El proyecto piloto arranca este viernes

Tezanos prueba un sistema para grabar entrevistas en el CIS y la plantilla estalla

Los trabajadores denuncian sentirse "vigilados" con el sistema CATI que registra las llamadas y que ofrece información primaria de la opinión pública.

José Félix Tezanos, presidente del CIS
Tezanos prueba en el CIS un sistema que graba las conversaciones en los sondeos
Europa Press

José Félix Tezanos continúa acometiendo cambios en el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Después de instalar las famosas tabletas para los encuestadores (hasta su llegada se trabajaba con entrevistas en hojas de papel) ha llegado el momento de ensayar con el sistema CATI, Computer-Assisted Telephone Interviewing, por sus siglas en inglés. Se trata de una herramienta que ya se utiliza en las firmas demoscópicas privadas pero que hasta ahora el organismo público no había empleado. Aprovechando la crisis del Covid este viernes inicia las pruebas en un pequeños sondeo sobre "bienestar". A los encuestadores no les ha gustado.

El CATI permite registrar toda la conversación entre encuestador y entrevistado. Se queda grabada en el sistema para poder hacer uso de él, lo que ofrece una información de primer nivel o "primaria" a la compañía o, en este caso, al CIS. Fuentes del organismo ponen el siguiente ejemplo: "A partir de ahora se va a poder saber y va a quedar registrado cuál es la respuesta directa de los ciudadanos cuando se les pregunte por la valoración de líderes políticos". Una información que para los sociólogos es "oro".

De esta forma, un grupo de encuestadores del CIS, en torno a dos centenares, han tenido que instalarse un software con este sistema CATI. Un supervisor se encargará de monitorizar este trabajo piloto, explican varios afectados. Su trabajo, a modo de prueba para este barómetro de bienestar, se realizará entre este viernes y el fin de semana. No hay contempladas preguntas sobre intención de voto o valoración de líderes. Si funciona, añaden, podría llevarse a los barómetros políticos y mensuales del centro. 

Las pruebas del CATI no han gustado a los encuestadores del CIS. Se quejan de que se sienten "vigilados" por el sistema que registra su trabajo y piden que no se implante de forma permanente en el centro dirigido por Tezanos. Así lo han expresado ya en alguna reunión interna que se ha celebrado en los últimos días a través de videoconferencia. Han tenido que recibir un breve curso de formación y cobrarán 11 euros netos por cada entrevista que realicen en estas 72 horas. Están previstas unas 1.000 entrevistas en este trabajo de campo.

La información de primer nivel es oro

El trabajo con información de primer nivel, es decir, las respuestas directas que ofrecen los ciudadanos es, para sociólogos y expertos en opinión pública, de gran utilidad. Así trabajan, de hecho, en Moncloa con un equipo específico dedicado a ello. Es el Departamento de Análisis y Estudios y su misión es "transformar los datos en información", tal y como explicó el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, en una conferencia ofrecida el verano pasado. ¿Y qué se hace con esa información? "Actuar", dice. "Tener conocimiento de la opinión pública y aplicar el criterio presidencial", añade el jefe de máquinas de Moncloa.

A partir de esas opiniones ciudadanas el gabinete del presidente elabora unos informes semanales (también los hay mensuales, semestrales y anual) que traslada a Sánchez. El objetivo es fijar los "temas de discusión" de la semana. Todo ello apoyado por los datos que salen de las encuestas que llegan a Moncloa y de las opiniones en redes sociales, que también se analizan. Nada se deja al albur. En estos documentos se pueden identificar las demandas de los ciudadanos: empleo, pensiones, cambio climático, el sentimiento independentista... Redondo aseguró que toda esta información es "de primer nivel" y les lleva de forma primaria, sin intermediarios.

El sistema CATI ya se ha empleado para los dos últimos barómetros políticos y se volverá a hacer para los dos próximos, de junio y julio, estudios electorales del CIS. Sin embargo estos trabajos de campo han sido externalizados. Tal y como se contó en estas páginas el pasado lunes, el centro dependiente del Ministerio de Presidencia ha contratado a una nueva empresa privada de encuestas para realizar las entrevistas telefónicas grabadas a través de un procedimiento negociado sin publicidad y de urgencia. Para los sondeos de abril y mayo se recurrió a Intecampo S.A., una firma que trabajó con el principal laboratorio de ideas de Ferraz, la Fundación Sistema. 

El CIS se encuentra prácticamente paralizado desde la declaración del estado de alarma. No ha podido realizar encuestas presenciales y eso es un handicap para el organismo. Por eso ha tenido que volver a adjudicar este contrato a una firma del sector privado que sí tenga capacidad para realizar las encuestas a través del teléfono. El importe presupuestado es de 90.000 euros y se han solicitado hasta cuatro presupuestos. Es el mismo procedimiento y la misma cantidad económica, dicen, que se siguió para la contratación de Intercampo el pasado mes de abril.

De los cuatro presupuestos solicitados por el CIS, el organismo ha adjudicado este contrato, que será por un periodo de dos meses, a la oferta más ventajosa en calidad y precio. Respecto al importe final que desembolsará el organismo dependiente del Ministerio de Presidencia, las mismas fuentes concretan que "su cantidad exacta dependerá del número de encuestas realizadas conjuntamente en los dos barómetros". Serán en torno a 3.000 cada una. 

Los trabajadores del organismo no entienden porque estos barómetros electorales no los pueden hacer ellos. Llevan prácticamente tres meses parados, sin cobrar, ya que su remuneración depende de realizar encuestas presenciales. Tampoco han recibido ayudas o han podido acogerse a un ERTE. Algunos son estudiantes o hacen entrevistas compatibilizándolo con otro trabajo, pero para decenas y decenas de familias el CIS  es su principal sustento económico. En el centro demoscópico oficial trabajan en torno a tres centenares de encuestadores que esperan volver a tener encargos con las próximas preelectorales de País Vasco y Galicia.

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