Pendientes de su movimiento

Chequeos médicos y calma relativa: la vida de Villarejo tras 31 días en libertad

El comisario ha pasado el primer mes tras su excarcelación recluido en su vivienda, sin atender apenas llamadas y centrado en sus problemas de salud.

El excomisario José Manuel Villarejo, en su última salida de prisión.
El magistrado le embargó un total de 53 fincas antes de acordar su excarcelación.
EP

"Voy a desenmascarar a todos". Así se pronunció José Manuel Villarejo cuando no había pasado ni un día desde que abandonó Estremera tras cumplir cuarenta meses en prisión provisional. El comisario jubilado lanzó un aviso a navegantes tras su última declaración ante el magistrado de la Audiencia Nacional que le investiga por todos sus espionajes privados, pero lo cierto es que, 31 días después, el policía mantiene un silencio que tranquiliza e inquieta a partes iguales. Muchos esperaban que el policía que ha estado más de tres años pronunciándose a golpe de comunicado diera rienda suelta a su faceta más mediática pero ha decidido mantenerse en un segundo plano, al menos hasta este momento. 

Las primeras semanas en libertad provisional no han sido fáciles para el exespía. Fuentes de su entorno consultadas por La Información explican que se ha dedicado principalmente a su familia y a resolver sus problemas de salud. De hecho, se ha sometido a chequeos médicos para controlar sus dolencias de espalda (de la que se operó poco antes del estallido del caso Tándem) y sus problemas de visión. Estaba en la cárcel todavía cuando perdió parte de la movilidad del ojo izquierdo como consecuencia de una subida de la tensión. El comisario, que también ha pasado por el dentista para que le extraigan dos muelas, siempre se ha mostrado muy crítico con el trato que recibió en la prisión madrileña y ha pedido en reiteradas ocasiones su libertad amparándose en el riesgo que corría su salud. La Audiencia Nacional, por su parte, ha declinado siempre esta pretensión.

De hecho, los investigadores siempre han advertido de que había un riesgo de fuga muy elevado, teniendo en cuenta los fondos que desvió al extranjero de sus trabajos de espionaje privados. También avisaron de la posibilidad de que destruyera pruebas en su poder y de que reiterara en sus acciones. Estos fueron los principales argumentos que permitieron mantenerle en Estremera hasta que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sentó las bases para que le dejaran en libertad provisional, al menos hasta que arranque en octubre el primero de los juicios por tres de las piezas de Tándem. Sin embargo el comisario jubilado insiste en que no se va a fugar puesto que ya le ofrecieron salir del país en 2016 y se negó.

Pendiente del juez

Ahora trata de recuperar todo el tiempo perdido con su familia y muy especialmente con su hija pequeña, la cual tenía nueve años cuando los agentes le detuvieron el 3 de noviembre de 2017 por integrar presuntamente una organización criminal. Tampoco falta a su cita diaria con la Justicia. El magistrado Manuel García Castellón accedió a la petición de Anticorrupción de dejarle libertad pero entre las medidas cautelares acordadas le impuso la obligación de comparecer todos los días en el juzgado más cercano a su domicilio en Boadilla del Monte. "Lo está cumpliendo a rajatabla", aseguran las fuentes consultadas. Tampoco ha atendido muchas llamadas en estas semanas para sorpresa de los que esperaban que el comisario tirara de la manta como ha advertido en tantas ocasiones desde Estremera. 

No obstante, en este tiempo de retiro ha dado un paso de gran calado al pedirle al magistrado instructor que le deje figurar en la causa como codefensor suyo junto con su abogado. El objetivo de este movimiento sería aprovechar su condición de abogado colegiado para tener acceso a una macrocausa que se compone hasta el momento de 30 piezas separadas, aunque también podría participar en los interrogatorios que se siguen practicando en la Audiencia Nacional por todos sus espionajes si Manuel García Castellón diera luz verde a esta petición. Lo cierto es que si hay algo claro que ha mantenido el policía jubilado es que no cejaría hasta poner en la diana a los que considera sus enemigos e impulsores de esta causa de corrupción. Entre ellos se encuentra el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán.

Cara a cara con Rato

No obstante, el análisis al detalle de todo el material incautado ha hecho que se gane muchos más enemigos en este tiempo de prisión provisional. Algunos ya figuran como perjudicados en una causa que aglutina a muchas 'víctimas' de sus trabajos, pero otros han optado por buscar Justicia fuera de la Audiencia Nacional. Es el caso del exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato. El economista tomó cartas en el asunto tras escuchar una de las miles de grabaciones de Villarejo en las que le acusaba de haber "trincado" sobres de la caja B del Partido Popular. El exdirector gerente del FMI reaccionó rápido; primero anunció acciones legales por implicarle en el caso Gürtel y después pidió su personación en la pieza novena (que investiga los encargos del BBVA), tal y como adelantó este medio. 

Rato cumplió con su palabra y, como resultado, Villarejo tiene una cita con la Justicia el próximo 13 de abril. El juzgado de primera instancia de Móstoles le ha citado para un acto de conciliación en el que pedirá que se retracte de las afirmaciones que se incluyen en el sumario de la pieza Kitchen. Villarejo también otras cuentas pendientes al margen de este procedimiento. Destaca la investigación por grabar supuestamente una reunión de mandos policiales con el CNI para detener al pequeño Nicolás además de dos causas en Plaza Castilla relativas al acoso que habría sufrido la doctora Elisa Pinto por parte del empresario Javier López Madrid. Sin embargo, el grueso de sus problemas con la Justicia se aglutina en la causa que dirige la Audiencia Nacional y que todavía mantiene vivas cerca de una veintena de piezas.  

Algunas de ellas afectan a grandes empresas y bancos del país como BBVA, Repsol, Caixa, Iberdrola o Grupo Planeta. A ello se suma la investigación por la operación policial ilegal en la que se le sustrajo a Bárcenas papeles sensibles para el PP, además de la trama que salpica a su esposa, Gemma Alcalá, y que habría impulsado el comisario desde prisión. La misma se investiga en la pieza número 28 y trata de esclarecer si el policía -con ayuda del abogado Alfonso Pazos- puso en marcha una red de compra-venta de documentos oficiales con la finalidad de obtener liquidez. Entre el material que atesoró se encontrarían documentos de la operación Cataluña contra el independentismo catalán, de la trama Gürtel o incluso de la propia investigación penal de la que se ha convertido en protagonista principal.

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