Con atentado en Pune de fondo, India y Pakistán vuelven a la mesa de diálogo

  • Nueva Delhi.- Con el reciente atentado terrorista en la ciudad india de Pune como telón de fondo y en un clima de mutua desconfianza, los secretarios de Exteriores de la India y Pakistán celebran mañana una reunión en Delhi para reactivar un diálogo suspendido desde noviembre de 2008.

Con atentado en Pune de fondo, India y Pakistán vuelven a la mesa de diálogo
Con atentado en Pune de fondo, India y Pakistán vuelven a la mesa de diálogo

Nueva Delhi.- Con el reciente atentado terrorista en la ciudad india de Pune como telón de fondo y en un clima de mutua desconfianza, los secretarios de Exteriores de la India y Pakistán celebran mañana una reunión en Delhi para reactivar un diálogo suspendido desde noviembre de 2008.

La delegación encabezada por el secretario paquistaní de Exteriores, Salman Bashir, ya ha llegado a Nueva Delhi para mantener encuentros con el ministro indio de Exteriores, S.M. Krishna, y el consejero de seguridad nacional, el veterano Shivshankar Menon.

Según la agencia india IANS, Bashir -que viene acompañado, entre otros, por el embajador de Pakistán en Delhi, Shahid Malik, y el portavoz de Exteriores, Abdul Basit- tiene previstos contactos con líderes del grupo nacionalista cachemir Hurriyat, algo que obviamente no figura en la agenda oficial ofrecida por el Gobierno indio.

Pero la reunión que acapara todas las miradas es la prevista mañana entre Bashir y su homóloga india, Nirupama Rao, de la cual ambas partes esperan resultados diferentes.

"Nueva Delhi está totalmente al tanto de las complejidades aparejadas (a la reunión) pero aprovechará esta oportunidad para dar una bocanada de aire fresco y buscar un primer paso, aunque sea pequeño, para abrir posibilidades a un diálogo futuro", dijo a IANS una fuente oficial india.

El formato formal de negociaciones que mantenían las dos potencias nucleares del Sur de Asia, bautizado como "diálogo integral", se vio interrumpido tras el atentado terrorista de noviembre de 2008 en Bombay, que la India achacó a un grupo islamista con base en Pakistán.

"La India afronta las conversaciones con mente abierta, pero es totalmente consciente de las limitaciones impuestas por el déficit de confianza post-Bombay", resumió la fuente.

La parte paquistaní, cauta a la hora de aceptar la propuesta india de diálogo por temor a que la reunión resulte vacía de contenido, ha insistido en que debe servir para avanzar y poner sobre la mesa los contenciosos fronterizos, centrados en Cachemira.

El formato de diálogo ha sido motivo de polémica, ya que la prensa paquistaní ha publicado que la India ha presionado a sus vecinos para que la delegación no incluya miembros de los Ministerios de Interior y de Agua y Energía, claves para la discusión de las disputas de recursos hidráulicos, algo que ambos departamentos de Exteriores han desmentido.

El ataque con bomba del día 13 en la ciudad occidental india de Pune, que acabó con la vida de 16 personas y del que la India aún no ha responsabilizado a ningún grupo pese a apuntar a la pista islamista, ha sembrado dudas sobre la reunión.

También han enrarecido la atmósfera la protesta india por la decapitación de un fiel sij en Pakistán y las heridas que, según Nueva Delhi, ha sufrido un soldado indio en la militarizada frontera cachemir por disparos de fuerzas de seguridad paquistaníes.

La última ronda del llamado "diálogo integral" tuvo lugar en Delhi en julio de 2008 y ya estuvo empañada por el atentado que ese mismo mes acabó con la vida de 54 personas en la embajada india en Kabul, que Nueva Delhi atribuyó a "elementos en Pakistán".

Cuatro meses después, el ataque terrorista de Bombay, que dejó 166 muertos, dinamitó este formato de diálogo inaugurado en 2004, en el que delegaciones de ambos países discutían sobre disputas fronterizas, cooperación económica y terrorismo.

Entre 2004 y 2008, años de lento deshielo diplomático, las dos potencias nucleares intentaron avanzar en acuerdos comerciales y contenciosos de calado limitado como Sir Creek, una lengua de agua de casi cien kilómetros en disputa desde hace más de 60 años, o el glaciar de Siachén, conocido como el campo de batalla más alto del mundo y en poder militar indio desde 1984.

Pero más de sesenta años después de la traumática partición del subcontinente, ningún diálogo ha logrado enterrar la discordia por Cachemira, región histórica por la que Pakistán y la India han librado dos guerras, al margen del conflicto de Kargil en 1999, considerado de intensidad menor.

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