Daniel Ortega consiguió polémica reelección y mayoría absoluta en Congreso

  • El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, consiguió este año ser reelegido por tercera vez, y segunda consecutiva, para un nuevo mandato de cinco años, y contará, a partir del 10 enero de 2012, con el respaldo de una mayoría absoluta en el Congreso, lo que crea preocupación entre la Iglesia católica, el sector privado y la oposición.

Luis Felipe Palacios

Managua, 8 dic.- El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, consiguió este año ser reelegido por tercera vez, y segunda consecutiva, para un nuevo mandato de cinco años, y contará, a partir del 10 enero de 2012, con el respaldo de una mayoría absoluta en el Congreso, lo que crea preocupación entre la Iglesia católica, el sector privado y la oposición.

"Las elecciones (generales de noviembre), sin duda, y sus consecuencias. Las graves anomalías de la votación que no permiten determinar si Daniel Ortega ganó de verdad, y con cuántos votos", marcaron el año que termina, dijo el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2011, al hacer un balance para Efe.

Pese a que la Constitución prohibía su candidatura, Ortega fue reelegido para un nuevo mandato de cinco años con el 62,46 % de los votos en las elecciones del pasado 6 de noviembre y su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ganó 62 de los 90 escaños en disputa.

Esa cantidad de asientos en el Congreso permitirá al oficialismo aprobar leyes ordinarias, reformar parcialmente la Constitución y hasta convocar una asamblea Constituyente para hacer una enmienda total de la Carta Magna sin necesidad de alianzas con la oposición.

"Eso hace que el poder tenga a partir de enero del año entrante un color total, y se abren las puertas para un cambio de la Constitución, que lo primero que buscará legitimar es la reelección indefinida", valoró Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer gobierno sandinista (1979-1990), que también encabezó Ortega.

"Hoy, que Ortega está en vísperas de controlar en forma absoluta todos los poderes del estado, el camino para su entronización indefinida ha quedado despejado. Él ya no va a salir por las buenas", coincidió, por su lado, el sociólogo conservador Humberto Belli.

Belli, exministro de Educación (1990-1997), declaró a Efe que "con sus acciones Ortega ha indicado claramente al mundo que asume plenamente la terrible expresión de Tomás Borge (antiguo comandante de la revolución): "Podemos pagar cualquier precio, lo único que no podemos es perder el poder, hagamos lo que tenemos que hacer".

Sin embargo, tras ser declarado vencedor de los comicios, Ortega prometió que no gobernará con "soberbia ni prepotencia" los próximos cinco años y, pese al dominio absoluto que tendrá en el Congreso, no impulsará "cambios dramáticos" y sabrá administrar "este poder grande".

Pese a esa promesa, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), la principal organización empresarial de Nicaragua, expresó su preocupación por el "poder absoluto" que tendrán los sandinistas y pidió al Ejecutivo que ceda al sector privado una oficina en el Parlamento para "estar pendiente, hoy más que nunca, de lo que va a suceder en la Asamblea Nacional".

La Conferencia Episcopal de Nicaragua también expresó su inquietud y, su presidente, el obispo Sócrates René Sándigo, advirtió recientemente que "el poder absoluto a nosotros (los nicaragüenses) nos ha dejado recuerdos amargos".

Para el economista independiente José Luis Medal, "el poder absoluto en manos de una sola persona es contrario al clima de negocios y aumenta el riesgo país", mientras que para la ex guerrillera sandinista Mónica Baltodano, ahora disidente, "pone a Nicaragua en una condición absolutamente particular, riesgosa y peligrosa".

Para el economista independiente José Luís Medal, el Gobierno de Ortega es vulnerable "aún con la ayuda venezolana", traducida en los 1.944,5 millones de dólares que ha recibido en sus cuatro años y medio de Gobierno, fondos que administra al margen de la ley del presupuesto.

Según el economista, Ortega no tiene ningún margen de maniobra para afectar seriamente al sector privado, ya que destruiría la economía, con lo que se destruiría a sí mismo.

Mientras los sandinistas juran que gobernarán por consenso pese al enorme poder que tendrán, la oposición fracturada y desorganizada, que todavía debate en si asumirá o no sus escaños en el Congreso el año venidero, han comenzado a llamar a una tímida resistencia pacífica en las calles.

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