Detenidos tres presuntos implicados en el robo del Códice Calixtino

  • Un electricista ha sido detenido como presunto responsable de la desaparición del Códice Calixtino, y también su mujer e hijo, que podrían ser considerados cómplices, han informado a Efe fuentes próximas a la investigación.

Santiago de Compostela, 3 jul.- Un electricista ha sido detenido como presunto responsable de la desaparición del Códice Calixtino, y también su mujer e hijo, que podrían ser considerados cómplices, han informado a Efe fuentes próximas a la investigación.

Las mismas fuentes indicaron que el arrestado, exempleado del templo compostelano despedido cuando el poder eclesiástico se vio forzado a regularizar la situación laboral de sus trabajadores, es considerado desde hace meses autor material del robo de esta guía de peregrinos de incalculable valor.

Esta semana, la Policía, que le sigue los pasos desde hace tiempo, ha realizado registros en algunas de las propiedades de esta familia situadas en las provincias de A Coruña y Pontevedra.

En ellas, según han informado a Efe, los agentes han encontrado monedas y vestigios procedentes de la Catedral, así como una "elevadísima suma de dinero".

También han comentado estas fuentes a Efe que el detenido "no se muestra muy dispuesto a colaborar" y que todavía no ha sido recuperada esta joya histórica, artística y religiosa del siglo XII, a la que este electricista incluso habría llegado a poner precio, aproximadamente 40.000 euros, cantidad que, según él, el templo gallego le adeudaba por sus trabajos.

Las pesquisas se centraron desde el principio en el estrecho círculo de aquellos que tenían acceso a esta pieza. El director del Museo de la Catedral de Santiago, Ramón Yzquierdo, siempre defendió como "posibilidad más factible" que el Códice haya desaparecido por la acción de alguna persona del entorno próximo a la propia basílica.

Esta misma mañana, este historiador decía a Efe que "parece ser que es la versión que ahora toma más cuerpo", justo cuando el próximo jueves día 5 se cumple un año de la desaparición de este manuscrito que durante ocho siglos custodió la Catedral de Santiago.

Una docena de agentes se han dedicado en exclusiva a este caso, que acumula larguísimos interrogatorios (a más de setenta personas), y cientos de horas de grabaciones y registros. La Brigada Central de Patrimonio ha desarrollado su trabajo dentro del más absoluto hermetismo, merced al secreto de sumario.

El deán de la Catedral, José María Díaz, declaró ayer a Efe, antes de conocerse la detención, que "por órdenes superiores" no podía pronunciarse sobre este asunto, y que tampoco era "lo más conveniente" para su salud.

Díaz era el responsable del Archivo Catedralicio en el momento de la desaparición del Códice. Las escasas medidas de seguridad del habitáculo donde se guardaba esta pieza y la polémica generada con las llaves -varios medios publicaron que estaban puestas en la cerradura- provocaron su dimisión, aceptada por el arzobispo Julián Barrio.

La Fiscalía de Galicia llegó a recomendar a la Iglesia la elaboración de un inventario de todo su patrimonio y la custodia en cajas fuertes de las reliquias de mayor interés.

El Códice estaba en una sala acorazada, pero dentro de un recinto con relajadas medidas de seguridad.

El juez instructor de este caso, el magistrado gallego José Antonio Vázquez Taín, se ha mostrado estos casi 365 días partidario de "tejer las cosas" despacio, "siendo muy meticuloso". Solamente cuando se ha comprobado que el sospechoso no cooperaría, se ha procedido a la detención.

A lo largo de este año, las conjeturas sobre este suceso han sido muchas, las principales un robo por encargo a petición de un coleccionista privado y una venganza personal entre miembros de la Iglesia.

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