Día D en Moncloa: Sánchez, un G-6 de ministros, Redondo y Abogacía activada

Así fue el día D en Moncloa: Sánchez, seis ministros, Redondo y Abogacía activada
Así fue el día D en Moncloa: Sánchez, seis ministros, Redondo y Abogacía activada
Moncloa

Pedro Sánchez recibió la sentencia del 'procés' rodeado de una decena de sus colaboradores más estrechos. El gabinete de crisis en Moncloa estuvo conformado por seis ministros y los altos cargos de su gabinete en Presidencia del Gobierno. Todos estuvieron encerrados en su despacho en una de las mañanas más intensas que se recuerdan. Así se vivió el 'día D' en el núcleo de poder político más importante del país.

Las luces de Moncloa se encendieron muy pronto: antes de las 7 de la mañana. Todo se había dejado preparado el día anterior en previsión de que la sentencia se conocería este lunes a primera hora. El equipo de Comunicación del Gobierno había grabado una campaña 'publicitaria' -"EverybodysLand"- para defender que "España es una democracia consolidada" y a las 7:19, aún de noche, pulsaron el botón. Ahí ya sabía el Gobierno que el juez Marchena había decidido dar a conocer la decisión del tribunal durante la mañana. Quisieron adelantarse y difundieron el anuncio, en el que participaron ocho ministros, en castellano, inglés, francés, alemán y ruso. Objetivo: contrarrestar la propaganda independentista.

El siguiente paso fue convocar el gabinete de crisis. Tal y como se avanzó en estas páginas, el presidente en funciones decidió vaciar su agenda de actos y suspender hasta el sábado la precampaña electoral (el jueves y viernes estará en Bruselas en un Consejo Europeo extraordinario). Pasaron por el despacho oficial seis ministros: Carmen Calvo, Dolores Delgado, Margarita Robles, Josep Borrell, José Luis Ábalos... y el más importante de todos en un día como el de ayer, Fernando Grande-Marlaska. También estuvieron con Sánchez su jefe de gabinete, Iván Redondo; el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños; y el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver.

Desde primera hora de la mañana, cuando fueron llegando a Moncloa los cinco ministros ajenos al complejo, Sánchez pidió recibir información puntual de todo lo que estaba sucediendo en Cataluña. Tanto a nivel policial como político. Por eso Marlaska mantuvo durante todo el día una 'línea caliente' con el presidente, notificándole el minuto a minuto operativo que recibía el ministro, a su vez, de los máximos jefes de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Las cargas de los 'antidisturbios' fueron medidas al máximo. Sánchez también recibió detalles directos de la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, y del líder del PSC, Miquel Iceta. El objetivo fue evitar que sucediera lo mismo que en el aeropuerto de Hong Kong.

Sánchez dio orden de comparecer después de que lo hiciera el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Primero quiso calibrar la reacción del independentismo y después fijar la posición política del Gobierno central. Y así se ejecutó el plan. En su comparecencia insistió en que no le temblará el pulso si tiene que aplicar un nuevo artículo 155 y cerró la puerta a posibles indultos. El Gobierno también había movilizado ayer a la Abogacía del Estado, una herramienta indispensable para el asesoramiento el gabinetes de crisis como el de ayer. El abogado general está activado ante cualquier decisión que se pueda tener que tomar.

El Gobierno de Sánchez también quiso prestar máxima atención a la batalla por la opinión pública fuera de nuestras fronteras. Hubo movilización general, con una 'tournée' de diferentes ministros por medios de comunicación internacionales, tanto en papel como televisivos. Objetivo: dejar claro que España es un Estado de derecho, que respeta la separación de poderes y que en nuestro país hay una exquisita separación de poderes. Del mismo modo Borrell convocó ayer a una reunión de los embajadores acreditados en Madrid para hacer frente a la campaña de propaganda orquestada desde 'Tsunami Democràtic'.

Ayer fue un día de reuniones, de móviles sonando sin parar y de alta política. Pero también hubo motivos para la alegría. En Moncloa celebraron especialmente la reactivación de la euroorden contra Carles Puigdemont. Es su siguiente objetivo: 'atrapar' al expresident fugado en Waterloo. El Gobierno de Sánchez puso desde hace semanas a la Abogacía del Estado a trabajar para que el juez Llarena pueda amarrar este proceso y poder detener por fin al líder de Junt per Catalunya. Confían en que esta vez sí sea la definitiva.

Este martes se espera más tranquilo en Moncloa. Sánchez continuará aislado en su despacho y ahora la estrategia es otra: por un lado, evitar errores que puedan influir en la campaña electoral. Y, por otro, intentar que las protestas no se prolonguen durante "meses y meses", que es el objetivo de los alborotadores, así como evitar una gestión policial que pueda ser contraproducente. De momento, ayer Pablo Casado y Albert Rivera transmitieron a Sánchez su apoyo si tiene que tomar medidas excepcionales, como es la aplicación de un nuevo artículo 155. Pablo Iglesias no quiso comprometerse a ello.

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