Las peticiones de ayuda crecen un 64%

Avalancha en Banco de Alimentos y Cruz Roja: "Es gente que nunca imaginamos"

Cruz Roja
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EFE

El coronavirus no solo aprieta a nivel sanitario. La pandemia que dura ya dos meses también está teniendo consecuencias que van a hacer mella en la sociedad. Unas heridas que no se reparan con una vacuna. Así lo evidencian las peticiones de ayuda recibidas por las organizaciones más representativas que asisten a los que menos tienen, que se han disparado en los dos últimos meses. Según datos recopilados por La Información, las solicitudes de asistencia registradas en Cruz Roja han crecido un 67%, porcentaje que corresponde a personas que nunca habían acudido a sus oficinas. Una cifra que se complementa con la registrada por los Bancos de Alimentos, que a través de las ONG con las que colabora ha repartido comida a un 30% más de personas en las últimas semanas. Un drama de dimensiones inéditas que ha motivado "la mayor movilización de recursos de nuestra historia".

En base a estos datos, esta etapa apunta a ser "mucho peor" que la de la crisis de 2008, según explican fuentes de ambas organizaciones a esta redacción. El motivo es que la anterior crisis fue económica y financiera, pero aun había mucha gente que podía vivir de trabajos en 'B' o accediendo a la economía sumergida. La situación actual es de una crisis que primero ha sido sanitaria, después va a ser económica y ya está degenerando en crisis social. "Ya no hay casi alternativas. El virus ha parado hasta esa economía sumergida", apuntan desde la Federación de Bancos de Alimentos, que en 2019 atendió a 1,1 millones de personas a través de la distribución de sus 54 oficinas, y que en este año prevén que esa cifra alcance a 1,5 millones de ciudadanos necesitados

Como resaltan desde las entidades consultadas, en esta crisis se dan varios fenómenos a la hora de acudir a por alimentos, que es lo que más se demanda, o a por medicinas. Además de la ayuda en el hogar a personas mayores o la asistencia psicológica. Por un lado, están quienes ya acudían habitualmente a las oficinas para satisfacer sus necesidades. Para llegar a esa situación de formar parte de las bases de datos y se les tenga en cuenta, se registran como demandantes de ayuda en las oficinas de las ONG. Esto supone que desde ese momento pasen a formar parte de las bases de datos, y que tengan derecho cada 15 días o una vez al mes a recibir varios kilos de víveres. Lo que no se está produciendo ahora por la prohibición de que haya visitas en casa son las revisiones de los asistentes sociales, que son quienes valoran las necesidades de cada familia.

La otra singularidad que ha llamado la atención de dichas organizaciones está en que muchos de los que requieren esta solidaridad son personas a las que se les han hecho EREs o ERTEs. Pero que, por el momento, no han recibido gran parte de los pagos que les corresponden por dichos expedientes presentados ante la autoridad laboral. "Hay muchos casos de gente que trabajaba en hostelería y de repente tienen que pedir ayuda", advierten desde Cruz Roja, donde destacan que el perfil del demandante de sus servicios "es muy novedoso" al haber "un montón de gente de clase media que nunca había necesitado esto". "Con la crisis anterior y con quienes ya lo pasaban mal, el problema era llegar a fin de mes. Ahora, el tema es que no pueden ni empezar el mes", añaden. 

Más de dos millones sin cubrir sus necesidades

Aun así, las ONG consultadas alertan de que esos porcentajes que han logrado registrar son la punta del iceberg de una crisis mucho más severa que se esconde tras los números. Como destacan desde el Banco de Alimentos, las solicitudes de información sobre cómo funciona el sistema para recoger comida "están muy por encima de ese 30% oficial". "Quienes no han acudido ya es porque disponen de cierto colchón económico. Pero ya nos han contactado en previsión de que no puedan aguantar mucho más por sí solos. Esto pasa también con quien está en EREs o ERTEs", dicen desde la Federación, que trabaja con hasta 7.200 ONG, con un porcentaje mayoritario de las que se dedican a distribuir los víveres, mientras el resto de sus asociados regentan comedores sociales. 

"Prevemos que las necesidades de los usuarios no mermen, ya que surgirán otras necesidades básicas. Las prestaciones y ayudas están solucionando problemas ahora, pero pronto habrá quien no pueda pagar el alquiler o los suministros", explica Olga Díaz, subdirectora de Intervención Social de Cruz Roja España. La responsable de la ONG destaca que la labor que quieren impulsar es la de "devolver a la gente al mercado laboral" a través de sus programas de empleo. Pero advierte de que esto va para largo. "La previsión que hemos hecho es la de superar los dos millones de personas atendidas de aquí a diciembre. Es mucho más que en la anterior crisis", añade Díaz, que destaca que el 86% de las coberturas que ofrecen son para alimentación básica. 

En base a los datos que se manejan en el sector de los fines sociales y humanitarios, extraídos de la tasa AROPE (por sus siglas en inglés, pero que responde al nombre de En riesgo de pobreza y/o exclusión), hay cerca de tres millones de personas en situación de carencia severa. Este grupo es el que más preocupa en los Bancos de Alimentos o Cruz Roja, ya que puede incrementarse de manera alarmante el número de personas que contribuyan a engordar esa estadística. Según los datos de las entidades sociales, con Cruz Roja atendiendo a más de 1,5 millones en estos momentos y el Banco de Alimentos estimando que volverá a esos números, esto supone que casi el mismo número de personas no logran beneficiarse de estas ayudas sociales y humanitarias. Lo que evidencia el "drama social" que ya se está padeciendo, con imágenes en Madrid de personas haciendo cola durante siete horas para recibir comida.

Todas las organizaciones consultadas manifiestan su satisfacción con las múltiples donaciones que han recibido en las últimas semanas, hasta el punto de verse incluso "desbordados" con tantas ofertas de empresas, bancos o particulares. Además, en Cruz Roja ya están pensando en el futuro, al transformar del ámbito sanitario al del empleo y contra la soledad su plan contra el coronavirus. Pero, como recuerdan, esto no ha terminado. Hay mucho temor a los rebrotes. "Estamos preocupados e inquietos. Muchos de nuestros voluntarios son mayores de 65, por lo que son personas de riesgo. Y puede que no tengamos capacidad de llegar a todo si esto va a peor", avisan desde el Banco de Alimentos.

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