El plan de Escolano para dividir la CNMC tropieza con la política y los tribunales

  • El informe del Consejo de Estado, las alegaciones, las consultas ministeriales y la negociación parlamentaria dificultan aprobarlo esta legislatura
Román Escolano (dcha) ha retomado el plan de Guindos para dividir la CNMC.
Román Escolano (dcha) ha retomado el plan de Guindos para dividir la CNMC.
EFE

El nuevo ministro de Economía Román Escolano tiene un plan para la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC): dividirla. Por un lado competencia y por otro la supervisión y regulación de los mercados. No es un plan original porque está acordado con Ciudadanos en el pacto de legislatura y porque lo esbozó el antecesor de Escolano, Luis de Guindos, en Bruselas y en el Parlamento, hace más de un año. El plan de Escolano se enfrenta a un problema: tramitar y negociar la partición llevará meses de informes, consultas y alegaciones, lo que dificultará que la división y sus efectos sean una realidad en esta legislatura. Todo, mientras está pendiente la demanda de la CNMC ante el Supremo por la invasión de sus competencias por Energía.

La división de la CNMC requerirá el informe preceptivo del Consejo de Estado -durará meses si no se acude a la vía de urgencia-; la apertura de un proceso de alegaciones al proyecto del Gobierno que incluirá a la propia CNMC, y contactos entre los departamentos implicados, de Economía a Energía pasando por Presidencia, explican fuentes al tanto del proceso. Es un camino largo y complejo en el que Nadal, según las fuentes consultadas, ha dejado la iniciativa a Escolano.

Resueltos los pasos obligados, el proyecto llegaría al Parlamento para su tramitación en el Parlamento a las puertas del otoño. En la perspectiva más optimista, el plan no estaría pulido hasta la primavera de 2019, año preelectoral, con lo que ello supone a la hora de acordar nuevas normas en áreas donde está en juego influencia política y, a la postre, poder. Pese a los obstáculos, fuentes socialistas -el PSOE siempre ha defendido la división de la CNMC-, consideran perfectamente posible que se produzca la separación y que sea efectiva ya en esta legislatura.

PSOE y Ciudadanos, partidarios de la división de la CNMC, quieren que una comisión independiente examine y apruebe los nombramientos en la CNMC, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y la CNMV, entre otros organismos, incluidos el Banco de España, el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y el Consejo Económico y Social (CES). Para ello, Ciudadanos ha impulsado una proposición de ley que está en marcha  en el Congreso.

Además del juego político, que aumentará de temperatura a medida que mengüe la legislatura, están los tribunales. En diciembre pasado, el organismo que preside José María Marín Quemada presentó un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Supremo contra el Real-Decreto de reordenación del Ministerio de Energía, que había sido aprobado dos meses antes y que se atribuyó las competencias para fijar la parte regulada -peajes- de las tarifas eléctricas.

Las críticas de Bruselas

Con el recurso, la CNMC se sumó a la postura de la Comisión Europea (CE), para la que las competencias en cuestión de tarifas corresponden a los organismos independientes. De hecho, Bruselas abrió un procedimiento de infracción contra España en septiembre de 2017 por haber transpuesto incorrectamente la directiva sobre los mercados energéticos que otorga determinadas funciones a la CNMC.

Como su antecesor Guindos, Escolano quiere reforzar el papel de la CNMV -integraría en su estructura el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC)- y crear una autoridad independiente de seguros y planes de pensiones y otra de protección al ahorrador. 

Con los planes de división de la CNMC, el Ejecutivo del PP da marcha atrás a la polémica decisión que aprobó en 2013 para integrar en un único organismo todos los órganos reguladores (energía, telecomunicaciones, aeropuertos, servicios postales y ferroviarios). Las razones que esgrimió fueron el ahorro -hasta 85 millones- y la eficacia.

Durante cuatro años, la CNMC, tal y como había advertido la antigua Competencia, ha sido un campo de batalla entre salas -regulación y competencia-, entre directivos y entre los cargos más elevados. Ha sido, en suma, una continua guerra de guerrillas que no ha dejado en buen lugar la imagen del organismo a pesar de algunas decisiones espectaculares.

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