Cataluña, una comunidad en apuros que aspira a gestionar más recursos

  • El ganador de los comicios del próximo 25N heredará una Generalitat fuertemente endeudada y con dificultades para atender cada mes sus pagos y nóminas, apuros que no son óbice para que esté inmersa en un debate soberanista sobre la viabilidad y las consecuencias de una hipotética independencia.

Javier Díaz

Barcelona, 15 nov.- El ganador de los comicios del próximo 25N heredará una Generalitat fuertemente endeudada y con dificultades para atender cada mes sus pagos y nóminas, apuros que no son óbice para que esté inmersa en un debate soberanista sobre la viabilidad y las consecuencias de una hipotética independencia.

Al margen de las preferencias de cada partido, la mayoría de las formaciones catalanas, desde ERC al PPC, quieren mejorar la financiación de Cataluña, si bien las formaciones nacionalistas, entre ellas CiU, reclaman directamente gestionar todos los impuestos recaudados en Cataluña, con una hacienda catalana que sería parte del "Estado propio" que reivindican.

En el trasfondo de esta demanda reside el debate sobre el llamado "déficit fiscal", es decir, la diferencia entre lo que aportan los catalanes al Estado y lo que reciben en forma de prestaciones, servicios o inversiones.

Este déficit fiscal arrojaría un saldo negativo para Cataluña de unos 16.500 millones, según los nacionalistas, mientras que desde el otro extremo del arco político se defiende que, en un contexto de crisis como el actual, es muchísimo menor o incluso inexistente.

Más allá de discusiones sobre este concepto, el debate soberanista en Cataluña se ha abierto en un momento en que la Generalitat, en un contexto de crisis, es más dependiente que nunca del Gobierno español por la ley de estabilidad financiera y por su dependencia de las transferencias del Ejecutivo.

Sin posibilidad de más crédito bancario, y con los mercados financieros cerrados a cal y canto -la deuda de Cataluña es bono basura-, el Tesoro Público, que aún puede colocar deuda en los mercados, es, hoy por hoy, "el banco de la Generalitat", según admite el propio conseller de Economía, Andreu Mas-Colell.

Por ello, tras acudir a varias líneas de crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para atender deudas, la Generalitat optó por pedir prestados 5.370 millones de euros al Fondo de Liquidez Autonómico.

La Generalitat es la comunidad que más dinero ha pedido prestado a este fondo porque la situación de su tesorería es realmente delicada, tanto que hace equilibrios cada mes para pagar nóminas y ha tenido que aplazar varias veces el pago de conciertos sanitarios, educativos y sociales.

Y es que la Generalitat es la comunidad más endeudada de España tanto en términos absolutos como relativos, con 43.954 millones de euros.

Con una caída constante de los ingresos, una economía en recesión, una tasa de paro del 22,5 % y una deuda que cada vez genera más costes financieros, el gobierno catalán vive "el día a día", ha dicho recientemente el portavoz del gobierno catalán, Francesc Homs.

A pesar de los cinco planes de ajuste llevados a cabo por el gobierno catalán -dos del anterior y tres de éste-, el desequilibrio entre ingresos y gastos, el llamado déficit público, no se ha reducido sustancialmente ni con los recortes de los primeros presupuestos de Artur Mas que tantas ampollas levantaron.

Planes de privatización, creación de tasas -el euro por receta, por ejemplo-, cierre de ambulatorios y quirófanos, rebajas salariales a los funcionarios o la eliminación de la sexta hora educativa y de una parte de subvenciones a las guarderías son algunas de las medidas adoptadas durante la legislatura.

Del 3,9 % de déficit con el que se cerró 2011 se debería pasar a un déficit de 1,5 % en 2012, una misión titánica que, sin embargo, no se acaba ahí: al ganador de las elecciones le tocará hacer un presupuesto para 2013 que deberá contemplar un desajuste entre ingresos y gastos del 0,7 % del PIB.

Mostrar comentarios