El pasado mes de septiembre un desliz del Ministerio de Defensa estuvo a punto de costarle a Navantia un contrato de 1.800 millones de euros con Arabia Saudí y a las localidades donde se ubican los astilleros públicos la carga de trabajo asegurada para los siguientes cinco años y un foco de creación de empleo directo e indirecto en una zona castigada como pocas por la depresión económica desde mediados de los ochenta.
La mera posibilidad de que se pudiera perder el mayor contrato cerrado jamás por Navantia provocó una inmediata reacción política y social. No era para menos. La empresa había estimado en unos 6.000 los nuevos empleos que se necesitarían para hacer frente al pedido de cinco corbetas firmado con Arabia Saudí en 2015 y SEPI -el hólding que aglutina las empresas propiedad del Estado- admitió que ese contrato era vital para garantizar la supervivencia de los astilleros estatales, atrapados por los números rojos desde hace años.
Los trabajadores de los astilleros se echaron a la calle para exigir que el Gobierno enmendara el problema que había causado con el régimen de Riad y garantizara la construcción en Navantia de los buques de guerra. La situación dejó momentos memorables como la defensa por parte del alcalde de Podemos de Cádiz, el popular José María González 'Kichi', del contrato de venta de armas de alta precisión a Arabia Saudí -paralizado por Defensa por las sospechas de que se utilizaran en su conflicto en Yemen- ante "el dilema entre fabricar armas o comer".
Finalmente, y tras un importante esfuerzo diplomático, que exigió incluso la participación del presidente del Gobierno según reveló La Información hace escasas fechas, la crisis se cerró, las armas de alta precisión se vendieron a Arabia Saudí y el régimen de Riad rubricó el contrato para la fabricación en los astilleros de Navantia de las cinco corbetas contratadas en el año 2015.
Hegemonía socialista e irrupción de Voz en la España naval
Siete meses después de la crisis que estuvo a punto de dejar a las comarcas del naval sin el contrato que les garantizaba el tajo para los próximos cinco años, los resultados del 28-A han dejado claro que el asunto no ha pasado factura al Partido Socialista, que ha recuperado la condición de fuerza más votada en los cinco municipios donde se ubican los grandes astilleros de Navantia: Ferrol, Fene, San Fernando, Puerto Real y Cartagena (ver gráfico).
En Ferrol, Fene y Puerto Real la crecida de los socialistas ha sido de tal calibre que han pasado de ser la tercera fuerza política, por detrás del PP y de Podemos, a encaramarse a la condición de fuerza más votada, al calor de la subida general que el PSOE ha obtenido en todo el país en las Elecciones Generales celebradas este 28 de abril.
En San Fernando, el municipio más amenazado por la posible cancelación del contrato, ya que allí se concentraba la mayor parte de la carga de trabajo prevista -se estimaban 1.100 empleos directos, 1.800 empleos directos y más de 2.000 empleos adicionales por diversos contratos de suministro-, el PSOE ha ganado más de 3.700 votos y ha pasado de ser la segunda fuerza ligeramente por encima de Ciudadanos a consolidarse como primera fuerza política local con el 29,53% de los sufragios.
Ferrol, el otro astillero amenazado, también ha votado socialista de forma masiva. El PSOE, 'castigado' de forma significativa en 2016 por la irrupción de Podemos y En Marea, ha incrementado en un 50% su respaldo social y se ha encaramado a la condición de primera fuerza con cerca del 33% de los votos.
Otro dato reseñable en las comarcas navales ha sido el desplome del Partido Popular a costa de Vox. El partido encabezado por Santiago Abascal, intrascendente hace tres años, ha conseguido un importante respaldo en localidades con una fuerte representación obrera, pero también una larga tradición militar como San Fernando, donde ha conseguido el 15% de los votos (superando al Partido Popular), y Cartagena, donde su respaldo ha sido del 20%, en una suerte de cuádruple empate técnico como PSOE, Ciudadanos y PP.
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