Avanza la inserción laboral de los 'Down' en España, pero cada vez nacen menos

  • “¿Y qué va a ser de mi hijo cuando yo no esté?”. Es una de las preguntas más típicas que se formulan los padres de niños con síndrome de Down.

    Hoy en día la inserción de personas con síndrome de Down es un hecho, pero el desconocimiento ralentiza su generalización en la sociedad.

Tener síndrome de Down no tiene por qué impedir el buen desempeño de multitud de actividades profesionales.
Tener síndrome de Down no tiene por qué impedir el buen desempeño de multitud de actividades profesionales.
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“¿Y qué va a ser de mi hijo cuando yo no esté?”. Es una de las preguntas más típicas que se formulan los padres de niños con síndrome de Down o las mujeres embarazadas a quienes les informan de que su bebé nacerá con esta particularidad. Y hoy, 21 de marzo, Día Mundial del Síndrome de Down, millones de personas se plantean el mismo interrogante. 

La respuesta está en la misma sociedad, aunque desafortunadamente se conozca o se vea menos de lo que debería.

Hoy en día hay personas con síndrome de Down que trabajan como auxiliares administrativos, camareros, ordenanzas en las empresas, jardineros, reponedores de supermercados, dependientes…algunos intervienen en procesos creativos y no faltan, aunque son la excepción, modelos, músicos, un licenciado universitario y incluso una concejal.

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Recientemente ha recibido un apoyo entusiasta de miles de personas a lo largo de todo el mundo la inclusión de una chica con síndrome de Down como presentadora del tiempo en una televisión francesa.

Aunque la inserción laboral de las personas con síndrome de Down avanza lentamente en España, cada vez nacen menos de estos niños en España, a consecuencia del diagnóstico prenatal y los abortos. Un ejemplo citado por la Fundación Down 21 muestra que según datos de EUROCAT en 2012, de 90 embarazos con síndrome de Down en la Comunidad Valenciana (incidencia 19 por 10.000), 66 fetos fueron abortados y 24 nacieron vivos, lo que da una incidencia de 5 por 10.000.

He aquí el número de nacimientos de bebés con síndrome de Down en España entre 2012 y 2015:

2012: 306

2013: 304

2014: 286

2015: 269

El análisis demográfico indica que las personas con síndrome de Down viven cada vez más, aunque nazcan cada vez menos. Esto significa que los grupos más jóvenes, que tienen más posibilidades de insertarse satisfactoriamente en un entorno laboral, se reducen cada vez más.Vivir de manera plena y feliz

Desde hace años la pregunta que inicia este artículo conduce a multitud de respuestas tan variadas como las circunstancias de cada persona, pero que se pueden resumir en una: “Tu hijo Down puede tener su vida independiente y vivirla de manera plena y feliz”.

La integración laboral de las personas con síndrome de Down es todavía incipiente en nuestra sociedad, pero existe. La Federación Down España, que agrupa a casi un centenar de asociaciones en todo el país, resalta que las empresas cumplen “un papel fundamental en la inclusión de personas con síndrome de Down”.

Y es que hay un efecto añadido: un empleado Down suele generar un impacto positivo en su ambiente de trabajo, promueve el trabajo en equipo, compromete a la organización con los valores sociales y mejora la reputación corporativa, entre otros.

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De momento son las las grandes compañías quienes más se han interesado por la inserción laboral de los ‘Down’ españoles. Distintas leyes estatales y autonómicas favorecen la contratación y el desarrollo laboral de personas con todo tipo de discapacidades físicas y psíquicas. La convivencia enriquecedora con jóvenes y no tan jóvenes ‘Down’ ayuda a derribar recelos, miedos e incluso mitos que han permanecido en la mentalidad colectiva desde tiempos inmemoriales.Desconocimiento de las leyes

La ley obliga a que las empresas de más de 50 trabajadores reserven un 2% de sus puestos a personas con discapacidad. Pero esta inclusión, que empieza a concretarse en las grandes empresas, resulta menos frecuente en las organizaciones pequeñas, las cuales conforman la gran mayoría del tejido económico de este país. Las asociaciones Down saben que esto se produce fundamentalmente por desconocimiento de las leyes y de la experiencia positiva que la integración de una persona con síndrome de Down suele traer a las organizaciones.

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Irene Molina, coordinadora de la Red Nacional de Empleo con apoyo de Down España, se encarga de facilitar la relación entre las empresas y las personas con síndrome de Down con perfiles laborales óptimos para realizar las más diversas ocupaciones. Y tiene muy claro que los grandes beneficios que reporta un trabajo no se ciñen exclusivamente a la obtención de un salario que garantice la independencia económica, sino que “afecta tanto al modo de percibir la persona a los demás y a sí misma, como al modo de ser percibido y valorado por la sociedad y al grado de libertad de que la persona dispone”.

Pero no basta la mera voluntad o la existencia de mecanismos facilitadores de la inserción laboral. Se necesita también que se satisfaga un efectivo “intercambio de intereses y beneficios”. Integrar no es incrustar. Molina lo explica claramente: “A mí, como persona, no me gustaría acceder a un entorno laboral en donde no se me recibiera con la predisposición adecuada, con el conocimiento de mis potencialidades, con las expectativas de mis aportaciones”. De ahí que resulte esencial trabajar, “más que por acciones coercitivas, por labores de sensibilización y apoyo dirigidas a esas empresas que nos prestan sus posibilidades de integración laboral”.

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