Callejón sin salida para la economía de Cataluña por el triunfo independentista

  • Los expertos advierten que la región perderá su dinamismo económico y el Banco de España prevé una caída de hasta 2,5 puntos del PIB en dos años.
Gráfico elecciones Cataluña para noticia
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Nerea de Bilbao
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Mayoría absoluta del independentismo en Cataluña y drama económico a la vista. De hecho, el resultado final de las urnas plantea uno de los escenarios más temidos por los expertos por su posible impacto económico. Primero, porque pese a imponerse en votos con la victoria de Ciudadanos, el bloque constitucionalista es incapaz o tendrá muy difícil formar gobierno; en segundo lugar, porque Junts per Catalunya de Carles Puigdemont, el adalid de la independencia unilateral, se coloca a la cabeza de las fuerzas independentistas y no parece dispuestos a dar marcha atrás en su estrategia política. El callejón sin salida al que abocan las urnas solo alimentará la espiral de incertidumbre económica en los próximos meses. Todo un desafío.

De hecho, los economistas temen un impacto directo sobre la inversión, muy tocada ya antes del 1-O, sobre el empleo -por el posible retraso en las decisiones de contratación por parte de las empresas, pero también en términos de la calidad del tipo de puestos que se generen-, así como en las decisiones de compra de los hogares. Cataluña, la comunidad autónoma que lideraba junto a Madrid el avance del PIB hasta ahora, y que crecía varias décimas por encima de la media nacional, podría verse ahora abocada al estancamiento. 

Es cierto que el escenario se produce en un momento en el que la región ha logrado reducir en buena medida sus desequilibrios. Con los datos disponibles hasta agosto, la Generalitat obtiene un superávit de 160 millones de euros, el equivalente al 0,07% de su PIB. Sus cuentas fueron intervenidas por el Ministerio de Hacienda primero en septiembre, para evitar el desvío de fondos al independentismo, y posteriormente en octubre, como parte de la aplicación del Artículo 155 económico. El 'manguerazo' de liquidez del Estado, tanto en forma de entregas a cuenta como a través de los mecanismos especiales de liquidez podrían ayudar a Cataluña a cumplir el objetivo de déficit este año.

Y es cierto que, al mismo tiempo, la comunidad autónoma ha logrado mantener su dinamismo a lo largo de los últimos meses. En términos de empleo había sido, hasta antes de recrudecerse las tensiones en octubre, la segunda autonomía en creación de puestos de trabajo, tan solo por detrás de la Comunidad Valenciana (con 41.100 afiliados más entre julio y septiembre y un descenso de su tasa de paro hasta el 12,54%, casi cuatro puntos por debajo de la media nacional, según la última Encuesta de Población Activa).

Rafael Pampillón, catedrático de Economía y profesor del Instituto de Empresa, recuerda que más de 3.000 empresas han abandonado ya Cataluña. Ante un escenario de mayor incertidumbre, es muy probable que se abra la veda de las deslocalizaciones, y no solo en la producción de servicios (sobre todo bancarios, de consultoría...), sino también en la producción de bienes. Y esa es una de las claves. Porque si se produce un traslado de la operativa, lo que sufrirá es el mercado laboral.

"Si al final las empresas se van, o no llegan, o retrasan sus decisiones de inversión", esto solo acabará teniendo efectos sobre el empleo y retrasará las decisiones de consumo del sector privado. Pueden parecer pequeños cambios, pero al final "son los que hacen que la economía deje de crecer", sentencia sin ambages.

El economista José Carlos Díez considera que lo que realmente está en juego no es el avance del PIB y del empleo, sino la calidad de los mismos en un futuro, "que se puedan crear a medio plazo mejores empleos, que los salarios puedan avanzar, que se creen empresas y pueda mejorar la inversión en sanidad y educación", enfatiza.

Sin vientos de cola y sin el espaldarazo del BCE

Otros expertos consultados recuerdan que la coyuntura propicia y los vientos de cola ya no serán los mismos en los próximos meses, sobre todo cuando el Banco Central Europeo decida poner fin a su política de estímulos y a la compra de deuda, de la que España ha salido especialmente beneficiada. Es una de las tesis que sostenía también el Banco de España. En sus últimas previsiones el organismo advertía de que en el mejor de los escenarios -ese que de momento ya o veremos- la incertidumbre en Cataluña restaría un punto al avance del PIB el año que viene (hasta el 2,4%) y otra décima el siguiente (al 2,1%).

Un rebrote de las tensiones, decía el regulador, tendrá "un impacto más pronunciado sobre las decisiones de gasto" de familias y empresas. No en vano la entidad llegó a advertir de que si la crisis se prolongaba, la economía española podría dejar de crecer hasta 2,5 puntos menos los dos próximos años. Ahora ese escenario ya no parece tan descabellado. Tampoco el que dibujaba la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) para Cataluña, que contemplaba una merma de crecimiento de 2,7 puntos solo el año que viene si los peores augurios se cumplían.

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