El consumo eléctrico se desengancha: crece ocho veces menos que la economía

  • La demanda creció en 2018 por cuarto año consecutivo, pero es un 4,6% inferior a la registrada en el año 2007, antes del desplome 
Gráfico sistema eléctrico en 2018.
Gráfico sistema eléctrico en 2018.

La crisis que estalló en 2008 ha obligado a particulares, empresas y Gobiernos a cambiar de hábitos y a modificar las normas. Todo sea para ahorrar. Además, los avances tecnológicos han aumentado la eficiencia energética. La suma de factores tiene consecuencias. Una de ellas es la rotura del lazo entre crecimiento económico y demanda de electricidad. Los datos avanzados por Red Eléctrica de España (REE) para el año 2018 muestran que la demanda eléctrica aumentó un 0,4% -0,3% descontadas laboralidad y la temperatura- mientras que la economía creció un 2,5%.

La buena marcha de la economía ha hecho que la demanda eléctrica haya crecido por cuarto año consecutivo. Cinco años de crecimiento del PIB y cuatro años de aumento de la demanda. Pero con un detalle importante: consumo y PIB se han desacoplado. Pese a ese crecimiento continuado, la demanda eléctrica es todavía un 4,6% inferior a la registrada en 2007.

El cambio ha sido espectacular. La Fundación Conama -Transición Energética a un Modelo Eficiente y Descarbonizado- lo refleja en sus documentos: durante más de tres décadas, entre 1970 y 2008, economía y energía crecieron a un 3% anual aproximadamente. A partir de la crisis todo cambió. El ajuste de cinturón llegó obligado, pero llegó para quedarse. Desde 2013, demanda y PIB van por su lado (ver gráfico).

Emisiones y factura

Para los consumidores y para el conjunto del país -obligado a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero-, el desacople entre crecimiento económico y consumo de energía es una buena noticia. Implica ahorro -aunque no siempre una reducción de la factura final-, eficiencia y apuesta por energías renovables. Para algunas empresas, sin embargo, no es una noticia buena porque invirtieron en infraestructuras antes de la crisis, con previsiones de demanda que no se han cumplido.

Las cifras del avance del año 2018 de REE muestran cómo ha cambiado el escenario. España cuenta en estos momentos con 104.053 MW de potencia instalados -un 0,1 % menos que el año anterior, por el cierre de la central de ciclo combinado de Tarragona-. Frente a ese parque generador, la demanda máxima registrada en el ejercicio en la península fue de 40.947 MW, un 1,1% inferior al máximo de 2017 y un 10% por debajo del máximo histórico de diciembre de 2007: 45.450 MW.

¿Sobra potencia instalada? Aunque el parque de generación se ha duplicado prácticamente en 15 años, las empresas -eléctricas y gasistas- dicen que no. Argumentan que la entrada de potencia renovable en el sistema -sin posibilidad de almacenamiento- tiene que estar respaldada por fuentes de generación estables. Más aún ante los planes de cierre del carbón y de las nucleares hasta 2035. Con menos demanda, las empresas energéticas solicitan apoyo -pagos por capacidad- para mantener las instalaciones listas para producir.

Cambio de potencia

Los números de 2018 reflejan que algo está cambiando en los hábitos de consumo. Las grandes y medianas empresas, por ejemplo, consumieron un 1,8% menos de electricidad el pasado año. Muchas pymes y consumidores domésticos, además, han revisado la potencia contratada con el suministrador.

Los cambios de hábitos de consumo no son algo pasajero. La crisis ha dejado su poso y los usuarios, según las organizaciones de consumidores, prestan cada vez más atención a sus contratos y tarifas. La reforma del sector en 2013 (PP) prácticamente duplicó el precio del término fijo de la factura eléctrica -la potencia contratada-. Sólo se podía modificar en tramos de 1,15 kilovatios y no era una opción atractiva.

Pero la situación ha cambiado. Desde octubre del pasado año (Real Decreto-ley 15/2018), se puede modificar la potencia contratada en múltiplos de 0,1 KW. Las distribuidoras han tenido que adaptarse a la nueva normativa y muchos usuarios están siguiendo la recomendación de revisar la potencia para reducir la factura. Nuevos tiempos.

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