Deuda de los hogares centra campaña electoral con rechazo a UE de trasfondo

  • La elevada deuda de los hogares islandeses, un problema no resuelto cinco años después del colapso económico que sufrió el país, ha sido el tema central de la campaña para las elecciones de este sábado, caracterizada por el rechazo mayoritario de los partidos y la población al ingreso en la UE.

Anxo Lamela

Copenhague, 23 abr.- La elevada deuda de los hogares islandeses, un problema no resuelto cinco años después del colapso económico que sufrió el país, ha sido el tema central de la campaña para las elecciones de este sábado, caracterizada por el rechazo mayoritario de los partidos y la población al ingreso en la UE.

Las medidas del Gobierno contra el endeudamiento hipotecario apenas han reducido entre el 3 % y el 4 % de la deuda, considerada por dos tercios del electorado como la cuestión principal a discutir, de acuerdo con un sondeo de la cadena pública "RUV".

El 10 % de las familias islandesas iba atrasada el año pasado en el pago del alquiler o la hipoteca, mientras que el 48 % tenía problemas para llegar a fin de mes y el 36 % no podría asumir gastos inesperados, según la Oficina Nacional de Estadística.

El opositor Partido Progresista ha sido el que mejor ha sabido captar el interés del electorado y ha centrado buena parte de la discusión en torno a una propuesta para condonar el 20 % de las hipotecas contraídas antes de la crisis de 2008 y vinculadas a la inflación, que se disparó tras el colapso económico.

Esa medida supondría un gasto de unos 1.200 millones de euros, que financiarían los acreedores extranjeros que ahora controlan los principales bancos islandeses y a los que se les ofrecería vender a bajo precio sus participaciones, de las que no se pueden deshacer por los controles de capital fijados por el Gobierno.

La propuesta de los centristas ha sido criticada por otros partidos y por economistas, tildándola de poco realista y de populista, pero ello no parece haber disuadido a los electores, que según los sondeos podrían llevar por primera vez en su historia al triunfo en los comicios al Partido Progresista.

La campaña ha girado también en torno a temas como el empleo y la sanidad, mientras ha quedado relegado a un segundo plano la cuestión del ingreso en la UE de Islandia, que forma parte del Espacio Único Europeo (EEE) desde 1993 y está incluida en el convenio de Schengen.

El estallido de la crisis, que hundió la corona islandesa, hizo aumentar el ambiente favorable a la UE en un país tradicionalmente opuesto a Bruselas, receloso de su independencia y de su principal recurso, la pesca.

En ese clima, el Gobierno de izquierda nacido tras los comicios de 2009 aprobó en julio de ese año pedir el ingreso en la Unión y abrir las negociaciones, aunque ya entonces los socialdemócratas tuvieron que recurrir a cuatro diputados opositores ante las reticencias de sus socios "rojiverdes", contrarios a la UE.

La primera ministra, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, hablaba entonces de cerrar las negociaciones en año y medio y hacer un ingreso exprés antes que Croacia.

El conflicto con varios países de la UE por las indemnizaciones a los ahorradores extranjeros por la quiebra del banco islandés Icesave, las disputas con Bruselas por las cuotas de caballa, la crisis del euro y las propias peleas internas sobre el tema en la coalición de Gobierno han hecho renacer el euroescepticismo.

El Gobierno suspendió temporalmente hace tres meses las negociaciones -que ni siquiera han tocado aún temas claves como la pesca o la agricultura- por la cercanía de los comicios, aunque en realidad la medida obedeció a presiones de los "rojiverdes".

Los sondeos, que nunca han sido favorables a Bruselas, recogen cifras negativas récord, con dos tercios contrarios al ingreso en la UE, aunque una ligera mayoría apoya concluir las negociaciones.

Y esa tendencia se refleja en la política islandesa, con la Alianza Socialdemócrata como único partido que defiende abiertamente el ingreso, mientras que el centrista "Futuro Brillante" ofrece un tibio apoyo, y solo estas dos formaciones y el "rojiverde" Movimiento de Izquierda Verde quieren reanudar las conversaciones.

El Partido Progresista ha pasado de apoyar el ingreso a pedir que se retire la solicitud y se paren las negociaciones, misma postura que el conservador Partido de la Independencia, tradicional opositor a Bruselas y que reclama que la UE cierre su embajada en Reikiavik.

El cómodo triunfo del centroderecha que pronostican los sondeos desde hace meses concede opciones muy remotas a la posibilidad de que Islandia pueda entrar en la UE en un futuro cercano.

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