Acumula más competencias por el Covid-19

Iglesias tira de los 600 millones del plan de Sánchez para ser el factótum anticrisis

  • El vicepresidente segundo presumió en Moncloa de haber conseguido una partida especial para los colectivos por los que tiene que mirar.
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias
EFE

Pablo Iglesias quiere buscar un perfil propio que se diferencie del que tengan los demás ministros del Gobierno de coalición. El vicepresidente segundo ha buscado desmarcarse del resto de sus compañeros del Consejo de Ministros en su primera intervención pública por el coronavirus. Para ello, ha destacado desde Moncloa las medidas más sociales del gran plan económico que presentó Pedro Sánchez y que por las competencias de su cartera le tocará encargarse de gestionar hasta 600 millones de euros. Y lo ha hecho repasando todo lo que conllevan esas políticas, al recordar que tendrá que aplicarlas él mismo, erigido como el principal factótum de las medidas sociales que aplicará el Ejecutivo durante el Estado de Alarma por la pandemia. 

Esta búsqueda de un perfil totalmente social y de ayuda a los que más dificultades están pasando ha sido patente durante esa primera comparecencia en Moncloa por la situación excepcional que se vive en todo el país. Con un discurso muy político, y lleno de referencias a algunas de las proclamas que defendió cuando surgió Podemos, Iglesias ha apuntado que hay que "garantizar que, esta vez sí, la gente afronta esta crisis con la mayor seguridad". Siguiendo ese discurso, lo más relevante ha sido cuando ha instado a "aprender a los errores de 2008". Una mención que se corresponde con la línea que ha seguido Unidas Podemos en estos días de equiparar esta situación con la de la crisis económica que comenzó la década pasada.

Iglesias ha marcado posición propia con esa frase, con la que ha buscado que se recuerde la gestión de la situación económica que se hizo en aquellos momentos. Sobre todo, en lo que respecta a las medidas de austeridad que se impulsaron desde las instituciones europeas en medio de la pérdida de millones de empleo y con países como España teniendo que solicitar un rescate para su sistema bancario. Unas políticas que él mismo rechazó antes de entrar en la política, y que cuando se convirtió en líder de Podemos formaron parte de su discurso, con críticas muy severas contra los líderes europeos por "rescatar bancos y no personas" o por imponer grandes recortes a países como Grecia.

Esto también explica que Iglesias haya contrapuesto las inversiones de 600 millones de euros en el ámbito social a lo que se hizo entonces. Algo de lo que ha presumido en una exposición totalmente política, en la ha garantizado "a todos los compatriotas que esta crisis no la pueden pagar otra vez los de siempre, y que esta vez sí van a contar con el apoyo del Estado para salir adelante". Esta reflexión es un dardo a quienes gestionaron la crisis entonces, que en España fueron el PSOE y el PP, que aplicaron los planes marcados desde Bruselas y, sobre todo, desde Berlín. Una situación que, como ha deslizado en varias ocasiones, no se va a repetir por el peso que tienen tanto él como Unidas Podemos en el Ejecutivo.

Además, se ha comprometido a aplicar más medidas "que afecten a más colectivos". Entre esas prioridades están los mayores, sobre todo los que viven en residencias, a los que se va a atender de manera especial junto a las personas sin hogar, como ha resaltado. A la vez, ha recordado que con el plan anunciado por Sánchez el pasado martes "la gente más vulnerable también va a estar protegida" o "que se eviten despidos y que los afectados por los ERTE tengan derecho a una prestación". 

El contraste con Calviño

No es casualidad que el vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 se haya desmarcado con ese perfil mucho más social y reivindicativo que han mostrado otros titulares de cartera. Era su primera intervención tras las reuniones del Gobierno a puerta cerrada del sábado y el martes, en las que peleó muy duro por llevar a cabo una política totalmente expansiva y social para atajar la crisis del Covid-19. La idea principal que defendía era que el Ejecutivo de izquierdas actuara como tal, y se centrara en proteger a los trabajadores. Y fue ahí donde se encontró con la oposición de quien fue su principal rival, la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Mientras Iglesias abogaba por no tener en cuenta el impacto en el déficit e impulsar un plan de choque social muy ambicioso, con la moratoria sobre hipotecas y alquileres sobre la mesa, Calviño optaba por la cautela y por medir el impacto de un paquete de medidas con el que no se mostró conforme del todo. Pero, y aunque Sánchez en un primer momento se situó al lado de la jefa de las finanzas, el Ejecutivo ha seguido unos planteamientos mucho más asumibles para lo que reclamaba Iglesias. Lo que fue toda una victoria para Unidas Podemos, que seguirá peleando por lograr más inversión social sin que se tenga en cuenta el déficit.

A pesar de que su distanciamiento con la vicepresidenta económica es patente, con Podemos señalando en varias ocasiones que la ministra gallega podría detentar ese cargo "con el PP o con Ciudadanos", Iglesias no ha querido llevar esta guerra que se vivió en la reunión de contenido secreto a la sala de prensa. Según su explicación, lo que ocurrió en esos Consejos fue que hubo "un debate", que es lo normal "más en una situación como esta". Una postura conciliadora de puertas para afuera que contrasta con la que mostró internamente. Y que coincide con el gran peso que ha ganado en los últimos días, al tener mando en plaza sobre el Ejército para atender a los 'sintecho' o estar encargado desde ahora de coordinar las políticas sociales de todas las administraciones del país. 

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