La opción de renunciar al menos por este año al sistema de módulos a la hora de tributar que el Gobierno prepara para las casi 400.000 pymes y autónomos perjudicados por el coronavirus, abre la puerta a que la mayor parte de los beneficiados por esta medida acaben utilizando a partir de ahora el modelo de estimación directa (según facturas e ingresos reales) y no vuelvan al anterior, según han advertido varios asesores fiscales habituados en este tipo de declaraciones tras las consultas recibidas de sus clientes, recibidas antes incluso de que la medida se haya aprobado. Hacienda persigue desde hace tiempo la reducción al mínimo de este sistema para rendir cuentas por parte quienes facturan menos de 250.000 euros al año ante las sospechas de que podía ocultar bolsas de fraude fiscal.
La Estimación Objetiva por Signos, Índices y Módulos se creó hace casi dos décadas para facilitar el pago de impuestos de aquellas empresas con dificultades a la hora de llevar una contabilidad directa, con control de facturas e ingresos, de forma que se estimaba su base imponible en función de una serie de indicadores como el personal contratado, la superficie del local, el consumo energético, la actividad, etc. Este sistema sirvió de forma efectiva en momentos en los que la economía sumergida y el uso de ‘dinero negro’ estaba muy extendido entre las pequeñas empresas, pero ahora ha quedado restringido para un colectivo de pequeños comercios, taxistas y negocios de servicios, en los que dominan los autónomos y las microempresas.
Pese a las intenciones de Hacienda de endurecer ese régimen, en diciembre del año pasado se prorrogó un año más el límite de los 250.000 euros de facturación anual para este tipo de contribuyentes, a la espera de que la conformación de un nuevo Gobierno pusiera en marca de una vez por todas la revisión de todo el sistema y su sustitución paulatina por la estimación directa, según ingresos y gastos demostrados.
Fuentes técnicas consultas en el colectivo se los asesores fiscales y los propios afectados advierten que, una vez que optas por las facturas y dejas los módulos es muy difícil demostrarle a la Agencia Tributaria que debes volver al modelo anterior, con el argumento de que la vuelta a la actividad normal previa a la crisis hace imposible llevar la contabilidad con facturas de forma directa. Algunos despachos de abogados han recibido consultas de este tipo antes de que, este martes, la norma sea aprobada por el Consejo de Ministros, para ver si les compensa hacer el cambio.
Desde Hacienda defienden la medida en la necesidad de aliviar la factura fiscal de miles de pymes y autónomos que con el sistema de módulos y con una caída tan fuerte de la actividad pueden verse ahora perjudicados y pagar por más ingresos de los que realmente han facturado. De hecho, la opción de cambiar va dentro del paquete de aplazamientos de impuestos que el Ejecutivo prepara para los 3,4 millones de pymes y autónomos que hay en España y que están pasando un calvario económico con el parón de la economía. Se trata de que no tengan que presentar sus declaraciones de IVA, IRPF y otros tributos sobre el primer trimestre del año hasta el 20 de mayo, un mes más tarde de la fecha límite establecida de oficio.
En el caso concreto de los módulos, el reglamento que rige ese sistema ya contempla la opción de cambiar a estimación directa siempre que el contribuyente quiera y así lo elija a la hora de hacer la declaración del primer trimestre, si bien con la obligación de que lo mantenga así durante tres años. Un camino legal que hace muy complicado volver después a los módulos, tal y como reconocen los asesores consultados. En esta ocasión, la medida especial que prepara el Fisco permitiría que el cambio fuera solo por un año de forma excepcional, si bien es cierto que en ese ejercicio se aportarían a la Agencia Tributaria una serie de datos sobre actividad e ingresos muy valiosos ante la futura y previsible reforma del sistema.
Los últimos datos disponibles, del ejercicio de 2018, apuntan a una tributación media de los contribuyentes que utilizan los módulos (‘moduleros’ en el argot fiscal) del 7,2%, una tasa impositiva que está muy lejos del 18 y el 20% que pagan por sus beneficios el resto de las pymes y autónomos que pagan con otras figuras fiscales.
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