Cineasta cubano defiende derechos a huelga, a manifestarse y a disentir

  • El cineasta e intelectual cubano Eduardo Del Llano, defendió hoy desde su blog el derecho de los ciudadanos de la isla a la huelga, a la manifestación e incluso a disentir "sin que se les tilde de mercenarios o agentes enemigos".

La Habana, 18 jul.- El cineasta e intelectual cubano Eduardo Del Llano, defendió hoy desde su blog el derecho de los ciudadanos de la isla a la huelga, a la manifestación e incluso a disentir "sin que se les tilde de mercenarios o agentes enemigos".

Bajo el titular "Manifestarse", Del Llano pregunta "¿Por qué los trabajadores cubanos no pueden ir a la huelga?. ¿O los estudiantes manifestarse?. ¿O, bien mirado, los opositores?".

"No creo que nadie vaya a sostener a estas alturas que es porque sólo bajo el capitalismo tienen de qué quejarse", señaló.

Del Llano es el realizador de cortometrajes de producción independiente caracterizados por sus críticas con un toque humorístico corrosivo como "Monte Rouge", "High Tech" y "Homo Sapiens", que han circulado de mano en mano en vídeo, y el guionista de filmes de Fernando Pérez, Gerardo Chijona y Daniel Díaz Torres.

"Una sociedad moderna y democrática debe prever el derecho de los ciudadanos a expresar su descontento públicamente sin que por ello se les tilde de mercenarios o agentes enemigos", comenta.

Del Llano dice que la prensa estatal cubana "refleja las golpizas a manifestantes en otras naciones, con fotos y reportajes dramáticos", y en su opinión "que la policía reprima una manifestación pacífica está mal, pero que no la permita está peor".

"Contrariamente a lo que parece creer nuestro gobierno, las manifestaciones callejeras no significan que una sociedad es débil y desunida. Más bien significan que es una sociedad humana", señala.

Asimismo considera que hoy "sería ridículo pretender" que en Cuba los obreros "no tienen motivo de queja y sólo se sienten incómodos los remanentes de la antigua burguesía, etcétera".

"Cualquier cifra de descontentos con el sistema que se maneje -pongamos la improbablemente baja de un millón de cubanos, esto es, uno de cada doce que viven en suelo patrio- implica que otros tantos ciudadanos, que no han cometido ningún crimen político, no tienen quien los represente en el Parlamento", sostiene.

Pero cree, que muchos cubanos de a pie "están tan acostumbrados a satanizar un hecho de esta naturaleza que reaccionarían con hostilidad ante una marcha que pidiera, (...) reforma de la ley migratoria ya, aunque esta fuese "espontánea, luchara por los intereses de todos los ciudadanos -incluidos los hostiles- y no estuviera necesariamente inficionada por terceros".

Según el director de cine, a los disidentes "es hora de dejar de verlos automáticamente como una lacra y aceptar que son -deberían ser- parte de la sociedad civil. Como ocurre, por ejemplo, en Venezuela".

Se muestra convencido de que "habrá algunos mercenarios y oportunistas", como "también hay muchísimos comecandelas (símil de ortodoxo acérrimo del régimen) y arribistas en el campo oficial", pero asume que "otros simplemente tienen una opinión diferente acerca de lo que es mejor para el país".

Y a su juicio, "sería sano, cuando menos, escuchar esa opinión y no ahogarla antes de nacer".

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