Chicago, la "ciudad más americana", espera a la OTAN con aprensión

  • Chicago, que se precia de ser "la ciudad más americana" de Estados Unidos, espera a los líderes de la OTAN con la ilusión de verse en el foco de la actualidad, pero la aprensión por el enorme desafío de seguridad que representa.

Jorge Mederos

Chicago (EE.UU.), 17 may.- Chicago, que se precia de ser "la ciudad más americana" de Estados Unidos, espera a los líderes de la OTAN con la ilusión de verse en el foco de la actualidad, pero la aprensión por el enorme desafío de seguridad que representa.

Entre el sábado y el lunes, unos 60 dirigentes de todo el mundo, entre ellos los jefes de Estado o de Gobierno de los 28 países miembros de la Alianza Atlántica debatirán en el Centro de Convenciones y Exposiciones McCormick Place sobre el futuro de la guerra en Afganistán y el destino de la propia organización defensiva occidental.

El presidente estadounidense, Barack Obama, es esperado el sábado en Chicago, la ciudad donde inició su carrera política, donde pronunció su discurso triunfal nada más ganar las elecciones en noviembre de 2008, y donde su equipo de campaña ha instalado su cuartel general para la reelección.

Para el alcalde Rahm Emanuel, exjefe de gabinete de Obama, la cumbre es una oportunidad única para colocar a esta ciudad del medio oeste en el escenario internacional, y para que el mundo vea a "la ciudad más americana" de los Estados Unidos, según declaró.

Pero con igual afán de notoriedad, grupos de "indignados" quieren aprovechar el encuentro para manifestarse contra la OTAN, las armas y los poderosos del mundo.

Entre los grupos que han convocado protestas figuran "Ocupa Chicago", inspirado por las manifestaciones contra los bancos realizadas en Nueva York; la "Coalición contra la agenda de guerra y pobreza de la OTAN y el Grupo de los 8"; los "Veteranos de Irak contra la guerra" y los anarquistas que se oponen a todo tipo de Gobierno.

Los anarquistas, vestidos de negro, encapuchados y con la cara cubierta, han sido culpados de daños contra la propiedad e incitación a la violencia durante este tipo de manifestaciones.

"Si quieren gritar, que griten, los vamos a proteger. Pero que no vengan a cometer actos delictivos, porque estamos preparados para reprimirlos", advirtió hoy el superintendente de policía de Chicago, Garry McCarthy.

El jefe policial dijo que sus agentes se han manejado muy bien hasta el momento con las primeras protestas y están preparados para encarar grandes multitudes.

Hoy al mediodía, unas 70 mujeres del grupo pacifista "Code Pink" (Código Rosa) se presentó frente al cuartel general de la campaña de reelección de Obama, en el centro de la ciudad.

El mismo grupo estuvo, además, ante los consulados de Alemania, Gran Bretaña y Canadá, en todos los casos para gritar consignas y entregar cartas que exigen el fin de las operaciones militares de la OTAN en Afganistán, y en especial de los ataques con aviones no tripulados "en la guerra no declarada en Pakistán y Yemen".

Las manifestantes fueron vigiladas de cerca por agentes comunes de la policía, en bicicleta, sin despliegue de equipos antidisturbios, aunque se estima que habrá unos 2.000 agentes disponibles en caso de que haya que reprimir desmanes.

Las autoridades no quieren que se repitan en Chicago los desmanes ocurridos en Seattle (estado de Washington) en 1999, durante la cumbre de la Organización Mundial del Comercio, cuando 40.000 manifestantes descontrolados cometieron graves destrozos y chocaron con la policía en batallas campales.

Pero tampoco quieren desencadenar actuaciones policiales violentas cuyo coste en imagen cuesta mucho tiempo pagar como ocurrió durante los disturbios en la Convención Nacional Demócrata de 1968.

La reputación de la ciudad se recuperó recién en 1996, cuando en otra convención el entonces presidente Bill Clinton fue nominado a la reelección por los demócratas.

El Servicio Secreto de los Estados Unidos se encargará de proteger a los funcionarios que llegan desde otros países y las más de 100 caravanas de automóviles que los trasladarán, además de la supervisión general de las medidas de seguridad.

Frank Benedetto, director de la oficina del Servicio Secreto en Chicago, dijo esta semana en una reunión con empresarios que el principal objetivo es crear "una burbuja de seguridad" alrededor del presidente Obama y de los delegados extranjeros.

Todo esto, tratando de mantener la vida de la población en general "lo más normal posible", dadas las circunstancias.

Igualmente, la gente que trabaja en el centro, o los turistas que visitan la ciudad, verán complicados sus desplazamientos por el cierre de tramos de autopistas importantes, de la autovía rápida que bordea el Lago Michigan y restricciones en el estacionamiento.

Lugares de gran concentración turística como el Museo Field, el acuario, el planetario y el Instituto de Arte de Chicago estarán cerrados durante tres días.

En algunos lugares se colocarán cercas de metal y barreras de cemento, y en otros habrá barreras portátiles capaces de detener a un vehículo de 7.000 kilos a 45 kilómetros por hora.

Jennifer Martínez, portavoz del comité municipal que organizó la reunión junto a agencias estatales y federales, dijo a Efe que la ciudad recibirá unos 21.000 visitantes por la cumbre de la OTAN, entre delegados, integrantes de sus equipos de trabajo y por lo menos unos 2.000 periodistas.

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