Iglesias también dio el plácet

Crónica del pacto de la reforma laboral: Bildu llamó, Sánchez dijo sí a la primera

El diputado socialista Rafael Simancas y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, en un pleno del Congreso
El diputado socialista Rafael Simancas y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, en un pleno del Congreso
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El pacto del PSOE y Unidas Podemos con EH Bildu para confirmar la hoja de ruta pactada por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y derogar la reforma laboral comenzó a cocinarse, a fuego lento, la semana pasada. Mientras Moncloa iba preparando el decreto para prorrogar el estado de alarma y sondeando la sensibilidad de ERC, el teléfono de Adriana Lastra sonó. La portavoz socialista recibió una llamada del partido 'abertzale' para explicarle cómo veían en Pilotegi, la sede del partido en Donostia, la situación de cara a la votación del miércoles en el Congreso. Se abrió entonces una negociación exprés que acabó con el texto de la polémica firmado y luego aclarado, pero no rectificado. Los empresarios, mientras, 'en armas'. Y los sindicatos no se creen lo que ha pasado.

La relación de los socialistas con EH Bildu es fluida. Quizá no cercana, pero sí correcta y habitual durante esta situación de excepcionalidad, explican fuentes de ambas bancadas. La legislatura empezó torcida, con la portavoz 'abertzale' Mertxe Aizpurua, llamando "autoritario" al Rey en la investidura (con Adolfo Suárez Illana de espaldas). Pero los contactos con Lastra se han mantenido, siempre en la discreción, con los cinco diputados vascos en el Congreso. En Moncloa vienen tiempo diciendo que "la política es el arte de lo que no se ve" y esa estrategia es la que Sánchez y sus negociadores han aplicado desde que estalló la crisis del Covid, también con el segundo grupo vasco en número de escaños en el hemiciclo.

Bildu venía semanas tendiendo la mano al Gobierno con su abstención y a finales de la semana pasada dio un paso al frente al ver en la cerrazón de ERC una oportunidad. Desde la investidura la formación ha venido siendo una especie de "flotador" del Gobierno de coalición y ahora pensó que había llegado su momento. Así, en esos contactos de hace ya una semana con Lastra y también con Pablo Echenique, portavoz del grupo confederal de Unidas Podemos, plantearon la posibilidad de firmar conjuntamente un documento de mínimos sobre la reforma laboral. Una especie de recordatorio, sin exigencias, para recordar las prioridades de este Gobierno y dejar claro cuáles sus intenciones a medio plazo.

Fuentes de ambos lados confirman que PSOE y Unidas Podemos aceptaron a la primera estudiar la propuesta. Lastra y Echenique la elevaron a sus respectivos superiores, que dieron el visto bueno a continuar hablando y fraguando el pacto de la discordia. El lunes comienza a pergeñarse el texto y el martes, ya con los votos amarrados de Ciudadanos, se llega al acuerdo de que se va a difundir un documento conjunto con las firmas de los tres portavoces. Sánchez lo acepta. Pablo Iglesias, también. Se comienza a redactar un borrador.

De forma paralela, el mismo martes, se celebra el consejo de ministros en Moncloa. Es un cónclave movido pues Sánchez tiene que rectificar su plan inicial y ante la exigencia de Cs plantear finalmente una prórroga del estado de alarma de dos semanas. Se cambia el decreto. Ni presidente ni vicepresidente segundo informan a los ministros del área económica del acuerdo con Bildu. ¿Por qué? Es un asunto de los partidos, no del Gobierno de coalición. Sánchez e Iglesias quieren separar este asunto.

Es el mismo miércoles, minutos antes del inicio del pleno en el Congreso, cuando el PSOE impone una cláusula: habrá documento, sí; pero se debe hacer público después de la votación para no perder a Cs. Hay unanimidad. Sánchez sube a media mañana a la tribuna para responder al a oposición y agradece la abstención de Bildu. Sorpresa en el grupo de Aizpurua. Los socialistas no les habían confirmado que aceptaban el acuerdo. La portavoz se expresa en estos términos en su contrarréplica: "Señor presidente, se me ha adelantado y, no solo eso, ha dado por hecho nuestra abstención e incluso la ha anunciado. Bien, me ha evitado tener que alargar este discurso, se lo agradezco, porque esto supone que han aceptado el acuerdo para la derogación íntegra de la reforma laboral, lo cual es una buena noticia para toda la ciudadanía". Sánchez mira al escaño de Aizpurua. "Cuando hay voluntad política se ve que es suficiente por lo cual, hagámoslo más", concluye la portavoz.

Es en ese momento cuando las tres partes redactan y dan el visto bueno al texto definitivo. Bildu quiere ir lejos. El acuerdo final concluye por reflejar en el papel el término derogación "de manera íntegra" de la reforma laboral. Suficiente para los 'abertzales'. También para Unidas Podemos. El PSOE no pone pegas. Adelante. A las 20:11 la presidenta del Congreso, Mertixell Batet, levanta la sesión. Y a las 20:16 se difunde el texto tripartito. Una bomba. Pero Sánchez lo conocía y dio el 'ok' al pacto.

Minutos más tarde el mundo empresarial entra en 'shock'. El presidente de la CEOE recibe la llamada de los líderes de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo. Se preguntan si eso es así o se trata de "fake news", en palabras de Antonio Garamendi. Intentan contactar con el Gobierno y no encuentran respuesta a sus demandas. De forma paralela la presión de la patronal recae sobre Calviño, que se pone en movimiento. La vicepresidenta económica contacta con Moncloa y persuade a Sánchez para aclarar el entuerto. Lo consigue. A las 23:41 el PSOE manda una "nota aclaratoria", que no un nuevo acuerdo, detallando que lo que se ha pactado con Bildu es el compromiso del Gobierno de coalición. Tal cual se firmó el 30 de diciembre. Incluso se incluye un punto que ya se ha aprobado: acabar con el despido por baja médica.

El jueves la polémica continúa pero fuentes del Gobierno son contundentes: "El papel es lo que cuenta, ¿no?" Iglesias afirma en una entrevista que "pacta sunt servanda". No hay vuelta atrás. Moncloa guarda silencio. Nada que añadir. Conclusión en el Gobierno: la reforma laboral se derogará y habrá algunos aspectos que serán prioritarios. Para ello habrá que buscar una mayoría, claro está. El pacto de Gobierno, en definitiva, continúa "endeleble". Y el Gobierno ya tiene en la mirada el martes, cuando se aprueba el histórico Ingreso Mínimo Vital. Las energías se centran ahora en ese hito.

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