Las grandes economías de la UE y el coronavirus

La excepción Merkel: solo Berlín afronta la crisis sanitaria sin un estado de alarma

  • Como ocurrió en España, Francia, Italia y Reino Unido aprobaron leyes excepcionales para limitar los movimientos y cerrar sus economías.
Alemania y su desconfinamiento
Alemania y su desconfinamiento
EUROPA PRESS

Desde hace casi dos meses, España vive en un periodo totalmente excepcional en el que las libertades de los ciudadanos están restringidas. El coronavirus facilitó que se impulsara el estado de alarma, recogido en el artículo 116.1 de la Constitución, y que está desarrollado en una ley orgánica de 1981. Esta legislación extraordinaria es la que permite al Gobierno tomar medidas como impedir la libertad de movimientos, limitar el derecho de reunión, intervenir la actividad económica o poner bajo su mando a todas las fuerzas de seguridad. Unos extremos que se han dado también el resto de grandes economías europeas, como Francia, Italia o Reino Unido. Y que tienen como excepción a Alemania, que es la única de los grandes estados europeos que no ha decretado una situación como esa ni ha retirado derechos de forma temporal.

La posibilidad de que el Gobierno de Pedro Sánchez no logre la confianza del Congreso para prorrogar el estado de alarma pone al país en una situación desconocida ante la pandemia de coronavirus. Aunque la diferencia entre alemanes y españoles es sensible por el drama de las cifras de fallecidos. Si el Parlamento hace decaer la alarma, España estará en la misma situación que Alemania. Pero con casi 20.000 muertos más de diferencia. O lo que es lo mismo: con unos números mucho más italianos que germanos. Tal y como pasó en la anterior década, las comparaciones entre Berlín y otras capitales son el recurso para ilustrar cuál es la capacidad de cada uno para afrontar una crisis. Ya sea financiera o sanitaria.

El caso alemán es muy distinto al resto desde el punto de vista legislativo. El Gobierno que lidera Angela Merkel no impulsó una legislación específica, y negoció todas las medidas con los länder que integran su Estado federal, aunque algunas de ellas incluso fueron revocadas por su Tribunal Constitucional. Esto lo convirtió en una 'rara avis', ya que el resto de grandes países europeos han impulsado una u otra legislación para obligar al confinamiento y cerrar parte o toda la economía. Moncloa lo hizo con la alarma, que es el grado más bajo al tener por encima a los estado de excepción y de sitio. Un ejemplo que siguió Portugal, que estaba en alarma y ahora ha pasado a 'calamidad', que es menos restrictivo que el anterior. Otros como Reino Unido aprobaron una ley específica para la clausura de la actividad económica y las cuarentenas obligatorias para la población. 

Alemania ha sido una gran excepción casi desde el principio, al afrontar una situación mucho más ventajosa que el resto. Sus cifras de fallecidos están totalmente alejadas de las del resto de 'locomotoras' de la UE, con algo más de 6.500 decesos cuando Francia ya contabiliza 24.895, Italia ya registra 29.079 y España alcanza los 25.428. Su punto de partida permitió al país de la canciller Merkel no aplicar un confinamiento total, limitándose a imponer una semicuarentena y a no parar del todo la economía como sí tuvieron que hacer sus socios de París, Roma y Madrid. Pocos gobiernos han podido permitirse ser tan permisivos. Aunque a la zaga le fue Bélgica, que desde el principio permitió hacer deporte pero que está inmersa en una legislación especial por los poderes especiales que tiene ahora su primera ministra, Sophie Wilmès

La alarma no se mueve en Italia y Francia

Que la alarma decaiga es algo que ni se plantean los responsables de gobierno italiano y francés, Giuseppe Conte y Emmanuel Macron. El primero lo decretó por un plazo de seis meses, por lo que finalizaría el 31 de julio, mientras el segundo ya ha propuesto extenderlo hasta julio. Aun así, y tal como ha planteado en España la coalición de PSOE y Unidas Podemos, ya han comenzado sus procesos de desescalada. El más ambicioso es el francés, que pretende reabrir colegios y guarderías el 11 de mayo. Lo que contrasta con Italia, donde ni está sobre la mesa que los niños vuelvan a clase. Aunque allí hay intención de recuperar otras normalidades, como la del fútbol profesional, cuando los franceses ya han suspendido todas las competiciones y han designado a los campeones. En medio de todo esto, Londres mantiene su "ley del coronavirus", por la que el Parlamento permitió al gabinete de Boris Johnson tener poderes especiales durante un máximo de dos años.

De esta manera, España sería la segunda gran economía europea que no tendría un estado de alarma o una fórmula similar, siguiendo así la estela de Berlín. Y lo haría aun aflorando el peor ratio de muertos y contagios con respecto a este grupos de países más selectos. Los datos así lo atestiguan, al sufrir más de 54 muertos y 465 contagiados por cada 100.000 habitantes, cuando Italia tiene 48,13 y 350,76 en los mismos parámetros. Un debate que está sobre la mesa y que se tendrá que cerrar el miércoles en el Congreso. Por ahora, el PP ya ha dejado claro que no tiene previsto respaldar la tercera prórroga del periodo excepcional. Lo que se suma a que Ciudadanos empieza a mostrar sus dudas a darle otro 'sí' al Ejecutivo, mientras ERC ya tiene claro su 'no' y el PNV empieza a acercarse a esa postura. 

La casuística en el resto del mundo

Aunque por número de casos de Covid-19 y poder económico España solo puede compararse a nivel europeo con Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, los procesos para imponer el confinamientos en otros países de la UE, del continente o de otras regiones mucho más alejadas han sido muy distintos. Países Bajos o Suecia son el paradigma de unas medidas mucho más relajadas, al tener la primera en vigor su 'confinamiento inteligente' con el que apela a la responsabilidad individual de sus ciudadanos y les insta a no acudir al hospital salvo que se trate de un caso extremo. Los suecos son todo un caso aparte, ya que optan por no imponer restricciones para buscar cuanto antes su 'inmunidad de rebaño'. Estrategia que han mantenido a pesar del aumento de positivos y de las críticas por no confinar a la población.

En el resto del mundo, las restricciones y el cierre económico han sido dispares. La apuesta de China por el confinamiento total contrasta con la de Corea del Sur, que es la que más tests preventivos realiza y solo impone la cuarentena a enfermos, a quienes han estado en contacto con ellos o a viajeros procedentes del extranjero. Estados Unidos es otro caso que llama la atención por las diferencias entre los estados, con algunos teniendo claro que hay que restringir movimientos y otros poniendo en cuestión que esto sea efectivo. Aunque todo lo ensombrece la figura de Donald Trump, que pasó de negar la incidencia del virus a activar unas declaraciones de emergencia para dar recursos suficientes a sus territorios. Ahora, el presidente de EEUU está centrando en reactivar la economía incluso cuando los positivos no paran de crecer y en culpar a Pekín de la creación del virus. 

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