Difíciles negociaciones en Múnich para intentar rescatar el proceso de paz en Siria

  • Los principales actores involucrados en la crisis en Siria iniciaron este jueves un complicado diálogo en Múnich para intentar resucitar el proceso de paz, mientras que Rusia advirtió que cualquier incursión terrestre podría provocar "una nueva guerra mundial".

Rusia llegó este jueves a la reunión con una propuesta "concreta" de alto el fuego en Siria y dijo que esperaba la respuesta de Estados Unidos antes de presentarla en una reunión crucial con el Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG), que reúne a los principales actores de la crisis -entre ellos Irán, Arabia Saudita y Turquía.

"Hemos hecho propuestas de un alto el fuego que son totalmente concretas", declaró el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, al inicio de un encuentro con su homólogo estadounidense, John Kerry, en la capital bávara.

John Kerry se limitó a decir que su país quiere "avanzar sobre las cuestiones del acceso humanitario y del alto el fuego".

Por otra parte, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, advirtió en una entrevista al diario económico alemán Handelsblatt que será publicada el viernes que todo intento de intervención terrestre extranjera en Siria conllevaría una "guerra mundial".

"Las ofensivas terrestres conducen generalmente a una guerra que acaba siendo permanente", advirtió el primer ministro, para quien "todas las partes deben ser obligadas a sentarse a la mesa de negociaciones en lugar de desencadenar una nueva guerra mundial".

Las negociaciones para poner fin a este conflicto que ha dejado 260.000 muertos desde 2011 se rompieron a principios de este mes en Ginebra, en medio de acusaciones de países occidentales y de la oposición de que Rusia bombardea a grupos opositores y civiles en Alepo.

Desde el 1 de febrero el régimen de Bashar Al Asad, apoyado por Rusia, ha lanzado una violenta ofensiva contra los rebeldes de Alepo (norte). Según la ONU, más de 51.000 civiles se desplazaron en esta provincia tras estos ataques.

Esta ofensiva, que ha causado 500 muertos, terminó por hacer abortar las conversaciones de Ginebra, cuya reanudación, prevista el 25 de febrero, es muy incierta, ya que la oposición siria considera que el cese el fuego es una condición mínima para el diálogo.

Muchos acusan a Moscú de haber ayudado al gobierno sirio a tener una mejor posición militar de cara a las negociaciones y critican que los bombardeos rusos contra los rebeldes moderados lastran las posibilidades de un proceso de paz.

"Es el apoyo ruso al régimen de Asad en estos últimos meses, y más recientemente durante el asedio de Alepo, lo que exacerbó, intensificó el conflicto", dijo el portavoz del departamento de Estado, Mark Toner.

Al mismo tiempo, en Bruselas, el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, anunció el jueves que la OTAN "explora la posibilidad" de unirse a la coalición contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, liderada por Estados Unidos.

"La OTAN como nuevo miembro podría aportar capacidades únicas, incluidas la experiencia para formar y entrenar tropas terrestres y apoyando en la estabilización", añadió Carter, al término de una reunión ministerial de la coalición.

Estados Unidos urgió a los rusos a detener sus bombardeos que "matan a mujeres y niños en gran número", obligando a su vez a miles de civiles a marcharse de Alepo.

Rusia había reafirmado su intención de continuar con sus "legítimos" ataques contra "terroristas", pero anticipó que iba a proponer "nuevas ideas" en Múnich para avanzar hacia un alto el fuego.

Las negociaciones en Alemania abordarán especialmente un acceso humanitario a las ciudades asediadas por las fuerzas progubernamentales, especialmente Alepo, donde los rebeldes se encuentran atrapados en los barrios del este con 350.000 civiles.

Según Joseph Bahout, de la Fundación Carnegie en Washington, los participantes en la reunión "acordarán un alto el fuego que no se aplicará, ya que los rusos continuarán bombardeando a los 'terroristas'".

Los occidentales se encuentran casi impotentes a menos de que se arriesguen a oponerse frontalmente a los rusos, que marcan el tiempo en el terreno militar y diplomático.

"El objetivo del presidente [ruso, Vladimir] Putin es desestabilizar y debilitar a Occidente", estima Koert Debeuf, investigador en la universidad de Oxford, citado por el centro de estudios Carnegie Europa.

Por otro lado, las tensiones son patentes entre Estados Unidos y algunos de sus aliados, que ven a Washington dispuesto a realizar demasiadas concesiones meses antes del final del mandato de Barack Obama.

Turquía, preocupada por su parte por el avance de los kurdos en el norte de Siria, se enfrenta además a la oleada de refugiados, a los que impide entrar en su territorio a pesar de la insistencia de los países occidentales.

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