La mayor crisis migratoria de la historia

Dentro del gabinete de crisis por Ceuta: Sánchez afinó con el Rey la estrategia

El Gobierno coordinó con diferentes gobiernos europeos la respuesta diplomática a Rabat. El CNI y los servicios de Información había informado de las consecuencias de acoger al líder del Frente Polisario. 

Militares Ceuta
Dentro del gabinete de crisis por Ceuta: Sánchez afinó con el Rey la estrategia. 
Agencia EFE

Moncloa está viviendo sus horas más complicadas por la avalancha de migrantes en Ceuta y Melilla permitida por Marruecos. En el Gobierno lo tienen claro. El problema supera lo político y se ha convertido en "de Estado", explican desde la cúpula gubernamental. El Ejecutivo venía siendo avisado por el CNI y por los servicios de Información, especialmente de la Policía Nacional, de la posibilidad de que el reino alauita permitiera estas riadas de ciudadanos hacia las fronteras españolas tras la decisión de acoger en España al líder del Frente Polisario, enfermo por Covid. En el Gobierno aseguran que fue la gota que colmó el vaso. El lunes las alarmas se encendieron al más alto nivel ante la llegada de cientos y cientos de personas a la valla ceutí. Lo que se estaba viviendo superaba con creces lo vivido en anteriores crisis. Se decidió activar entonces un gabinete de crisis. Diferentes fuentes reconstruyen lo ocurrido en 36 horas de alta tensión.

Todo comenzó a mediados de abril. Un avión medicalizado aterrizaba en el aeropuerto de Zaragoza. En su interior viajaba un enfermo aislado. Le recogió, según explican fuentes conocedoras de lo sucedido, una ambulancia del Servicio Riojano de Salud, que le llevó al Hospital San Pedro de Logroño. Cuentan estas fuentes que "por el movimiento de maletas pensamos que se trataba de alguien importante". Pocos sabían de quién se trataba. Interior y el Gobierno riojano sí. El misterio se desveló unos días más tarde cuando la revista 'Jeune Afrique', editada en Francia, publicó que el paciente era Brahim Gali, secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática. El Gobierno le facilitó una identidad falsa a nombre de Mohammed Benbatouche. La exclusiva provocó una tormenta de primera magnitud cuyas consecuencias se están viviendo estas horas en las dos ciudades autónomas españolas.

El Gobierno no quiso reaccionar en un primer momento a la avalancha. Al menos, en público. La Delegación en Ceuta advirtió al ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, de la gravedad de la situación el mismo lunes. Juan Jesús Vives, el alcalde-presidente, que quiso hablar directamente con Sánchez. Descolgó el teléfono alarmado ante lo que horas más tarde calificaba como "invasión". Pero el presidente no le respondió, lo hico Iceta. Fue, dicen en el Gobierno, una noche larga y en la que "la lucecita" estuvo encendida tanto en la Presidencia como en el Ministerio del Interior.

El Gobierno venía siendo avisado por el CNI y por los servicios de Información del 'polvorín' en Marruecos

La mañana del martes amaneció con un decisión: reforzar con agentes de Policía (150) y Guardia Civil (50) las fronteras así como anular el viaje a París. Y un cambio: que fuera Fernando Grande-Marlaska, un ministro cuyo perfil no había salido bien parado de las elecciones en Madrid del 4-M quien lo explicara. El ministro del Interior protagonizó una entrevista en TVE sustituyendo a Carmen Calvo. Lo siguiente fue celebrar un intenso Consejo de Ministros donde diferentes titulares expusieron la situación en la zona. Marlaska elevó la cifra inicial de 5.000 entradas a 7.000 y Margarita Robles anunció el despliegue de las Fuerzas Armadas en patrullas conjuntas para controlar la situación. A primera hora también se tomó la decisión de que Sánchez compareciera en La Moncloa y que de el propio Marlaska sustituyera a Teresa Ribera en la habitual rueda de prensa tras el Consejo. 

El Gobierno debatió en ese momento cuál debía ser el tono y la profundidad de la respuesta de Pedro Sánchez. ¿Dureza o tibieza? Moncloa desplegó entonces sus redes para conocer la opinión de varios países de la Unión Europea así como de la Casa Real. Se contactó con los ejecutivos de Angela Merkel, de Emanuelle Macron y, por supuesto, con la Comisión y el Consejo Europeo. Todos apoyaron que esa respuesta debía ser lo más contundente posible e ir más allá, incluso, de un tuit que había publicado Sánchez a primera hora asegurando únicamente que su "prioridad" era "devolver la normalidad a Ceuta".

