Tortosa (Tarragona), 23 ene.- CCOO ha denunciado hoy que se han perdido 600.000 euros, gran parte de ellos procedentes de fondos europeos, destinados a recolocar a los más de 500 trabajadores de la planta de Roquetes (Tarragona) de la multinacional estadounidense Lear, que hace ya dos años perdieron su trabajo.
En noviembre de 2010, el Parlamento Europeo aprobó destinar 382.200 euros de los Fondos de Adaptación a la Globalización para ayudar los trabajadores de Lear, el 65 por ciento de un plan de formación y resinserción que se complementaba con 206.000 euros (el 35 % restante), que tenía que aportar la empresa Lear.
CCOO ha explicado que el incumplimiento en los plazos de las solicitudes por parte de la Generalitat ha provocado que se hayan perdido los fondos europeos y, a consecuencia de esto, también los que tenía que poner la empresa Lear.
El sindicato ha tildado de "injustificable" este hecho y ha instado en el gobierno catalán a reclamar a Lear su parte y a recompensar los fondos europeos perdidos.
El sindicato alega "mala praxis" en la gestión de fondos por parte de la Generalitat y aclara que no se trata de una denuncia política, sino "técnica".
La situación se agrava si se tiene en cuenta que un estudio elaborado por el sindicato CCOO ha revelado que un 88,6 por ciento de los trabajadores de la planta de Lear de Roquetes no han encontrado trabajo y ya han dejado, o lo harán en breve, de recibir la prestación por paro.
El estudio se ha elaborado con una muestra de 123 personas -afiliadas al sindicato- de las 515 que tenía la empresa. De estas, 109 afirman que no han encontrado ninguna ocupación, a pesar de haberse acogido al plan social de Lear, haber realizado cursos de formación de varias especialidades y haber buscado trabajo de manera incansable, y sólo catorce personas se encuentran actualmente trabajando.
"La situación es crítica porque el problema es que no hay trabajo en el territorio", ha dicho el secretario general de CCOO en las Tierras del Ebro, Josep Casadó.
El cierre de la Lear de Roquetes supuso un golpe para la comarca del Baix Ebre, donde más de 500 personas perdieron de golpe el trabajo y la mayoría todavía no ha encontrado empleo.
Las movilizaciones que se llevaron a cabo en aquel momento sirvieron para poner en marcha un plan para la reindustrialización de las Tierras del Ebro que, según los sindicatos, no ha acabado de funcionar y que además corre peligro de que se pierdan algunas subvenciones puesto que algunas de las inversiones que se tenían que llevar a cabo están muy atrasadas.
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