Polémica tras polémica

Los siete agujeros negros en la imagen de Marlaska: ni informa ni le informan

El ministro ha tenido fallos graves con el presidente Sánchez, pero también con su Ministerio, la Guardia Civil, el Parlamento y los magistrados.

El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el Senado
El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el Senado.
EFE

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) es un magistrado conocido por su lucha contra ETA. De hecho, tuvo que dejar el País Vasco debido a las amenazas. Ordenó la prisión para Arnaldo Otegi, que había sido miembro de la banda terrorista. También prohibió manifestaciones de independentistas radicales en el País Vasco y en su carrera ha instruido casos como el accidente del avión Yak-42 en el que murieron 62 militares, o la intervención de Fórum Filatélico.

En 2018 fue nombrado ministro del Interior por Pedro Sánchez, y desde entonces, su mandato ha estado rodeado por errores de comunicación ante el presidente Sánchez, una tensa relación con la Guardia Civil, las filtraciones a los medios de documentos que dañan su imagen, la falta de confianza a sus mandos, las tensiones con magistrados, la pelea con otros ministerios y las trifulcas con los partidos de la oposición, que piden su dimisión por todos sus errores. 

En apenas dos años, el ministro, Grande-Marlaska ha padecido un fuerte deterioro de su imagen. Antes de que se desatarán las últimas destituciones, era uno de los peor valorados por los españoles. El ministro tiene un problema de comunicación pues o no le informan, o él no informa. Estos son los siete mayores agujeros negros en su comunicación, empezando por el que tuvo con el presidente Pedro Sánchez, hasta el que desató la ira del Parlamento por mentir o su preocupación con la prensa por filtrar documentos confidenciales.

1.Con Sánchez. El 23 de septiembre de 2019 unos 500 agentes de la Guardia Civil irrumpieron en varios locales y domicilios en Barcelona, Mollet del Vallès, Sabadell, Sardañola del Vallés, Santa Perpetua de Moguda y San Pedro de Torelló. Se llamó Operación Judas. Los agentes encontraron planos de edificios públicos (uno era un cuartel de la Guardia Civil), anotaciones para fabricar explosivos y documentos con planes para invadir el parlamento catalán. En esos momentos de la operación, el presidente de Gobierno estaba en Nueva York, en la Cumbre del Clima. Los periodistas preguntaron a Pedro Sánchez por la operación, y este respondió con cara de perplejidad. No sabía nada. Inmediatamente, Sánchez llamó al ministro del Interior y le reprochó que no le hubiese informado con antelación de la operación. 

Marlaska sí la conocía, pero no conocía detalles importantes como los planes para asaltar el parlamento catalán, y los documentos sobre explosivos. La Guardia Civil solo había informado de ello al juez que llevaba la investigación, y por lo tanto, los detalles eran secretos. Al quedar mal ante el presidente, Grande-Marlaska decidió que relevaría tarde o temprano al director de la Guardia Civil, Félix Azón, por no informarle de los detalles de la operación.

2.Con la Guardia Civil. En enero de 2020, así sucedió, por no informarle a tiempo de la Operación Judas. Pero no era el primer choque entre el ministro y el cuerpo. En 2018, el ministro destituyó al jefe de la Unidad Central Operativa, el coronel Manuel Sánchez Corbí. La razón fue un correo electrónico que el coronel envió a su departamento diciendo que se habían acabado los fondos reservados, por lo cual se suspendían las actividades que se financiaban con este fondo. Pero el coronel jamás informó de ese correo al ministro, por lo cual Marlaska lo destituyó ipso facto

Ha habido más relevos. En mayo de 2020, el ministro destituyó al jefe de la comandancia de la Guardia Civil en Madrid, el coronel Diego Pérez de los Cobos, por no informarle de que la Guardia Civil estaba haciendo una investigación para un juzgado de Madrid sobre la responsabilidad de cargos políticos durante el 8-M. En dicha jornada hubo manifestaciones y actos en la ciudad, que pudieron servir de contagio al coronavirus, lo cual podría tener consecuencias penales. 

Posteriormente, el ministro destituyó al número tres, el jefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, el teniente general Fernando Santafé. Y entre medias dimitió el Director Adjunto Operativo (DAO), el general Laurentino Ceña

3.Con los magistrados. Cuando una investigación es llevada en secreto por un magistrado, la Guardia Civil no puede informar a los políticos. Pérez de los Cobos, por ley, no podía informar a Grande-Marlaska de ninguna operación llevada a cabo por sus agentes. El ministro le destituyó por no informarle, pero no podía reconocer esta decisión en público pues sería ilegal. En la primera comunicación oficial, el ministro se limitó a decir que le destituyó por "pérdida de confianza". No citaba para nada el hecho de que la razón de la destitución había sido que el coronel no le informó a tiempo de la investigación que estaba llevando a cabo sobre los responsables del Gobierno durante las manifestaciones del 8-M en Madrid. 

