El miedo al coronavirus es elevado, casi tanto como el pánico a verse encerrado. Que se lo digan a los vecinos, visitantes y veraneantes que abandonaron entre la noche del sábado y la madrugada del domingo los pueblos vallisoletanos de Íscar y Pedrajas de San Esteban, localidades que se enfrentan a un brote de la pandemia registrado esta misma semana, según ha podido saber La Información.
La población de ambos municipios -Íscar, con algo más de 6.300 habitantes, según datos de 2018, y Pedrajas de San Esteban, con 3.300 almas- fue confinada en sus domicilios como medida preventiva al tiempo que se prohibía a sus vecinos abandonar las lindes de los pueblos sin justificación. Efectivos de la Guardia Civil se desplegaron al efecto en las entradas y salidas de Íscar y Pedrajas pero, cuando montaron los dispositivos parte de sus pobladores o visitantes ya se habían marchado esquivando el cierre.
Se desconoce cuál ha sido el número de personas que han cruzado 'las fronteras' poniendo en peligro a los habitantes, familiares o amigos de las poblaciones que hayan sido sus destinos. Precisamente, la decisión de confinar a Íscar y Pedrajas trataba de controlar el brote en el interior de los términos municipales impidiendo que la pandemia pudiera extenderse.
Hasta el momento se han notificado 49 casos de coronavirus en ambas poblaciones vallisoletanas, 17 de ellos en Pedrajas, que estos días debería de celebrar sus fiestas -este lunes se celebra la festividad de San Esteban- eligiendo reinas y disfrutando de los primeros días de agosto.
El origen del brote estaría vinculado con un matadero de aves, con el que guardan relación directa (trabajadores) o indirectamente (familiares de los empleados) parte de los casos. Tanto fuentes de la Junta de Castilla y León como de la propia industria alimentaria descartan un contagio dentro de las instalaciones con las medidas de higiene aplicadas en la sala de despide y se liga a una comida de empresa o almuerzos como posible vía de transmisión.
Los tres primeros ‘portadores’ de la Covid-19 están identificados y tienen su origen en Valladolid, desde donde se desplazan a diario en el mismo vehículo, y se estudia su vinculación con otro brote de ‘temporeros’ detectado hace unas semanas en la capital y para el que el juez también decretó un confinamiento.
Ayer, en Íscar y Pedrajas había poca gente en las calles y menos en los bares, aunque los vecinos trataban de hacer una vida dentro de la normalidad acudiendo a misa o bebiendo un vermú al mediodía. Solo la presencia de efectivos de la Guardia Civil transforma el escenario habitual. Y es que Íscar y Pedrajas están confinados.
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