De día camareros en un elegante restaurante y de noche encarcelados

  • Un elegante restaurante de Cardiff, la capital de Gales (Reino Unido), que ha abierto sus puertas esta semana, emplea a más de 30 presos de una cárcel cercana que vuelven cada noche a sus celdas tras servir las mesas del establecimiento.

Londres, 20 sep.- Un elegante restaurante de Cardiff, la capital de Gales (Reino Unido), que ha abierto sus puertas esta semana, emplea a más de 30 presos de una cárcel cercana que vuelven cada noche a sus celdas tras servir las mesas del establecimiento.

El restaurante The Clink Cymru es el fruto de un proyecto impulsado por el servicio penitenciario de la cárcel de Cardiff y una organización benéfica que persigue reducir las tasas de reincidencia ayudando a los presos a reinsertarse en el mercado laboral.

Una vez cumplan su condena, la organización les ayudará a encontrar trabajo en el sector de la restauración y hostelería.

El programa se inspira en un proyecto similar que se llevó a cabo en una prisión de Surrey (sur de Inglaterra) y el resultado, según la organización The Clink, fue que menos del 30% de los presos implicados volvieron a ser encarcelados tras cumplir la condena, comparado con la tasa media de reincidencia en el Reino Unido de un 61%.

Los contratados en este nuevo restaurante, que son presos de baja peligrosidad y poco riesgo de que se den a la fuga, trabajan a tiempo completo bajo las órdenes del jefe de cocina Stephen Terry, poseedor de una estrella Michelín.

De momento, el establecimiento solo sirve desayunos y almuerzos de lunes a viernes, aunque a partir de enero se permitirá hacer reservas para cenas.

Pese a los sofisticados platos (pierna de cordero asada en su salsa con puré de apio y verduras asadas o ravioli de setas y venado con mantequilla de perejil) sus precios no superan las doce libras (unos 15 euros) por plato.

Las buenas intenciones del proyecto no han impedido que se desate una polémica en torno al salario que reciben los presos, 30 peniques por hora trabajada (unos 37 céntimos de euro).

Ya existe una campaña bajo el nombre The Right To Work (El derecho a trabajar) que señala que, en un país con una de cada doce personas en paro, estos programas "acelerarán esta moda de externalizar servicios en un intento de incrementar sus beneficios".

El director de la prisión de Cardiff, Richard Booty, defendió el proyecto y manifestó que "el programa no se llevaría a cabo si no saliera nada bueno del mismo".

El secretario de Prisiones, el conservador Jeremy Wright, que fue el encargado de inaugurar el restaurante, indicó que se espera que cincuenta internos altamente cualificados y entrenados consigan un trabajo en el sector cada año.

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