El futuro para los condenados por las 'black', en manos de la juez azote de ETA

  • El tribunal que preside Ángela Murillo y que juzgó el caso de las tarjetas de Caja Madrid, tiene la última palabra sobre los 64 ejecutivos.
Rodrigo Rato
Rodrigo Rato
EUROPA PRESS - Archivo

La condena en firme de cuatro años y medio de prisión para Rodrigo Rato por el caso de las tarjetas ‘black’ deja al exvicepresidente del Gobierno con un pie en prisión, a falta de que el tribunal de la Audiencia Nacional que enjuició la causa y que preside la magistrada Ángela Murillo, se pronuncie sobre la ejecución de la resolución.

De esta manera, la última palabra sobre el futuro más inmediato del expresidente de Bankia depende de los tres jueces de la Sección Cuarta de Lo Penal que consideraron culpables de apropiación indebida a todos y cada uno de los 65 acusados que se sentaron en el banquillo por el uso que hicieron de un sistema de tarjetas que nació para cubrir gastos inherentes a su función dentro de la caja extinta.

Así pues, los magistrados Juan Francisco Martel, Teresa Palacios –sobre quien recayó la ponencia de la resolución—y Ángela Murillo, decidirán si ejecutan con carácter inmediato la resolución del Tribunal Supremo que, aunque aplicó a casi todos la atenuante por devolver lo gastado con las visas, dejó muy mal parados a quince de ellos por sus condenas superiores a dos años de prisión.

No obstante, la decisión no es inmediata puesto que, tras llegar la resolución a la Audiencia Nacional, se ha abierto un proceso burocrático que retrasará su pronunciamiento unos días. Esto es así porque en primer lugar se registra uno a uno a todos los condenados en el Sistema de Registros Administrativos de Apoyo a la Administración de Justicia (SIRAJ) y, tras ello, el servicio común de ejecutorias abre una pieza que permitirá a la Sala reunirse y resolver el asunto.

A falta de conocer el pronunciamiento del tribunal, cabe tener en cuenta que en su sentencia de febrero de 2017 los tres magistrados fueron muy claros en torno a la opacidad de este sistema que, según expusieron, se desvirtuó con la llegada del fallecido Miguel Blesa a la presidencia de Caja Madrid en 1996. De hecho, apuntaron que tanto éste como su sucesor Rodrigo Rato quebraron la lealtad depositada en ellos por su trayectoria profesional, y dilapidaron 12 millones de euros de la caja.

Murillo y su célebre rifirrafe con Otegi

En lo que respecta a la presidenta de este tribunal, Ángela Murillo, cabe destacar que es una de las magistradas más reconocidas por su trayectoria en la Audiencia Nacional -fue la primera mujer en integrar este tribunal- y más concretamente por su lucha contra el terrorismo de ETA y de corte yihadista.

En las últimas décadas ha juzgado macroprocesos de gran calibre como el intento de reconstrucción de la ilegalizada Batasuna (proyecto Bateragune) y condenado a decenas de jefes etarras, y dirigentes abertzales como Arnaldo Otegi. A este último le espetó en pleno juicio la ya célebre frase “por mi como si quiere beber vino” cuando su letrada le pidió permiso para beber agua al encontrarse éste en plena huelga de hambre. Su respuesta propició hasta la creación de un grupo en Facebook con el mismo nombre.

Mano dura con la élite de las 'black'

La espontaneidad y carácter de la magistrada quedó patente igualmente en muchos momentos de la vista oral celebrada por las 'black' que se prolongó durante cerca de cinco meses. Tanto es así que, en más de una ocasión, no dudó en mandar callar a los condenados –entre ellos banqueros, economistas y exaltos cargos de los gobiernos de Felipe González y José María Aznar—amenazándoles con alargar los interrogatorios hasta última hora del día si seguía escuchando cuchicheos en el banquillo de los acusados.

La juez fue especialmente cortante con los abogados de las defensas que intentaron invalidar la famosa hoja Excel que contenía el desglose uno a uno de los cargos efectuados con la tarjeta en ropa, viaje, restaurantes, joyería y otros artículos de lujo. Además, también amonestó en repetidas ocasiones a esta parte del procedimiento durante la declaración como testigo de Jaime Terceiro (presidente de Caja Madrid cuando se emitieron las tarjetas), por la dureza con la que los abogados de los acusados formularon sus preguntas. “Este señor es un testigo, no un investigado”, les espetó en diversas ocasiones.

Con todo, no es el único juicio económico que dirige ya que ha sido nombrada presidenta y además ponente en la vista oral por la quiebra de Bankia que arranca el próximo 26 de noviembre en la sede que la Audiencia Nacional tiene en San Fernando de Henares. Esto implica que muchos de los condenados por la pieza separada de las 'black' -como el propio Rato- volverán a someterse a un procedimiento judicial que girará en torno a los dictados de la también presidenta de la Sección Cuarta de lo Penal.

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