Condenado a 2 años por preparar una bomba que se puso en un cajero de Vizcaya

  • La Audiencia Nacional ha condenado a dos años de prisión a Jordi Grau por elaborar un artefacto que se colocó en una sucursal de la BBK de Arcentales (Vizcaya) en 2006, después de que la Fiscalía rebajara su petición inicial de ocho años porque el acusado reconoció los hechos y rechazó el uso de la violencia.

Madrid, 19 nov.- La Audiencia Nacional ha condenado a dos años de prisión a Jordi Grau por elaborar un artefacto que se colocó en una sucursal de la BBK de Arcentales (Vizcaya) en 2006, después de que la Fiscalía rebajara su petición inicial de ocho años porque el acusado reconoció los hechos y rechazó el uso de la violencia.

Así lo ha acordado la sección primera de la sala de lo penal de este tribunal en una sentencia en la que acusa a Grau, que fue detenido el 26 de enero de 2011 en Carranza (Vizcaya), de un delito de tenencia de aparatos explosivos.

Inicialmente, el Ministerio Público reclamaba para él ocho años de cárcel por los delitos de tenencia y estragos, pero en la vista celebrada el pasado viernes rebajó esta petición a dos porque Grau admitió haber elaborado el artefacto pero negó haberlo colocado, a lo que añadió que no creía en la violencia como medio para alcanzar fines políticos.

Durante su turno de última palabra, el acusado aceptó las conclusiones finales de la fiscal Ana Noé en cuanto a los hechos y su calificación jurídica.

Los magistrados consideran probado que antes de las 10:30 horas del 6 de marzo de 2006, "una persona no identificada, actuando con ánimo de causar daño" y "contribuyendo a los fines perseguidos" por ETA, colocó en un cajero de una sucursal de la BBK un artefacto explosivo que estaba dentro de una bolsa de plástico, de la que sobresalía una mecha que encendió antes de abandonar el lugar.

El artefacto, que lo había fabricado el acusado, estaba compuesto por un recipiente de líquido inflamable, material pirotécnico y dos aerosoles de gas, dispuesto todo ello para incendiar el cajero y causar graves daños en la entidad y en el inmueble, según la sala.

Sin embargo, no llegó a explotar por un fallo en la combustión y fue descubierto por un ciudadano, que lo sacó del cajero y avisó a la Ertzaintza, cuyos agentes realizaron un cordón de seguridad y trasladaron a los alumnos de un colegio situado enfrente de la entidad a una zona de mayor seguridad antes de neutralizarlo.

Además de que Grau admitió los hechos, el tribunal resalta que se halló su perfil genético en una cuerda hallada en el lugar de los hechos y añade que en su domicilio de Carranza se hallaron pegatinas a favor de ETA, aerosoles y una camiseta de Segi, entre otros efectos.

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