De Cataldo: "Contar el mal es más seductor que narrar el bien"

  • El juez y novelista Giancarlo de Cataldo, que retoma en su nueva novela, "Roma Criminal", el personaje del Libanés, protagonista de su aclamada ópera prima, "Una novela criminal", explica a Efe que "contar el mal es más seductor que narrar el bien".

Jose Oliva

Barcelona, 18 may.- El juez y novelista Giancarlo de Cataldo, que retoma en su nueva novela, "Roma Criminal", el personaje del Libanés, protagonista de su aclamada ópera prima, "Una novela criminal", explica a Efe que "contar el mal es más seductor que narrar el bien".

"La Roma de los años 70 es un escenario mítico y puedo decir con orgullo que en cierta medida lo inventé yo, porque se hizo popular con 'Una novela criminal', pues antes todos pensaban que lo que sucedió en Roma en aquellos años eran historias del pasado, sin interés para ser contadas", señala De Cataldo.

La Roma actual, añade, es muy distinta y es "más difícil encontrar una épica criminal, porque los criminales siguen las modas de la sociedad" y, además, en los años 70 y 80 el crimen organizado tenía un componente ideológico, normalmente vinculados a la derecha.

"Luchar contra la criminalidad tenía un sentido político porque los criminales eran de derechas", apunta el autor, que reconoce que "hoy en día es complicado encontrar grandes criminales".

Al igual que ha hecho con la Roma de los 70, De Cataldo acaba de publicar en Italia "Suburra", todavía inédita en España, en la que intenta "contar la Roma criminal actual".

El título alude a Suburra, el antiguo barrio criminal de la Roma de Julio César, pero también, explica el juez, a una frase hecha en la que se mezclan traficantes de droga, políticos corruptos, prostitutas de lujo, la mafia, la especulación inmobiliaria, los curas corruptos, "la Italia del fin del régimen de Berlusconi, en definitiva".

"Roma criminal" (Roca Editorial) se sitúa en la capital italiana, a principios de los años setenta, donde Petro Proietti, El Libanés, protagonista de "Una novela criminal", tiene 25 años y está en la cárcel. Todavía es un niño de la calle, pero ya empieza a pergeñar su gran plan: convertirse en el rey de la Roma oculta.

De Cataldo volvió al Libanés, "un personaje muy pasoliniano", admite, porque aquella novela "cambió mi vida por completo y quería cerrar cuentas y pasar página con aquella experiencia".

De Cataldo escribe su novela desde el punto de vista del criminal: "Los malos me salen mejor, porque les puedo entregar a ellos todo mi lado oscuro. Al final de las novelas se sienten muy mal, pero yo me quedo muy bien y me ahorro mucho en psicoanálisis", bromea el autor, que apura durante la entrevista un puro.

Ser juez del Tribunal Penal de Roma es para el autor una fuente inagotable de historias: "Grandes escritores como Balzac o Dostoievski pasaban horas viendo los procesos y cómo actuaban y cómo eran los criminales, porque los juicios no dejan de ser una escenificación en la que unos hombres se desnudan al mismo tiempo que están mintiendo, como todos nosotros".

De Cataldo no extrae directamente las historias de los juicios en los que participa, pero se queda "con las caras, las expresiones, los sentimientos".

Así, tuvo conocimiento de los hechos que relata en "Roma criminal" cuando era joven, pero a pesar de esa bisoñez conoció a gente como El Libanés o su amor, Giada, una chica de buena familia, en sus salidas nocturnas, en las que fue fraguando una "especie de educación sentimental" que quedó grabada en su memoria.

De Cataldo aclara sobre su mezcla de realidad y ficción que "El Libanés verdadero montó un secuestro de personas y fue mal, y era adicto al juego, pero no existió una historia de amor con Giada, aunque en aquellos años era muy fácil que una chica de la alta burguesía romana se pudiera enamorar de un criminal".

El escritor y juez no tiene muy claro qué faceta prevalece en su identidad y al final ha llegado a la conclusión de que es un "esquizofrénico, una persona dividida entre el trabajo para la República y la literatura", que mantendrá mientras Italia sea un país democrático.

Su pasión por la literatura le ha llevado a conducir en la televisión el programa "Masterpiece", un espacio que busca talentos literarios al estilo de "Operación Triunfo" o "Masterchef".

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