Desarrollo, inclusión y lucha, claves para prevenir conflictos, según la ONU

  • El desarrollo, la inclusión y la lucha contra las desigualdades son claves para prevenir conflictos y lograr una paz duradera en zonas azotadas por la guerra, según las conclusiones de un debate especial celebrado hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Mario Villar

Naciones Unidas, 19 ene.- El desarrollo, la inclusión y la lucha contra las desigualdades son claves para prevenir conflictos y lograr una paz duradera en zonas azotadas por la guerra, según las conclusiones de un debate especial celebrado hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La sesión -encabezada por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet- sirvió para escenificar el amplio consenso que existe en la comunidad internacional sobre la necesidad de un "enfoque amplio e integrado" en la búsqueda de la paz y la estabilidad.

Los miembros del Consejo aprobaron un documento en el que dejan claro que "la seguridad y el desarrollo están estrechamente interrelacionados y se refuerzan mutuamente y son fundamentales para lograr una paz sostenible".

El enfoque que propone el máximo órgano de decisión de la ONU para abordar este tema debe tener en cuenta, entre otros elementos, "la coherencia de las actividades políticas y de seguridad, desarrollo, derechos humanos y fomento del estado de derecho".

La mayoría de los países que participó en el debate se mostraron de acuerdo en que los altos niveles de desigualdad vistos en las últimas décadas son dañinos y deben combatirse si se quieren evitar conflictos.

"Pese a este consenso, la exclusión y la desigualdad persisten. En muchos países los pobres, los migrantes, las personas con discapacidades, los grupos indígenas y la gente mayor tienen poco o ningún acceso a servicios básicos y no pueden participar en el diálogo político", lamentó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El diplomático coreano aseguró que la exclusión social, además de ser una injusticia, crea condiciones que pueden alimentar el extremismo.

"Lamentablemente, en muchos países del mundo la distancia entre la realidad y el ideal de inclusión y justicia es enorme, y parece no reducirse en el tiempo", afirmó por su parte Bachelet.

La mandataria chilena dijo que la época de enfrentamientos entre Estados ha dado paso a conflictos distintos vinculados con el terrorismo, el crimen organizado o el tráfico de armas, entre otros problemas.

Por eso, propuso buscar un "enfoque multidimensional que permita dar cuenta de las causas que subyacen" y que han generado estos conflictos, como las tensiones socio-económicas, la estructura social, la ideología o las relaciones tribales.

En total, casi 80 delegaciones se inscribieron para participar en el debate, tanto miembros del Consejo de Seguridad como naciones invitadas a la sesión.

Los países latinoamericanos, en su mayoría, defendieron que la inclusión en todos los ámbitos -social, religioso y económico, entre otros- es clave para preservar la paz y evitar conflictos.

"Cada vez que excluimos o que no nos ocupamos de la discriminación de una persona o un grupo o una clase social empobrecemos nuestra convivencia y deterioramos nuestras sociedades. Pero fundamentalmente somos injustos", dijo el canciller uruguayo, Luis Almagro, en su intervención.

Su homólogo argentino, Héctor Timerman, puso como ejemplo a América Latina y aseguró que la paz que vive el continente hoy en día "no podría entenderse si no fuese por la consolidación de sistemas democráticos, respetando la pluralidad de proyectos y las diversas identidades de cada uno de nuestros pueblos".

Mientras, en nombre de España, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, destacó la "inclusión en todas sus dimensiones" como un factor fundamental para "la estabilidad interior de un país, para la paz internacional y (...) para prevenir conflictos en el futuro".

El debate contó además con la intervención de la liberiana Leymah Gbowee, premio Nobel de la Paz y presidenta de una fundación para la paz que lleva su nombre, quien relató las experiencias de su país tras la guerra civil que vivió entre 1989 y 2003 y que dejó 250.000 muertos.

Tras participar en la sesión, Bachelet aprovechó su presencia en la sede de la ONU para reunir a Ban y a un buen número de países en un almuerzo de trabajo en el que se discutió la situación en la región de los Grandes Lagos, Burundi, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Haití.

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