Dejenn en paz a Blesa: Yo he tenido una tarjeta black

    • La Audiencia Nacional ha preguntado al Banco de España si directivos y consejeros de  Caja Madrid/Bankia han cometido delito al utilizar tarjetas de crédito emitidas por Bankia.
    • Es una pregunta inútil porque la respuesta ya está en la calle: ¡Por supuesto que estos tales son culpables!.

Jose María García-Hoz

Parece que los jueces no leen la prensa:  ¿No se han enterado de que, aún antes de que los señores magistrados requirieran al Banco de España, la opinión publicada  ya había dictado un veredicto, mas inapelable que los del Tribunal de la Haya?. Culpables de toda culpabilidad.

En Avión a Amsterdam

Lo confieso: durante unos cuantos años yo tuve una tarjeta de crédito de empresa. No solo eso, sino que una vez tiré de tarjeta  para alquilar un jet que me llevara de Madrid a Amsterdam  donde el director de Marca, Luis mi amigo del alma, había sufrido un infarto de padre y muy señor mío.

Acompañé a la mujer y a uno o dos hijos del infartado. En Amsterdam mi tarjeta –sin límite de gasto—también pagó un par de noches de hotel y supongo que algún gasto más. Solo recuerdo que cuando estábamos en Barajas esperando los preparativos del avión, me llamaron de American Express: “Acabamos de recibir un cargo de un millón de pesetas por el flete de un avión ¿Es correcto?”. Dije que sí y no hubo más problema.

Facilitar contabilidad y facilitar imprevistos

Me explico: la mía, a la sazón presidente de la compañía, no era una tarjeta de empresa cuyo fin era facilitar la contabilidad de la sociedad, mediante el control mensual de los gastos del personal de la compañía en actividades comerciales –comidas, viajes, atenciones con los clientes, etc.—era una tarjeta Gold destinada a  proveer al presidente y a los tres o cuatro más altos directivos de medios de pago para actividades de representación o gastos imprevistos… Ni en mis mejores tiempos económicos llevaba un millón de pelas en el bolsillo por si las flies… Ni, a pesar de tener unos resultados envidiables, el departamento de caja de la empresa estaba abierto 24 horas al día, siete días en semana.

Después de leer prensa escrita y en la red, mi conclusión es que en los medios se llaman tarjetas opacas o black a aquellas cuyos estados no se pasan directamente al departamento de contabilidad, sino a los centros de gastos adscritos a la alta dirección de una empresa. Pero claro,  calificar de black u opaca a una tarjeta, le da el morbo que perdió el título de tarjeta oro.

Un millón por una noche

Me alegro que en aquello años no hubiera una prensa tan agresiva, o que los medios no fueran tan fáciles de manipular como ahora, porque podrían haber titulado: El Presidente de Recoletos gasta un millón de pelas para pasar una noche en Amsterdam con su amigo.   El titular, con ser exacto --el dinero, el viaje y el fin del mismo--, pero no era cierto.

También debe ser exacto que 82 consejeros, consejeros ejecutivos, altos directivos, directivos no tan altos, etc.  gastaron 15 millones de euros en tarjetas black durante ocho o diez años… ¿Pero será verdad?. ¡Que más da!. Dentro de unos meses cuando los tales directivos hayan tenido oportunidad de explicarse, seguro que ya no tienen tarjetas de crédito opacas y a nadie le importará un pito.

Mostrar comentarios