni en pintura en este sector más sensato de JxCAT es a Artur Mas. El expresident cuya inhabilitación finaliza el 23 de febrero de 2020, y al que algunos empiezan ya a mirar para que regrese a la primera línea, es acusado de ser el causante de la actual situación. En ERC, por su parte, no les resulta descabellada la idea de su retorno ante unos comicios anticipados.

Otro grupo que empieza a ser citado con fuerza es el de los antiguos dirigentes convergentes, apartados del partido por la deriva más radical que ha impregnado Puigdemont y los suyos. Nombres como Carles Campuzano o Jordi Xuclà, hoy relegados, son recordados como representantes de una facción más moderada y acercada a posturas más pragmáticas. La antigua CiU, en definitiva. De momento se mantienen en silencio ante lo que pueda pasar el 10-N.

No hay que olvidar también que Junts tiene un banquillo amplio. Hay dirigentes que se citan también como posibles candidatos en unas futuras elecciones autonómicas. Es el caso de Marc Solsona, que el pasado 26-M revalidó con mayoría la alcaldía de Mollerussa; de Anna Erra, de Vic; de Meritxell Roigé, de Tortosa; de Marc Castells, de Igualada; o de Xavier Fonollosa, de Martorell. Todos ellos representan el ala del partido menos radicalizada y, por tanto, alejada de Puigdemont.

En ERC miran a Aragonès

En ERC, por su parte, las miradas se dirigen a Pere Aragonès, a quien algunos ya ven como el futuro candidato republicano a la Presidencia de la Generalitat. Hay quien le ha recomendado en su partido que no se exponga tanto y mantenga un perfil bajo ante futuros desafíos. En el Gobierno central y entre los empresarios también hay una buena opinión sobre él, ya que le consideran su principal interlocutor. De hecho Moncloa mantiene un 'teléfono rojo' abierto con él, aunque fuentes del partido aseguran que esta vía no está dando ningún resultado.

También está bloqueada la vía de comunicación que mantienen Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, y Gabriel Rufián. Afirman internamente que los dirigentes republicanos son educados y cogen el teléfono por cortesía, pero la relación no va a más. Está rota desde el fracaso de los Presupuestos Generales del Estado en febrero. "Les advertimos que unas segundas elecciones solo iban a empeorar la situación", afirman desde ERC.

En el partido republicano también hay posturas más radicales. Es el caso de un grupo que lidera Marta Rovira, actual secretaria de organización y que se encuentra fugada en Suiza. Su apuesta de futuro no es Aragonès, sino el presidente del Parlamento, Roger Torrent. Rovira marcó distancias con el grupo de Junqueras al hablar esta semana de una "sentencia criminal" por parte del Tribunal Supremo.

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