Se decidió, eso sí, que fueran primero las autoridades europeas las que se posicionaran. Hubo "presión diplomática". Es un protocolo habitual para casos de este tipo. Primero se posiciona Bruselas y más tarde los gobiernos concernidos. En este caso fue Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, el primero en comentar en público un "Todo nuestro apoyo y solidaridad con España". "Las fronteras de España son las fronteras de la Unión Europea", añadió. Importante. A continuación compareció Sánchez con un tono duro pero pactado: "La integridad de Ceuta como parte de la nación, su seguridad y la tranquilidad de nuestros compatriotas están garantizadas por el Gobierno cuales quiera que sean las condiciones y con todos los medios", dijo. EEUU, por su parte, no se quiso 'mojar'.

Moncloa se esmeró en un discurso inédito en el mandato de Sánchez. Lo preparó el equipo de Iván Redondo. Y contó con 'ok' de Zarzuela. El presidente y el Rey Felipe VI hablaron por la mañana para coordinar estrategias. Marruecos es un asunto siempre delicado para la Casa Real y no hay que olvidar que el monarca emérito y Mohamed VI se consideraron siempre "primos" por la amistad que le unió a su padre, Hassan II. Fuentes cercanas a la Jefatura del Estado añaden que en la conversación matutina con Sánchez compartieron toda la información en ese momento sobre la crisis en Ceuta y Melilla, dos lugares que pensaron visitar don Felipe y doña Letizia tras el confinamiento. El viaje se abortó para no molestar a Rabat.

En el diseño de la respuesta también ha participado Pablo Casado, que ha apoyado al Gobierno sin fisuras. Sánchez le devolvió la llamada para conocer sus impresiones y contó con su 'plácet'. Pero desde el Ejecutivo recuerdan que el líder del PP se reunió la semana pasada, vía telemática, con el ministro de Agricultura y Pesca marroquí, Aziz Ajanuch, que es también el presidente del Partido Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI). La cita no sentó nada bien en el Ejecutivo, que la consideró una "deslealtad". Y es que unos días antes el reino alauita había afirmado que la decisión de acoger al líder del Polisario era "un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, de la que Marruecos toma buena nota y sacará de ella todas las consecuencias". "Las consideraciones humanitarias no justifican las maniobras a espaldas de un socio y un vecino", advertía. Casado dijo que si llega a La Moncloa su primer viaje al extranjero sería a Marruecos. Sánchez no lo hizo y eso molestó a los vecinos del sur.

La siguiente ministra en completar la estrategia fue Arancha González Laya, que convocó a la embajadora marroquí. Karima Benyaich, una diplomática veterana que llegó a Madrid en 2018. Su padre fue el médico de Hassan II y fue asesinado en el intento de golpe de Estado de 1971 en Sjirat. Antes de ver a la titular española comentó que "hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir". Hay que recordar que en diciembre de 2020 ya fue convocada por la entonces secretaría de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, por unas palabras del primer ministro marroquí, Saadeddine Othmani sobre Ceuta y Melilla. Dijo que eran dos ciudades "ocupadas" por España. El incidente diplomático no pasó a mayores.

Mientras tanto los policías desplegados en Ceuta, especialmente, y Melilla reclaman refuerzos. Van llegando pero se sienten sobrepasados por la situación, indica el representante de un sindicato. Saben que estas oleadas de inmigrantes dependen de la voluntad de la Gendarmería marroquí y de las órdenes que reciban. El Gobierno, de hecho, aprobó este martes una ayuda extraordinaria de 30 millones para el país vecino. Todos los gobiernos lo han hecho. Lo que no entienden los agentes son las palabras de Vox, hablando de "invasión". Critican también al número dos de Santiago Abascal, Javier Ortega-Smith: "Sin tener la más mínima noción del problema de la inmigración irregular expone en repetidas ocasiones en sus mítines de manera infantil que si ganan las elecciones van a construir un muro de cemento que lo pagará Marruecos", expone el sindicato UFP. "Resulta que Marruecos ya de por sí es nuestro muro de contención", añade.

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