La reforma fiscal, nuevo foco de conflicto

Cisma en el Gobierno madrileño por la 'negociación paralela' de Lasquetty y Vox

  • Ciudadanos evidencia su enorme enfado por un pacto entre la Consejería de Hacienda y Rocío Monasterio que se realizó al margen del Ejecutivo regional.
Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado
Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado
EFE

El pacto de gobierno entre PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid vuelve a afrontar un nuevo problema interno. Y, en este caso, especialmente grave. El protagonista de este conflicto es el consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, y el motivo es la reforma fiscal presentada por el Ejecutivo madrileño, que fue diseñada dentro del Consejo de Gobierno. Pero, para conseguir el aval imprescindible de Vox para que saliera adelante, Lasquetty acordó con Rocío Monasterio unos recortes para compensar los 16 millones que se iban a dejar de ingresar por la reducción de impuestos. Algo de lo que no fue informado el vicepresidente, Ignacio Aguado, como señalan fuentes de la negociación a La Información, después de que este movimiento se realizara al margen de la parte naranja. Lo que ha enfadado mucho a los socios de Ayuso, al considerar que se trata de una "negociación paralela" en la que se les ha "puenteado" incluso cuando son partido de gobierno.

El rechazo de Aguado a que salieran adelante esos recortes, que según las fuentes consultadas implicaban reducir el gasto en lucha contra la violencia machista, derechos LGTBi o ayudas a las personas más vulnerables, ha motivado que Vox no retirara la enmienda a la totalidad a esa reforma fiscal que había presentado previamente. Una propuesta que finalmente ha salido adelante gracias a la unión de los de Monasterio con PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, impidiendo de esta manera que Ayuso pudiera aprobar la primera ley de una legislatura que ya lleva en marcha más de medio año. Y que también ha servido para evidenciar las malas relaciones entre el vicepresidente y Rocío Monasterio, cuyo tira y afloja está impidiendo hasta que se diseñen los presupuestos de este año.

Esta norma propuesta por el gobierno regional contemplaba deducciones fiscales del IRPF en su tramo autonómico de las que se iban a beneficiar varios grupos de población. Entre ellos estaban los jóvenes que fueran a comprar una vivienda, los estudiantes de grados universitarios, doctorados o máster y las familias que tuvieran a su cargo a personas en situación de dependencia. El total previsto de ahorro para todos ellos era de 16 millones de euros, lo que provocaría en consecuencia una merma de las arcas públicas madrileñas en esa misma cantidad. La coalición entre PP y Ciudadanos defendía que esto se compensaría con el mayor consumo y actividad que se produciría en la población por tener más dinero disponible en su bolsillo. Pero Vox tenía otra manera de verlo, y pidió a cambio de su apoyo que se produjera un tijeretazo por la misma cantidad. 

La oposición de Ciudadanos a avalar lo acordado por PP y Vox estalló en la tarde del miércoles, cuando Monasterio anunció en un acto público que Aguado, que también asistía al evento, había vetado el pacto al que había llegado con Lasquetty. Posteriormente, la diputada madrileña protagonizó una escena en la que se encaraba con el líder naranja, al que le reprochó su postura de no querer incluir el 'tijeretazo' en la reforma fiscal. "¿Estás en el gobierno de Lasquetty o no? No dinamiten la prosperidad de los madrileños", llegó a decirle al vicepresidente madrileño, que le pidió que que votará "sí o no" y abandonó la zona al instante, evitando así la discusión frente a las cámaras. 

La propuesta que el consejero de Hacienda le hizo a la jefa de Vox no respondía a unas peticiones concretas de esta, según las fuentes consultadas. Esta le instó a que él recortara el gasto donde considerara, ante lo que el consejero recogió el guante, insisten las mismas fuentes. Este que era consciente de cuáles eran las prioridades de su interlocutora, que ha rechazado públicamente medidas que tienen que ver con los colectivos LGTBi o las ONGs y asociaciones feministas y contra la violencia de género. Monasterio vio con buenos ojos el plan, y garantizó de esta manera al lado del PP en el Ejecutivo madrileño que retiraría esa enmienda a la reforma fiscal. Lo que habría permitido a Ayuso empezar a cumplir con la promesa de seguir rebajando impuestos, aun con las acusaciones de que la región realiza 'dumping fiscal'.

Según la portavoz de la extrema derecha, no llevar a cabo este 'tijeretazo' podría dar pie a que el Gobierno central interviniera las cuentas de la Comunidad de Madrid, algo que también ha denunciado Ayuso en varias ocasiones. Pero fuentes del Ejecutivo madrileño consultadas por esta redacción señalan que una desviación de 16 millones de euros es totalmente insulsa como para provocar que el Ministerio de Hacienda activara su maquinaria para controlar Madrid. De hecho, las mismas fuentes señalan que esta reducción del gasto no era necesaria, pero que tanto Monasterio como Lasquetty lo pactaron por el interés que tenían en conseguir sus objetivos. El de la primera, el de conseguir que hubiera menos "gasto ineficaz", mientras que el del segundo era aprobar la reforma fiscal.

Un choque más entre Ayuso y Aguado

Las fuentes de la negociación consultadas por esta redacción señalan que el gasto superfluo que denuncia Vox no es tal porque "la administración ya fue recortada en todo lo que sobraba durante la anterior legislatura". Según las mismas fuentes de los naranjas, el objetivo de Monasterio y los suyos era "lanzar un nuevo órdago, tener protagonisto y volver a votar que no", ya que sabían que Aguado no iba a aceptar recortes en partidas tan sensibles. "Podrían haber presentado una enmienda a la totalidad con texto alternativo, o haber aceptado la tramitación y luego lanzar enmiendas en la negociación. Pero han optado por esto", añaden las mismas fuentes.

Este cisma se suma a una lista de desencuentros que no para de engordar desde que comenzó la andadura de la coalición entre PP y Ciudadanos. Unos problemas que han tenido como foco principal a Vox, ya que Ayuso y Lasquetty sí interlocutan con su socio externo e incluso se abren a aceptar sus demandas para garantizar la estabilidad del Ejecutivo. Todo lo contrario que Ciudadanos, que mantiene una postura distante con respecto a los postulados del partido de extrema derecha. Lo que ha motivado que hubiera encontronazos públicos entre la presidenta e Ignacio Aguado. Aunque el último choque no tuvo a Monasterio como protagonista, sino que lo motivó el nombramiento de Miguel Ángel Rodríguez como jefe de gabinete de la jefa del Ejecutivo. Algo que sentó muy mal al vicepresidente, ya que Rodríguez llegó a insultarle en público. 

A preguntas de este diario sobre toda esta polémica, el departamento de Hacienda asegura que desconoce los detalles del pacto entre Lasquetty y Monasterio porque la negociación que mantuvieron fue "privada". 

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