Pocos días después, se filtró un documento que corroboraba las sospechas: De los Cobos fue destituido porque no había informado a tiempo al ministro de la investigación ante la juez. La Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), la Asociación Profesional de la Magistratura y el Foro Judicial Independiente atacaron al ministro y calificaron sus actuaciones de "flagrante e inadmisible vulneración de la separación de poderes" por "tomar represalias contra un alto mando de la Policía Judicial por no desvelar actuaciones de investigación policial en el marco de una instrucción".

4.Con su propio Ministerio del Interior. En enero de 2020 Grande-Marlaska destituyó a la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, y en su lugar nombró a un hombre de confianza: el magistrado Rafael Pérez. La razón: no se fiaba de ella porque Grande-Marlaska no la había elegido. La realidad es que, como revelaron algunas fuentes a la prensa, el ministro quería asegurar un férreo control sobre todas las investigaciones y tener acceso a toda la información a través de personas fieles. Grande-Marlaska conocía a Rafael Pérez desde su etapa en el Consejo General del Poder Judicial y a quien había ya nombrado director de su gabinete. Grande-Marlaska también había nombrado su directora de comunicación, Mar Hedo, pero prescindió de ella en enero de 2020.

5.Con el Ministerio de Defensa. El nombramiento de la persona a cargo de la Dirección de la Guardia Civil depende de un consenso entre el Ministerio de Interior y el Ministerio de Defensa. Es así porque la Guardia Civil, aunque es un organismo de seguridad como la Policía Nacional, es una institución militarizada y, por tanto, también depende del Ministerio de Defensa (para misiones en el exterior y en tiempos de guerra). En enero de 2020, Grande Marlaska, tras destituir a Félix Azón como director de la Guardia Civil (persona de confianza de Margarita Robles), nombró en su puesto a María Gámez, socialista, licenciada en Derecho, que había ocupado varios cargos en el gobierno de Andalucía. Era la primera mujer al frente de la Guardia Civil en su historia. Al parecer, Marlaska tomó esa decisión sin consultar a la ministra de Defensa, Margarita Robles. Con el nombramiento de Gámez, el ministro se aseguraba tener a personas de su confianza.

6.Con la prensa. El medio digital 'El Confidencial' fue el primero en publicar el 25 de mayo un informe de la Guardia Civil a un juzgado de Madrid que investigaba la actuación del gobernador civil de Madrid, José Manuel Franco, por no suspender las manifestaciones durante la jornada del 8-M, en plena expansión del coronavirus. Teóricamente, el ministro no tenía conocimiento de esa investigación que la Guardia Civil estaba realizando a representantes del Gobierno. ¿Quién filtró ese documento a un medio digital? Las cosas no pararon ahí. Poco después, 'El Confidencial' reveló otro documento que empeoró las cosas a Marlaska: a pesar de que había dicho que la destitución de Pérez de los Cobos había sido por "pérdida de confianza", ese medio filtró un papel firmado por la directora de la Guardia Civil, María Gámez, donde reconocía que al coronel se le destituyó por no informar al ministro de sus investigaciones para un juzgado de Madrid. Esa filtración provocó que el ministro pidiera una investigación interna dentro de la Guardia Civil para conocer quién está revelando información confidencial a la prensa.

7.Con los parlamentarios. El ministro del Interior dijo en el Parlamento que había cesado al coronel Pérez de los Cobos por "pérdida de confianza", lo cual demostró ser mentira al publicarse un documento de la verdadera razón: fue "por no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones" que la Guardia Civil estaba realizando para la juez Carmen Rodríguez Medel, que investiga las consecuencias penales de la manifestación del 8-M en Madrid. Con esa información en la mano, los grupos de oposición como PP, Vox y Ciudadanos, tenían material para poner al ministro entre la espada y la pared, y pedir su dimisión, lo cual ha causado varios terremotos en la sede parlamentaria a lo largo de la primera semana de junio. Marlaska se opone a dimitir, pero la presión no ha cesado.

El ministro ya había tenido un desencuentro con Ciudadanos pues en la manifestación de Orgullo Gay de 2019, miembros de este partido fueron agredidos, pero Grande-Marlaska no salió en su defensa sino que manifestó que era ilusorio pensar que no "va a tener consecuencias" pactar con quien "trata de limitar los derechos humanos". El ministro se refería la coalición de Ciudadanos con Vox y el PP en el Ayuntamiento de Madrid.

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