Conservadores y liberaldemócratas, cada vez más cerca de un pacto de gobierno en el Reino Unido

  • Londres.- Conservadores y liberaldemócratas están cada vez más cerca de un pacto de Gobierno que convertiría al líder tory, David Cameron, en nuevo primer ministro.

Los conservadores ofrecen a los liberaldemócratas un referéndum sobre la reforma electoral
Los conservadores ofrecen a los liberaldemócratas un referéndum sobre la reforma electoral

Londres.- Conservadores y liberaldemócratas están cada vez más cerca de un pacto de Gobierno que convertiría al líder tory, David Cameron, en nuevo primer ministro.

Los equipos nombrados por ambos partidos llevaron a cabo difíciles negociaciones durante el fin de semana, que proseguirán hoy, para buscar áreas de coincidencia en sus respectivos programas.

Al término de la sesión negociadora del domingo, sus portavoces calificaron las conversaciones de "muy positivas" y destacaron la importancia que conceden a los retos económicos como "la estabilidad económica" y la "reducción del déficit".

El domingo, el líder liberaldemócrata, Nick Clegg, que, pese a su decepcionante resultado en las urnas, tiene la llave del próximo gobierno, se reunió también con el todavía primer ministro y líder laborista, Gordon Brown.

En las elecciones del pasado jueves, ningún partido logró la mayoría absoluta de votos o escaños, por lo que se impone algún tipo de coalición o pacto de gobierno.

Pese a sus claras diferencias ideológicas, los liberaldemócratas aceptaron negociar primero con los "tories", el partido con más escaños parlamentarios en la nueva legislatura, pero no han descartado un eventual pacto con los laboristas en caso de no llegar a un acuerdo con Cameron.

Queda por ver todavía qué concesiones está dispuesto a hacer Clegg en una de sus exigencias claves: la sustitución del actual sistema electoral unipersonal mayoritario, que los perjudica claramente, por uno proporcional o al menos más representativo.

Muchos liberaldemócratas consideran ese punto "una línea roja", por lo que Clegg tendrá que esforzarse en convencerlos de la bondad del compromiso al que pueda llegar en ese punto con los tories.

David Cameron debe de ser también consciente en las negociaciones del antagonismo que despiertan entre los suyos muchos puntos del programa conservador como su claro europeísmo, como su oposición a la renovación del programa nuclear Trident, su propuesta de una amnistía para los refugiados o su claro europeísmo.

Las diferencias ideológicas entre ambos partidos, mucho mayores que las que existen entre liberaldemócratas y laboristas, hacen necesario proceder con prudencia a pesar de la urgencia de la situación económica y del nerviosismo de los mercados ante la prolongada incertidumbre.

Gordon Brown mientras tanto continúa en el número 10 de Downing Street y sus ministros han seguido cumpliendo sus compromisos internacionales como es el caso del titular del Tesoro, Alistair Darling, que asistió este fin de semana a la reunión de ministros europeos de Finanzas.

Conscientes de lo arriesgado de su apuesta, los liberaldemócratas tratan de no prestar oídos a los tabloides derechistas como The Sun, que, impacientes de ver ya a Cameron en Downing Street, tachan a Gordon Brown de "okupa" por seguir en su despacho oficial pese a haber perdido las elecciones.

Nick Clegg tiene esta vez un as en la mano y, como explicó el domingo el ex líder de su partido Paddy Ashdown, es importante que los liberaldemócratas hablen con los conservadores pero que al mismo tiempo "escuchen también a los laboristas".

Este fin de semana, el ministro principal de Escocia, Alex Salmon, aconsejó a los liberaldemócratas que no escuchen los cantos de sirena de los "tories" y traten en cambio de formar "una alianza progresista" con laboristas, el galés Plaid Cymru y su propio partido.

Lo más probable en cualquier caso es que Cameron vea finalmente esta semana cumplido su sueño de convertirse en primer ministro, bien de una alianza con los liberaldemócratas, bien al frente de un gobierno minoritario, como prefieren incluso algunos "tories", temerosos de hacer demasiadas concesiones al partido de Clegg.

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