Cinco elecciones en 40 meses desatan el temor a otro periodo de incertidumbre

  • Los analistas no descartan que España vuelva a sufrir un año de 'impasse' económico como el que llegó tras los comicios de diciembre de 2015.
Pedro Sánchez a su llegada al debate de Presupuestos en el pleno del Congreso
Pedro Sánchez a su llegada al debate de Presupuestos en el pleno del Congreso
EFE

Desde diciembre de 2015 hasta el próximo 28 de abril, España habrá pasado, al menos, por tres elecciones generales, dos procesos de formación de Gobierno, unas autonómicas catalanas ‘in extremis’, un referéndum independentista ilegal y una moción de censura sacada adelanta con una extraña alianza entre la izquierda política y el independentismo radical, que acaba de morir de éxito por no haber podido sacar adelante unos Presupuestos acuciados por el ‘chantaje’ político del soberanismo catalán, en pleno juicio al procés. Además de la cita autonómica, municipal y europea del 26-M, apenas un mes más tarde que las generales.

Visto ese panorama, cabría pensar que el escenario español se parece cada vez más a la Italia de Salvini, por más imposible que parezca que la ultraizquierda y la ultraderecha puedan ponerse de acuerdo en algo en España, como han hecho los italianos de la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas. Precisamente, “lo único que parece claro que va a ocurrir en las elecciones general del 28-A es que Vox se estrenará en el Hemiciclo con una presencia notable y Unidos Podemos sufrirá un descenso en sus filas, derivado de la crisis interna del partido y la falta de acuerdo con sus confluencias territoriales”, según fuentes políticas cercanas al Ejecutivo.

Todos los analistas coinciden en que Pedro Sánchez se ha lanzado a unas elecciones en la fecha que más le conviene a él y, tal vez, a su partido, sobre todo si se tienen en cuenta las prisas con las que tendrán que hacer ahora las listas electorales (generales, autonómicas, municipales y europeas) en las demás formaciones, algunas de ellas, como Ciudadanos, Podemos o Vox, con falta de presencia en muchas partes de España y sin una estructura fuerte que les permita elegir las mejores opciones.

Pero con una visión más a medio y largo plazo sobre el reto al que se enfrenta el país, ya se han levantado algunas voces que ponen en duda que el momento sea el mejor para la gobernanza del país en este momento. Al contrario, la premura de la fecha, el cierre en falso de la crisis catalana, una economía que tiende a la baja y la incertidumbre total sobre un resultado que permita conformar una mayoría de derechas o de izquierdas, son un riesgo que no va a pasar desapercibido en el entorno europeo y, mucho menos, en muchos operadores económicos y fondos de inversión internacionales que, hasta ahora, han estado dispuestos a apostar por el mercado español.

Sánchez y su equipo han reiterado en muchas ocasiones su convencimiento en que España es un país en el que se confía desde el exterior, sobre todo por el alto potencial de negocio que se podía generar en torno a su ‘agenda del cambio’, en ámbitos como la transformación ecológica, la revolución tecnológica del 5G, el margen que existe para invertir en I+D+i o el 'calor' que ofrece de nuevo el sector inmobiliario. Pero esa agenda ha pasado a ser ahora un mero programa electoral, cuya aplicación dependerá de que Sánchez pueda o no recuperar su gobierno, de forma que desde el ámbito jurídico y económico se teme un nuevo parón de la inversión internacional como el que se produjo en el impasse político entre las elecciones de diciembre de 2015, el primer intento de formación de Gobierno socialista (fracasado por Podemos) y las posteriores elecciones de junio de 2016, que permitieron la renovación de Rajoy a finales de octubre de ese año gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención (en plena bronca interna) del PSOE.

“Aquel año de incertidumbre política total, sin capacidad para legislar y bajo la amenaza continua de una inestabilidad jurídica y económica, fue nefasta para muchos inversores internacionales, que veían opciones en la economía española, pero no podían arriesgar su dinero en un entorno tan inestable”, aseguran fuentes jurídicas dedicadas a asesorar en este tipo de operaciones. “Espero que ahora se llegue a una mayoría mínimamente razonable, para no volver a pasar por aquello, porque un parón así en la inversión sería muy desastroso en una economía que crece todavía, pero a la baja”, advierten. "Cuando se ralentiza la economía, se ralentiza toda la sociedad", insisten.

Desde el punto de vista económico, los expertos consultados advierten que un mal resultado electoral que no permita tener una mayoría clara, por tercera vez consecutiva, sería más grave en estos momentos, dado que los ocho meses y medio de Gobierno de Sánchez han supuesto un aumento del gasto del Estado y, con ello, del déficit, que va a ser difícil de superar con una situación política sin Presupuesto y sin una guía clara por la que apostar. 

El bucle electoral y la ‘vendetta’ continua

Otra de las cuestiones que no anima a pensar en que de las elecciones va a salir una solución que genere estabilidad y seguridad para avanzar en lo social y lo económico en España, es la cercanía con la que se van a celebrar las elecciones generales y las municipales, autonómicas y europeas. Del 28-A al 26-M no hay siquiera un mes de diferencia, de forma que a los expertos electorales no se les escapa que cuando se llegue la cita de mayo, si todo va bien, se habrá formado la nueva Mesa del Congreso, a partir de la cual instrumentar una nueva formación de Gobierno. “Pero si las alianzas no están claras del todo, asistiremos a una negociación a muerte entre partidos para conquistar La Moncloa y, además, miles de negociaciones territoriales, que se pueden ver contagiadas en ambos sentidos y tergiversar unos resultados independientes en un caso y en otro”, explica un político retirado con experiencia en el Ejecutivo. “Mi hija de 19 años va a votar más veces que mucha gente de mi familia que le dobla en edad”, advierte.

Otras fuentes consultadas entre analistas electorales advierten que esa cercanía entre consultas electorales puede generar además un efecto malicioso entre los votantes, de forma que quien no se encuentre satisfecho con los resultados de la primera cita, utilice los segundos comicios como una ‘vendetta’, “a favor o en contra de sus simpatías políticas”, explican. “Es un bucle poco recomendable y que, si no hay más adelantos, se puede llegar a repetir cada cuatro años”, advierten.

Puestos a elevar las miras ante la gran incertidumbre que se avecina sobre España en los próximos cuatro o cinco meses (por lo menos) y entrar en el terreno de la geopolítica, un vistazo de la situación tampoco es nada esclarecedor. El Brexit tiene dividida a la sociedad británica; Alemania se enfrenta a la salida de Merkel y la subida de la ultraderecha; Francia teme que sea Le Pen quien gane las europeas; y, como mencionamos al principio, Italia reniega ahora incluso de Europa. Por no hablar de Trump, la guerra comercial con China, Venezuela, Bolsonaro, etc. “Al final, los optimistas verán que todo se va a arreglar en España porque aquí siempre hemos llegado a acuerdos y tenemos seguridad en las calles, pero los pesimistas pueden llegar a verlo todo muy negro”, advierten desde el entorno cercano al Ejecutivo.

Una buena recomendación para unos y otros puede ser el último libro publicado por Antonio Garrigues, a modo casi premonitorio: 'Manual para vivir en la era de la incertidumbre', donde advierte que más vale que nos acostumbremos a situaciones complicadas y sin grandes certezas, como está, o no seremos capaces de superarlas nunca.

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