Cuando Rajoy rompió con Zaplana por las sospechas sobre sus 'amigos del ladrillo'

  • En 2007, el recién nombrado ministro de Justicia Fernández Bermejo señaló la conexión de Zaplana con constructores. Un año más tarde Rajoy le cesaba.
Fotografía Mariano Rajoy
Fotografía Mariano Rajoy
EFE

Hace más de diez años, en marzo de 2008, Rajoy tomaba una de las decisiones que marcarían su segunda legislatura en la oposición y, cuatro años más tarde, su llegada a La Moncloa. Acababa de perder sus segundas elecciones contra Zapatero y la primera medida que puso en marcha fue cesar a Eduardo Zaplana (detenido este martes acusado de fraude, blanqueo y malversación) como portavoz del PP en el Congreso y nombrar en su lugar a una abogada del Estado llamada Soraya Sáenz de Santamaría. Tras las siguientes generales, ella se convertiría en la todopoderosa vicepresidenta del Gobierno. Él quedaba atrás. Pero, ¿por qué el ahora presidente prescindía de forma un tanto precipitada de unos de los hombres fuertes del aznarismo? Rajoy quería montar su propio equipo, pero en su entorno ya le habían advertido de las amistades que frecuentaba el exministro de Trabajo y expresidente de la Generalitat valenciana.

Rajoy no tenía claro que Zaplana fuera a ser un buen compañero de viaje en esa segunda parte de la travesía del desierto que iba a tener que soportar. Le esperaba un Congreso de Valencia en el que lo pasó realmente mal por la oposición feroz que libró el grupo capitaneado por Esperanza Aguirre. En ese cónclave también prescindió de Ángel Acebes como secretario general, cargo al que aupó a María Dolores de Cospedal. Pero Zaplana fue el único peso pesado de la etapa de Aznar que llegó ya destituido a un Congreso que se celebró en la comunidad que él mismo gobernó durante siete años antes de ser llamado al Consejo de Ministros.

Según recuerda un exministro del PP, en el equipo de Rajoy ya venían sospechando de Zaplana desde bastante tiempo antes de su cese. Citan como momento clave unas palabras que provocaron la alarma en Génova y que, según este cargo popular, fueron el detonante para que el presidente del partido soltara lastre y prescindiera más tarde de los servicios del extitular de Trabajo. Se refiere a unas declaraciones de febrero de 2007 protagonizadas por el recién nombrado ministro de Justicia del PSOE, Mariano Fernández Bermejo, en las que acusó directamente a Zaplana de corrupción.

En su primera comparecencia en el Congreso como titular de la cartera (había sustituido a Juan Fernando López Aguilar), el jurista abulense protagonizó un duro combate dialéctico con el PP. Era su estreno en una sesión de control y a Zaplana le espetó, sin arrugarse: "Entiendo que quizás usted de ordenación del territorio o de ladrillos me pueda dar lecciones, pero no las acepto en el ámbito del Derecho. Le voy a explicar la diferencia entre algo que es legal y algo que es legítimo".

Hubo una bronca monumental aquella mañana en el hemiciclo que obligó a suspender la sesión. Pero, ¿tenía Bermejo información privilegiada sobre Zaplana y por eso dijo aquello sobre él? Lo cierto es que a partir de ese momento en el equipo de Rajoy se empezó a marcar distancias con su portavoz parlamentario para, un año más tarde, acabar con su carrera política. Unas semanas más tarde de su salida fichó por Telefónica, compañía que le ha suspendido de empleo y sueldo este mismo martes.

En los últimos tiempos Zaplana había vuelto a acercarse al aznarismo (aunque algunos dicen que nunca lo dejó). Es patrono de la Fundación FAES y aunque no se deja ver en los diferentes actos de la institución sí que sigue compartiendo reuniones con antiguos compañeros como Josep Piqué, Ángel Acebes o Jaime Mayor Oreja, entre otros. Precisamente Rajoy ha roto con la fundación de Aznar después de una serie de desencuentros que llevaron a la desvinculación total hace ahora casi un año y medio.

Fuentes del entorno de Zaplana explicaron este martes, unas horas después de conocerse su detención, que el exministro se mostraba "tranquilo" en los últimos meses por sus últimos problemas con la justicia. No se esperaban -afirman- una operación relacionada con Púnica, pero sobre los pinchazos de Lezo aseguran que el valenciano confiaba en "que se solucionaran pronto" todas estas circunstancias que le han llevado a tener que declarar en la Audiencia Nacional.

La detención de Zaplana ha causado estupor y sorpresa en el actual PP. Un diputado se sorprendía de que el escándalo estallase "después de tanto tiempo" alejado de la política. Otro opinaba lo contrario coincidiendo con una sesión en la Cámara Baja en la que los Presupuestos están en juego: "A mi no me sorprende. Todo el mundo sabía que tarde o temprano pasaría algo con él". Lo que más 'dolió' ayer en las filas populares, sin embargo, fue la citación como imputado del número dos de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya, una persona de la máxima confianza del ministro Montoro. Le definen como un senador "peleón" que había protagonizado serios combates parlamentarios con los socialistas durante su etapa en la Cámara Alta y cuyo futuro en Hacienda queda ahora en el aire.

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