"Con la condición de que se respete el cese de las hostilidades, si Dios quiere, y se mantenga la entrega de la ayuda humanitaria, tengo la intención de volver a convocar (...) negociaciones intersirias el lunes 7 de marzo", dijo De Mistura ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Las conversaciones anteriores llevadas a cabo en Ginebra fueron suspendidas a comienzos de febrero.
Inmediatamente después de la declaración de De Mistura, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una resolución que ratifica el acuerdo ruso-estadounidense de cese de hostilidades en Siria y exige que sea acatado por todas las partes comprometidas.
La resolución, propuesta por Estados Unidos y Rusia, fue adoptada por unanimidad menos de una hora antes de la entrada en vigor de la tregua.
Según la resolución, el Consejo "aprueba plenamente" el acuerdo de cese al fuego ruso-estadounidense y "exige que el cese de hostilidades tenga lugar el 27 de febrero a partir de la medianoche, hora de Damasco (22h00 GMT de este viernes).
Además exhorta a "todas las partes respetar el cese de hostilidades" y pide a los miembros del grupo de apoyo internacional a Siria "usar su influencia sobre las partes involucradas con el fin de garantizar el respeto de sus compromisos" y favorecer la puesta en marcha de un "cese al fuego durable".
La resolución reclama una vez más un acceso humanitario "libre, seguro y rápido" a Siria, en particular para los 4,6 millones de sirios aproximadamente que se encuentran bloqueados en zonas asediadas o de difícil acceso.
El Consejo repite que es necesario poner en marcha un proceso de negociaciones que lleve a una transición política. Le pide al mediador de la ONU convocar "lo antes posible" una nueva sesión de negociaciones de paz e invita al gobierno sirio y la oposición a participar "de buen fe".
El acuerdo de tregua excluye a los yihadistas del Estado Islámico (EI) y al Frente Al Nosra -la rama siria del Al Qaida- dos grupos rivales que ocupan gran parte del país.
Desde que empezó en 2011, la guerra en Siria ha dejado más de 270.000 muertos y ha obligado a la mitad de la población a huir de sus casas.
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