Dimitri Medvédev, siempre a la sombra de Putin

  • El presidente ruso Dimitri Medvédev (14.09.1965; Leningrado, hoy San Petersburgo) lleva dos años al frente de su país, pero la influencia de su predecesor Vladímir Putin sigue acechando en cada movimiento. Medvédev no mueve ficha si Putin no está de acuerdo.

El presidente ruso Dimitri Medvédev no existe sin Putin
El presidente ruso Dimitri Medvédev no existe sin Putin
Getty

Dimitri Medvédev es un jurista formado en la Universidad de Leningrado (actualmente San Petersburgo) durante la época de la Unión Soviética. Poco se sabe de su vida personal, más allá de que está casado con una mujer llamada Svetlana con quien tuvo un hijo en 1996 al que llamaron Iliá.

"[En Rusia] no tenemos información sobre su vida personal. Tienen más fuera, porque los líderes [políticos] aquí son demasiado cerrados", indica la analista política rusa Lilia Shevtsova del Carnegie Moscow Center (institución de investigación independiente con socios estadounidenses).

Pero hay una cosa que Shevtsova tiene muy claro: "No tiene cualidades para el liderazgo. El mayor éxito de Medvédev ha sido conservar la silla del primer ministro [Vladímir Putin], siempre leal a él".

No es la única que piensa así. La prestigiosa revista Newsweek dedica su portada del 21 de junio a un "nuevo Putin", al que atribuyen todos los cambios destacables en la política rusa en el último año, como el acuerdo cerrado con la Unión Europea que cubre desde aspectos comerciales hasta la libertad para viajar sin visado y el acercamiento a Estados Unidos.

Carrera política a la sombra de Putin

Después de trabajar como profesor en la misma universidad donde realizó la licenciatura y un postgrado en Derecho, ejerció como asesor legal de una empresa maderera.

En la década de los años 90, justo tras la caída del telón de acero, este tecnócrata dio el salto a la Administración pública en su ciudad natal de la mano de Vladímir Putin: entre 1991y 1996, Medvédev fue uno de los consejeros de Putin como experto legal cuando el segundo era alcalde de San Petersburgo.

Cuando Putin llegó al Kremlin con el respaldo del anterior presidente Boris Yeltsin, se llevó a su asesor. El actual presidente de la Federación Rusa diseñó la campaña electoral de su mentor en el año 2000, fue nombrado vice primer ministro en 2003 y presidió la empresa estatal del gas Gazprom, que abastece a media Europa.

Tras las dos legislaturas que podía ostentar Putin en el poder, pasó el relevo a Medvédev. Todos los partidos oficialistas siguieron el consejo del entonces presidente y apoyaron la candidatura de Medvédev para sustituirle.

Ganó las elecciones de marzo de 2008 con más de un 70 por ciento de los votos en unos comicios que los observadores internacionales calificaron de injusto, por la falta de oportunidades reales para la oposición. Poco después Vladímir Putin pasó a ser primer ministro, un papel teóricamente más representativo en Rusia, con el apoyo –a su vez- de Medvédev.

Nueva política

Medvédev está impulsando un nuevo acercamiento a su enemigo histórico, los Estados Unidos, primero con George W. Bush, y especialmente desde que Barack Obama accediera al poder. El más claro ejemplo es el nuevo tratado de desarme nuclear START que ambos firmaron el pasado abril para reducir en un 30 por ciento sus cabezas nucleares.

Hoy ambos líderes se reúnen de nuevo en la Casa Blanca en una semana en la que Medvédev está recorriendo la geografía estadounidense para reunirse con diversos empresarios.

El presidente ruso ha hecho de la modernización del país su emblema político. En el Foro Económico de San Petersburgo conocido como "el Davos ruso" celebrado a mediados de este mes declaró que "en los próximos decenios Rusia debe convertirse en un país donde el bienestar y la elevada calidad de vida de los ciudadanos serán garantizados no tanto gracias a las materias primas, sino a los recursos innovadores". Para ello, aseguró que era necesario "crear condiciones confortable para los inversores".

Pero la analista del Carnegie Moscow Center, Lilia Shevtsova, se queja de que esté tratando de levantar su propia versión del Silicon Valley –meca tecnológica de Estados Unidos- en las inmediaciones de la capital con su propio sistema de impuestos sin preocuparse por una modernización real de todo el país.

Según Shetsova, lo primero por lo que Medvédev se debería preocupar para modernizar realmente el país es "introducir el imperio de la ley, transparencia y competitividad, pero no sólo en Moscú".

Cualquier signo de "normalización" en las relaciones con Estados Unidos es positivo, concede esta experta en política rusa, pero recuerda que ambos países son dos sistemas distintos con culturas diferentes y opina que Rusia debe encontrar su propio camino sin imitar a otros.

Mostrar comentarios